Capítulo 13: "Petición de Amor"

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"Te amé, te amo y te amaré por el resto de la eternidad"

Una medianoche hermosa, la luna en su punto más brillante, las pocas estrellas que resplandecían sobre la gris Chiclayo, era realmente bella, y por supuesto, el cuchillo que atravesaba el corazón de su amada Raquel. No daba creencia ni razón alguna a lo que acaba de pasar, su amada esposa, su bella esposa, recién casados unas dos horas antes, era asesinada por unos sujetos encapuchados, sonriendo y hablando por teléfono... ¿Quiénes eran? ¡¿Quiénes ERAN MIERDA?!, gritaba en cólera el joven viudo.

Su sangre brotaba sin cesar de su pecho, sus lindos senos con su sonrisa oscura que le impactaron desde que se conocieron en la biblioteca nacional por primera vez, manchados de dolor, sufrimiento y una pasión tan espantosa con olor a incomprensión con pizcas de sangre del diluvio. Ella intentaba sonreír, sus últimos esfuerzos por seguir respirando lo aprovechaban levantando su brazo derecho y acariciándome con su suave y angelical mano, le dijo:

- No... temas amor... ya todo terminó - su risa fue manchada por aguas rojizas brotando de su interior

- Pero... Raquel ¡¿Por qué mierda tuvo que suceder?! - sus lágrimas llenaban un profundo porque incomprendido

- Tenía... que ser así... tenía que acabar... de esta manera

- No ¡NO! ¡MALDITA SEA! maldita humanidad, ¡todos menos tú!, Raquel... ¡no te vayas! ¡NO ME DEJES POR FAVOR!

- No... no culpes a todos, mi dulce amor... no es culpa tuya - intentaba hablar, pero la voz se le cortaba mucho más cada segundo

- ¿Por qué? ¿Por qué SOY TAN DÉBIL? NO TE MUERAS, ERES... EL ÚNICO Y ¡VERDADERO AMOR! ¡QUE SIENTO EN ESTE MUNDO!, ¡TU ME MANTIENES CUERDO! ¡ME ILUSIONAS CON TUS PALABRAS!, ¡ERES LO MAS MARAVILLOSO QUE TENGO EN TODO ESTE PUTO MUNDO! ¡NO TE MUERAS MI CORAZÓN! ¡NO ME DEJES SOLO POR FAVOR!

- Eres... tan... lindo... Luciano. Nunca dejes de creer en tus sueños... me hubiese encantando tener pequeños bebes, pero... no pudo ser... lo lamento. Nos vemos... en el... cielo.... Amor - al decir esta preciada palabra para ambos, dejo de respirar, su fin empezaba

- ¡NO, ¡NO, NO!

- Te amé, te amo... y te amaré por siempre

Con estas últimas palabras, cerró sus ojos para siempre, la sujetó fuertemente mientras la abrazaba como nunca lo había hecho, ni siquiera a su propia madre, quien apenas recordaba en su infancia. Sus lágrimas no cesaban, nada justificaba este momento, lo había perdido todo ¡Lo perdió todo! Repetía en su cabeza cada segundo, cada minuto que pasaba sujetando a la mujer que amó, desfalleciendo entre sus palabras.

La luna reflejaba la ira y la tristeza de Luciano, no le importaba nada en este mundo, ella había muerto, su hermosa Raquel, su bella Raquel ¿Por qué te dejé ir? Se preguntaba al sentir dolor en el corazón ¿Por qué no fui tan fuerte para protegerte? Se repetía en su mente apretando sus dientes hasta hacerlos sonar de la ira que sufría. Sus manos color sangre ahora descansaba en el pavimento del edificio, la acostó en el piso, podía aun sentir su alma dentro de su frio cuerpo, su cálida mirada nublada por sus parpados, aún reflejaba ternura y esperanza.

Pero, lo que destruyó totalmente sus angustias, es que, antes de irse, sonreía. Ella estaba sonriendo. Cerró sus ojos, se detuvo su corazón, la sangre manchaba el piso a nuestro alrededor, pero, su sonrisa no desaparecía. El cuchillo que emanaba olor a muerte, seguía en la mano izquierda. Lo apuntó a su pecho, directo a donde se alojaba ese pobre corazón, destruido y con la desdicha de haber amado y verle desaparecer en segundos. Deseaba irse con ella, nada le importaba en este "puto" planeta, quería desaparecer con ella lo más rápido posible, irse al cielo y gozar juntos, reír juntos, llorar juntos, amarse por la eternidad... pero, eso sería imposible. Vivía en un infierno, llamado sociedad humana.

No pudo hacerlo, su sonrisa le dijo que no, ella tenía esperanza, de que siguiese vivo, continuara riendo. Que seguiría el legado de ella, su deseo, "cumplir mis sueños", vestida de novia, sonriendo y con los ojos sellados, le dijo adiós mi amada, hasta siempre mi amor, es posible, que no nos encontremos en el paraíso.

Su risa, sus palabras llenas de sabiduría, era la mujer perfecta, era vida por donde la viera. Su cuerpo sin esperanza ha caído, y Luciano se culpaba de haber sido el culpable de su agonía final. Si acudía a la policía, sería lo justo, pero, será una vida de sufrimiento. Ya no le interesaba absolutamente nada ¡A la mierda todo! ¡Ella se fue de este maldito mundo, debería alegrarse en una pequeña parte, porque, así no verá las atrocidades que se aproximan e involucraran a todos sin restar importancia al cargo que uno lleve en esta sociedad de mierda!, ¡Perú de mierda!, ¡Dios vete al carajo!, ¡Me la quitaste! Se salvó del infierno que se desatara en el mundo, en todo el mundo. Yo... no sé, palabras de un viudo joven.

Sé que murió por culpa de su cuchillo, decía, pero, fue asesinada por esos malditos hijos de puta de los encapuchados con el símbolo de la policía. Los buscaré y degollaré a cada uno, con sufrimiento y un dolor tan grande que ni el averno será suficiente para ellos.

Fin de los sueños...

Termina la noche, una noche agitada, ensangrentada y repleto de odio. Un amanecer nuevo, una víctima más, su deber y castigo auto impuesto debe de seguir flameando de miedo.

Asesinaría a todos los delincuentes, a todos esos hijos de puta que podía, se decía a sí mismo, se vistió como es debido, camisa de cuadros negros y blancos, jean negro y zapatillas azules. Su ojo izquierdo empezaba a derramar algunas lágrimas de color rojo, no le dio importancia. Guardó las pistolas que conservaba de un soldado malhechor que asesinó semanas previas, las pulió de manera cuidadosa mientras tentaba en su cabeza la idea del suicidio. Esas vagas ideas de abandonar la tierra e ir al lado de su esposa llenaba de tristeza y alegría su corazón, sin embargo, no respetaría la última voluntad de su amada Raquel, seguir vivo y reír todo lo que podía.

Se preparó para salir nuevamente, miró el cuadro de sus momentos de pareja y sonrió ante ella, derramando una lagrima mientras la despedía para seguir clamando las palabras que dijo antes de fallecer, y cometer su principal objetivo, encontrar a quien la mandó a asesinar, pues, ya era fijo que la idea de matarla por diversión no era casualidad, y ese era su deseo, encontrar al hijo de puta. 

Cielo de Almas, Kay Pacha: "Noches Rojas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora