Capitulo 5

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Harry supo que había dormido de más por la fuerza de los rayos de luz pasando a través de los bordes de las persianas que acariciaban su rostro como dedos cálidos.

¡Jesús! solo dos días viviendo con Louis y ya estaba -Nock-Aut-. Quedándose hasta tarde, bebiendo cerveza y fumando, durmiendo después de las cinco y treinta a.m.

Juzgando por la luz debían ser cerca de las ocho en punto.

Patético, Harry.

Rodó fuera de la cama con un gruñido, agradecido que al menos Louis no hubiera abierto el bourbon. Incluso los hábitos de afeitado de Louis, parecían ser contagiosos; la mano de Harry se froto contras sus ásperas mejillas. Estiró los brazos hacia el techo, produciendo una serie de crujidos satisfactorios en su espalda. Se colocó unos jeans, rebuscando en la maleta que no había desempacado completamente por su sudadera vieja, con el emblema Kansas State University en el frente con letras moradas.

La sala estaba vacía, la puerta del cuarto de Louis cerrada.

Algo no estaba bien; Harry lo sintió casi inmediatamente, los vellos en sus brazos se erizaron. Había un curioso vacío en el apartamento, demasiado incluso si Louis continuaba durmiendo. El baño estaba oscuro, la cocina silenciosa. Harry fue hasta la puerta de Louis y la golpeó con la palma de su mano. Sin repuesta.

—¿ Louis? —llamó Harry, la manija de metal fría contra su mano—. ¿ Louis?

Louis no estaba en su habitación, el único signo que mostraba que lo estuvo, eran las sábanas y cobijas tiradas como fuera, al pie de la cama. Harry regresó por segunda vez a la cocina, mirando hacia el balcón mientras pasaba. La puerta delantera estaba cerrada. Pero la cadena, la cual estaba puesta cuando se fueron a dormir, colgaba libre. Un pedazo de papel blanco, la parte de atrás del menú de pizza, estaba pegado a la puerta.

Harry, tuve que salir por un rato. Vuelvo pronto. Louis.

—¡Hijo de puta! —gritó Harry, corriendo hasta su habitación para colocarse apresuradamente sus tenis. Se metió el arma cargada en la cintura y agarró el celular del revoltijo en la parte superior de su vestidor, tirando unas monedas al suelo. No estaban sus llaves. El maldito se había escabullido mientras dormía y se llevó sus ¡putas llaves! Harry abrió la puerta del apartamento, cerrándolo con fuerza mientras salía. Bajó las escaleras de a dos escalones por vez y corrió a toda prisa hacia la acera vacía. Podía ver su Jeep aparcado donde lo había dejado, una manzana abajo del lado opuesto de la calle. Así que Louis se fue a pie.

¿Pero a dónde? Habían unas cuantas tiendas cerca, pero en una mañana de domingo todo estaría cerrado.

Solo escoge una dirección y empieza a caminar.

Harry giró hacia la izquierda, trotando por la calle, los ojos buscando un destello de cabello negro. ¿Qué diablos estaba pensando Louis? Fuera en la calle, delatando su posición, arriesgando su vida. ¡Maldito idiota! Dos manzanas más abajo y Harry solo se había encontrado con un perro solitario olfateando cerca de una planta llena de suciedad y una mujer con una bata cobijándose con el periódico matutino. Harry estaba a punto de darse por vencido y regresar en la dirección opuesta, cuando vio un auto estacionado cerca y alguien en la calle inclinado sobre la ventanilla del conductor. Louis.

Harry contuvo el impulso de correr por la calle gritando el nombre de Louis, agarrarlo por el cuello y arrastrar su arrepentido trasero de regreso al apartamento.

En vez de eso, se detuvo en la acera, escondido por un grupo de robles que adornaban la calle a intervalos regulares, sus ramas desnudas apuntando hacia el cielo. Harry se detuvo a unos autos de distancia de donde estaba Louis.

Shades of Gray - Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora