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—Mooh, estoy acá fuera pero no te veo. ¿Donde estás? Cuando escuches esto, llámame, ¿Si?

Julián cortó y suspiró. Miró la hora del teléfono; treinta minutos de retraso y ella no aparecía. Volvió a sentarse en el banco de la plaza y esperó con paciencia. Mooh era tan puntual, que no sabía si él debía preocuparse por aquello.

Habían quedado en verse hace media hora, sin embargo, cuando Julián llegó, Mooh no estaba. Él había dejado varios mensajes de voz e incluso por whatsapp intentó contactarse. Exactamente hacia una hora que Mooh no estaba en línea.

¿Se habrá arrepentido?

Su teléfono empezó a vibrar y el nombre de ella se hizo presente en la pantalla. No dudo en contestar.

¿Julian?–su voz sonaba tan débil, que Julián no pudo evitar ponerse nervioso.

—Eu, Mooh, te estoy esperando–Intentó sonar tranquilo y alegre.

¿Puedes venir, por favor?–Preguntó y no dejó contestar a Julián que se largó a llorar.

—¿Qué pasa? ¿Estas bien? ¿Dónde estás?–se levantó y empezó a caminar sin rumbo alguno, con su teléfono en la oreja.

—Estoy en el hospital del centro.

Espérame, ¿Si? Todo saldrá bien–la ánimo aún que no tenía idea del motivo, lo dijo seguro.

Mooh cortó la llamada y Julián empezó a trotar. Su corazón latía a mil. Con tan solo escucharla llorar supo que algo iba mal y rogó que no le hubiese pasado nada.



Llamada DesconocidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora