Cogí de la nevera un poco de comida y volví al salón. Del armarito saqué un poco de vodka Tarisskoff (hecho en Toledo, cuna del comunismo) Esta vez me alejé de las piernas de Karl y me senté en uno de los tronos que tenía, cubiertos de oro y de piedras preciosas y pagados por el pueblo, pero del pueblo.
—Toma, sírvete aquí el vodka. —me dijo mientras me lanzaba un cráneo.
Lo miré con atención, era minúsculo. Supuse que era el cráneo de algún homínido con la capacidad cerebral de un simio hasta que descubrí en la zona de la mandíbula una inscripción que decía Donald Trump. Tampoco me sorprendió.
Me llené el cráneo hasta arriba y comencé a escuchar la historia de Karl.
—Verás, Carmen. Tengo un secreto, un secreto que he guardado desde hace 187 años, 4 meses, 2 dias, 5 horas, 28 minutos y 56 segundos, ahora 57. Verás, no soy lo que piensas.
Le miré extrañada, qué quería decir con eso. Cómo llevaba guardando ese secreto años si tenía el cuerpo de un chaval de veinte años valenciano que va al gimnasio cada diez minutos y dice tete, nano y todo ese tipo de vocablos. Lo único que le hacía parecer más mayor era esa barba y esa sabiduría que le caracterizaba
—¿Qué me quieres decir con esto Karl?—pregunté esperando la respuesta como quien espera que el régimen comunista se implante de nuevo en el mundo y acabe con todo esta dictadura capitalista.
Se levantó de su silla y se acercó a mí. A cada paso que daba mi corazón latía más y más fuerte, noté sus manos en mis pechos mientras me susurraba al oído:
—Anastasia, yo no hago el amor. —pausa sensual— Yo follo.
—¿Qué mierdas me estás diciendo? Te crees ahora el Christian Grey este o que. Porque es un machista de mierda, como se te ocurra decirme ahora que me quieres dominar tendremos una pelea FISICA.
—no jajaja era coñita.
Me relajé. Pero volvió a acercarse, esta vez me apartó el pelo del cuello y puso su nariz en él.
—Qué sabrosa tienes que estar, joder!
Le empujé y le aparte de mi mientras le gritaba que qué hacía. De repente Karl estaba detrás mío. Es como si se hubiese teletransportado, o si corriese a toda velocidad como Flash (POR CIERTO VAYA PUTA MIERDA LA SERIE QUE HICIERON)
—No Karmensita, no soy lo que crees. Pero nuestra relación está yendo a más y creo que es hora de que sepas algo.
De repente estaba a mi derecha. Sentí como mi piel se erizaba y los pelos de mis brazos se ponían más de punta que la hoz de mi bandera.
—Júrame que me seguirás queriendo después de esto.
Esta vez estaba a unos cinco metros de mí, enfrente. No sabía como había llegado hasta allí y ya tenía el coño hinchadísimo.
—Quieres sentarte en la puta silla para poder hablar como personas normales, no me jodas. Que pesadilla eres que si ahora estoy enfrente, que si detrás. De verdad, hijo mío, te mueves mas que el pesado de Iván el Terrible, todo el día metiendo lanzas por el culo a la gente.
—Ay lo siento. Pensaba que te haría gracia. —me miró y se sentó— TIDI IL DÍI MITINDI LINZIS PIR IL CILI DI LI GINTI. gilipollas.
Me estaba empezando a poner nerviosa así que me levanté y cogí un cubo de rubik con las principales banderas soviéticas e intenté resolverlo mientras Edward, digo Karl, hablaba.
—Bella, digo Carmen, sabes lo que soy. Pero no quieres aceptarlo. Bebo sangre.
—No puede ser—dije asustada dije digo donde dije digo digo diego
—Si. Y brillo cuando me da el sol. Por eso llevo este anillo.
Miré su mano y allí no habia nada, en la otra tampoco. Se quitó un zapato y en el dedo meñique del pie llevaba un pequeño anillo. Tenía una inscripción: Andy y Lucas el mejor dúo que existe.
— Ya sé lo que eres —contesté— Eres. Eres... UN PUTO ESPECISTA DE MIERDA. por qué mierdas bebes sangre? Y encima eres un poser de mierda que el otro día me echaste ahí una bronca por mi pintalabios que ni mi madre cuando asesiné a Amancio Ortega, porque ella era mazo fan del ZARA OK? LE ENCANTABAN LAS BLUSAS PRODUCIDAS POR CINCUENTA CÉNTIMOS POR NIÑOS Y NIÑAS COSTURERXS QUE TRABAJAN QUINCE HORAS AL DÍA Y POR LAS QUE EL PUTO SEÑOR ESTE DE MIERDA SE LLEVA MÍNIMO UNOS VEINTE EUROS DE BENEFICIO, ASÍ DE TAJADA. aunque yo me compré una chupa to wapa que ponía moderna hasta la muerta esa negra tan bonita que me puse para el cumple de Engels.
—CLARO QUE NO PEDAZO DE PARGUELA. ¿Acaso eso explica porque brillo cuando me da el sol?—me preguntó.
—Pues eso una solución muy clara. Aparte de sangre utilizas plasma como hidratante, so borrico. Y NO TE DIGO OTRA COSA PORQUE NO SOY CAPACITISTA, EH, MONGOLO. Y NO ME REFIERO A LAS PERSONAS CON UNA DISCAPACIDAD, sino a los nacidos en Mongolia, que me caen muy mal.
—Mira de verdad, cuando te vi en la calle pensaba que eras más avispada eh. Soy un puto vampiro, como los de Crepúsculo, pero sin ser así de intensito.
—Qué vas a ser tú un vampiro. Si el otro día te empecé a decir que estaba con la regla y casi vomitas al pensar en sangre. Te voy a acabar hundiendo el pecho.
Me tendió la mano y yo se la cogí. De repente estaba subida a un árbol en mitad de un bosque de Tennessee. Giré mi cabeza y tras de mí estaba Karl, con unos colmillos más largos que los de un chucho enfadado.
—Oh mierda, Karl. Ahora sí que me he enamorado de tí. Eres como Edward de Crepúsculo, obra maestra de la literatura postmoderna. Te quiero.
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Karl Marx y Tú
FanfictionUna historia llena de amor, pasión y comunismo. . . . . . . . . . . Diréis que es una tontería, pero estoy aprendiendo historia con esta cosa.