Es el final de nuestros días, cuando el de ellos inician
Se apresuró en alistar las pocas cosas que tenía en una pequeña mochila, dejó las cosas en su mesa personal y aseguró su mochila con un candado pequeño, un candado regalado por su hermana menor, Maribel, a quien prometió siempre contarle todo lo que le sucediera y lo que pasaría en el futuro, sabia muy bien que no podría cuidarla todo el tiempo.
El cambio de residencia era habitual para ambos, desde pequeños ambos fueron cuidados en guardar sus cosas y pertenencias dentro de mochilas, casilleros, etc. Cuando su padre desapareció, él se encargó de su protección, siempre le daba la ayuda necesaria sin ser muy cercano, por temor a un ataque o represalia por parte de grupos de malhechores buscando venganza, por eso no podía llevarla a Lima.
Llamó por teléfono a una pequeña iglesia regida por monjas para que la cuidasen hasta una edad adulta, le explicó los motivos a la monja Sor Anastacia, quien amablemente aceptó el cargo de cuidarla, a lo que Luciano le prometió que volvería por ella muy pronto, ni bien acabase su "trabajito". Salió del edificio y lo observó por última vez, donde su hermana aun no regresaba del colegio, el debía partir, abandonar el norte y enfrascarse en una ciudad llena de maldad e injusticia, donde podría encontrar quizás, a los responsables de la muerte de su amada.
Sacó el boleto de su bolsillo y miró hacia donde debía ir, una agencia relativamente nueva, al ingresar al gran espacio, el terminal terrestre, se sorprendió al ver todo tan... blanco, miró hacia ambos lados buscando el centro de refrigerio, pues, necesitaba tomar agua y prepararse para todo un largo viaje. Compró su botella de agua y sintió una mirada fulminante sobre sus hombros, no volteó a ver quien lo estaba vigilando, solo atinó a ver el reflejo de la botella de agua y pudo observar a un señor con un chaleco marrón y usando lentes sentado el frente de él, también con una maleta de viaje, pagó la botella, miró hacia la vendedora como si se tratase de un lobo hambriento, y luego se retiró.
- Buenas tardes, señor ¿También está esperando un ómnibus rumbo a Lima? ¿O me equivoco?
Le habló un señor de aproximadamente cincuenta años con bigote blanco y delineado, usando un chaleco marrón con una maleta en el piso y un pantalón son una extraña marca en el muslo derecho, una especie de cruz. Luciano lo observó y tomó su agua ignorándolo por completo.
- Ah, ya veo señor, no lo molestaré más, pero, tengo una última pregunta que hacerle antes de volver esta conversación más incómoda
Luciano cerró su botella de agua y se levantó para buscar otro asiento lejos de ese señor a quien mentalmente tildaba de "viejo enfermo".
- ¿Qué le gusta comer a Maribel?, es que, no sé a dónde llevarla a cenar esta noche antes de partir, digo, ya que no podrá cenar con ella, con gusto la cuidaré.
Al escuchar la palabra Maribel, volteó inmediatamente hacia el señor, mirándolo con todo el odio en su alma y queriendo sacar su cuchillo personal para matarlo, este le siguió hablando.
- Tranquilo señor Luciano, ella está bien, ahora está descansando, solo fue una pregunta para llamar su atención. Y ahora que lo he conseguido con las disculpas del caso, debo decirle algo más, debe ir de inmediato a la capital, a Lima me refiero.
- ¿Por qué? ¿Cómo mierda conoces a Maribel? ¿Quién carajo eres? – Luciano no dudaba en atacar a quien pregunto por su hermana menor, sin embargo, también sabía que un ataque en pleno corazón del Terrapuerto, sería el final de su cruzada
- Para nada, simplemente leí su expediente en el RENIEC, eso es todo, aunque, yo me aseguraría de dejarla en buenas manos, pues, ellos estarán esperando su partida
- ¿Ellos?
- Vaya... ya es hora de que partas Luciano, debes ir a Lima y encontrar a esos sujetos que asesinaron a tu esposa, soy un detective en secreto que ha seguido a este grupo de terroristas cuyo propósito es causar caos en todo el Perú, pero, eso te da igual
- Obviamente, pero, mi esposa... ¡¿CÓMO MIERDA SABE QUIEN ES?! ¡¿QUIÉN ES USTED?!
- Todo a su tiempo Luciano, y antes que partas, busca a un tipo llamado Ariano, el te dará las respuestas que buscas, me acercaría a un kiosko mejor, oh, tomé mi tarjeta personal.
El tipo se alejó, le hizo una seña al guardia, y este volvió a su puesto. Desapareció en cuestión de segundos junto con el ómnibus, deseaba perseguirlo, pero, solo lo detendrían y todo acabaría. Vio la tarjeta, y un curioso símbolo una cruz mezclada con una especie de ostia en color blanco llamó su atención, volteó la tarjeta, y un nombre peculiar lo dejo aún más perplejo.
"Legión Cóndor" – Coronel de la Policia Nacional del Perú, Rodríguez
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Cielo de Almas, Kay Pacha: "Noches Rojas"
Science FictionNo todas las historias deben ser escritas con luz y esperanza. Algunas, solo desean ser escritas con sangre, la otra historia de un país lastimado por sus propios ciudadanos. La leyenda de Luciano, un hombre capaz de sacrificarse a si mismo por el b...