Capitulo 4

557 49 20
                                    

—Si te comes el gusano, bebes gratis.

—¿Qué?— Louis subió los ojos del maltratado mesón de madera del bar, una sonrisa tirando ya de sus labios.

La chica, que le había estado observando por el rabillo del ojo durante la última hora, saltó sobre el taburete junto al de él. Su largo pelo bailó frente a su rostro con una ráfaga de perfume a piña, su piel ligeramente bronceada adiante con crema bronceadora de coco. Ella olía a piña colada, pegajosa y dulce.

—Dije que si te comías el gusano, — ella señaló a la botella gigante de tequila posada detrás de la barra— obtienes el resto de tus bebidas por cargo de la casa.

Louis se rió. —No gracias, no soy tan pobre.

—Ah... pero apuesto a que eres así de loco, —dijo ella con un guiño. Sonrió en torno a su vaso de 'chupito'. —Ahí me atrapaste.

—Mi nombre es Amanda. —Le ofreció sus delgados dedos, fríos contra su palma. Su pulgar recorrió a lo largo de la línea de la vida cuando libero la mano de su apriete.

Louis.

—Así que ¿qué estás haciendo en México, Louis?

Estoy trabajando.

Las cejas de Amanda se dispararon hacia arriba, su rostro reflejando amigable escepticismo. —¿Trabajando?

—Sip.

¿Haciendo qué?

—Esto y aquello.

Entonces fue el turno de Amanda de sonreír, sus ojos brillando con indomables ideas. —Eres muy misterioso.

Ella no tenía idea. —¿Qué estás haciendo aquí? Preguntó Louis, dirigiendo la conversación hacia un territorio más neutral. ¿De vacaciones?

—Si, un viaje con amigos. —Ella señaló con la cabeza hacia el grupo de chicas reunidas al final del bar, todas las cuales lanzaban miradas a escondidas a Louis cuando ellas creían que él no estaba mirando, esperando por su oportunidad por si Amanda no conseguía nada.

—¿Hey, ustedes dos quieren algo? —preguntó el cantinero, usando un trapo sucio para secar el espacio entre los codos de Louis, siendo más exitoso en desparramar las manchas remanentes de las bebidas anteriores que en verdad limpiar nada.

—Si, un par de 'chupitos' de tequila, —dijo Amanda. ¿Juegas?

Louis no necesitaba a nadie que le dijera que era una mala idea. Lo último que necesitaba era una complicación. Pero había algo en Amanda que le gustaba, algo sin temor en sus ojos, una especie de alegría maníaca a la que ya se sentía atraído, curioso por ver si podría capturar algo de eso para sí mismo. Ella le recordaba a las chicas salvajes que había conocido en la secundaria quienes se movían demasiado rápido y se reían demasiado fuerte y no daban ni una mierda por lo que pensaran en el pueblo de ellas porque lo único por lo que se preocupaban era sobre cómo salir de ahí, irse lejos. Tal como Louis. Empezó a sentir los chispazos de atracción en la punta de los dedos y en su entrepierna; se pregunto si el cuello de Amanda sabía igual al modo en que olía, si su aroma a frutas persistiría en su lengua.

Todo era tan mala idea.....

—Seguro. —Sonrió él, sacando una rosa roja de un florero del bar y colocándola detrás de la oreja de Amanda. Soy un jugador.

Shades of Gray - Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora