Capítulo 5

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Karl lo tenía todo. Era Marxista, besaba bien, sabía como hacer tortitas veganas y además era un vampiro. Pero no un vampiro como los retratados antiguamente, él no era pálido pues tenía piel tostada como un obrero, no tenía una complexión de niño de tres años, sino que estaba to mazao lokoh (es lo que tiene el levantar cada día a alrededor de unos cuatro capitalistas obesos para tirarlos por una ventana) y además el no bebía sangre animal, como los de Crepúsculo. Él solo bebía sangre del animal más despreciable e innecesario en todo el planeta, los fachitas peperos.

—¿No supone ningún tipo de problema para ti? —me preguntó Karl mirándome a los ojos— Si lo supone dímelo ahora, para soltarte en lo alto de esta secuoya milenaria minesotiana y te mando a tomar por culo, hay que quererme como soy, con mis cosillas. Y si en mitad de la noche te clavo el diente en ese precioso cuello que tienes, pues tu me clavas una estaca en el corazón. Aunque eso en mi caso no hace efecto, pues no me duele, me tendrías que dar con una colonia de Primark, con un cinturón del Bershka o algo así.

  —No pequeño Draculín mío. Solo tengo un problema y es que ahora mismo en Minnessotta hace cinco grados bajo cero y estoy en bragas, vamos de vuelta a casa porfa.

En un pispás estábamos de nuevo en casa y Karl me traía en una tacita un poco de chocolate caliente y un libro.

—Toma —me dijo tendiéndome el libro— Pa que comprendas un poco más a mi colectivo.

Leí rápidamente el título Historia de los heterosexuales oprimidos en el mundo. Le miré extrañada, no solo por el título, sino por el considerable grosor del mismo. Abrí la primea hoja y en ella encontré un prólogo, firmado por Álvaro Ojeda

Querido lector (como las mujeres, por general, no saben leer porque son todas unas incultas paletas asesinas de machos, solo me dirijo a ti, hombre oprimido) en este libro te enfrentarás a la realidad que durante años no te han querido contar. Desde tiempos inmemorables el hombre cis hetero (y sobre todo blanco) se ha visto sometido por la sociedad (POR EJEMPLO NO PODEMOS LLORAR EN PÚBLICO, Y ESAS DENUNCIAS FALSAS, Y LAS CUSTODIAS PARA LAS MADRES EH CARAJO) En este libro encontarás las más trágicas historias llenas de llanto, sufrimiento, dolor, injusticia. En este prólogo quiero dirigirme también al hombre más oprimido del mundo, Colón (o Copérnico porque yo tengo un lío ya) que descubrió América y también dijo que la Tierra era el centro del Universo o algo así me suena. Besos de vuestro youtuber favorito.

Ya estaba preparada para echar la pota encima de ese libro y después quemarlo para coger esas cenizas y esparcirlas por todo el FNAC de Callao que es donde debería haberse quedado. Cuando ya estaba inclinándome para iniciar mi labor Karl gritó:

  —¡¡¡¡¡¡¡¡NI SE TE OCURRA!!!!!! Quieres leer el libro.

Mi mirada volvió a él y asintió con una media sonrisa en los labios, abrí el libro por la siguiente página. Estaba blanco, totalmente, no había nada, solo el número de página en el pie de la misma. Pasé las siguientes cien páginas, todo era igual. Cogí el libro y pasé sus hojas a la velocidad a la que la URSS reconquistó el territorio nazi. A mitad de libro vi una imagen impresa. Abrí el libro y allí encontré esto.

Torné mi cabeza como mi ídola, La Niña del Exorcista, y vi a Karl muriéndose de la risa mientras me decía:

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Torné mi cabeza como mi ídola, La Niña del Exorcista, y vi a Karl muriéndose de la risa mientras me decía:

  —¡Madre mía! Soy taaaaaaaaan jocoso. Es que domino el humor twittero

—El otro día me reí mas con un tweet de Dalas.—solté tajantemente y sabía que le había herido, que mala que soy hahahahajajdjhsadasd.

Me miró resentido y me escupió una sarta de insultos hirientes entre los que incluyó capitalista, esperanza aguirre, pepera, liberal, y más cosas que me hirieron más que comprar en el Stradivarius. Sin embargo, le amaba y le perdoné todo al instante (que bonita la romantización y normalización de las relaciones tóxicas es que de verdad me meo no puedo más con mi alma esto es una cosa buenísima)

—Vale cariño, lo siento. —le dije mirándole a los ojos y cogiéndole de las manos rudas y fuertes de proletario que tenía— En verdad ha tenido gracia, solo que estoy algo triste y me ha sentado mal.

—No pasa nada, yo te perdono, como Jesús que en verdad era comunista porque decía que todos compartiesen con todos así que eso que se llevaban. Dime cariñito mío, ¿qué te pasa?

 —Pues verás. Karl me encuentro muy mal. Me siento sucia por dentro, porque te he estado mintiendo durante bastante tiempo. Pero prométeme que me perdonarás.

En su mirada se veía la desconfianza propia de un lider socialista (pero no utópico porque que asco, es que dan más asco a un que Ludwig Feuerbach con sus teorías ateístas de verdad)

  — Recuerdas ese pintalabios —tragué saliva— Ese rojo que te dije que era Do It Your(s)self. Pues no. Es de THE KYLIE JENNER SHOP. lo siento, no podía guardar esto más dentro de mi porque me estaba matando poco a poco.

Karl me miró y solamente dijo.

  —Solo siento decepción. Como Shólojov cuando Stalin no le hacía caso 


(miraos esto porque es una historia wapa wapa) 

Karl se dio la vuelta y salió por la puerta, no le volví a ver en tres meses.

Karl Marx y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora