El naranja era el color de su pelo, ese color vibrante a los ojos de todos. El color que sin dudas caracterizaba a Hinata Shouyou. Un chico tan amable como irritante. Rápido físicamente como idiota. Tenía energías de más, era despistado, infantil y nunca prestaba atención a nada que no fuera el Volleyball.
Un total desperdicio de chico a los ojos de todos, menos de Tobio.
El pelinegro comenzó a tener variados problemas con el chico de cabellos alborotados. Tanto por sus tantas cualidades malas, como buenas. Porque al ser como era, lograba hacerle un lío la cabeza y el cuerpo.
Le aterró al principio. No entendía porqué tenía tanta curiosidad por ver al chico hiperactivo cómo en realidad era, lleno de color y vida. Aunque su curiosidad no abarcaba sólo esa zona. El pelinegro quería conocer a Hinata, era un chico que atrapó su curiosidad y, antes de que se diera cuenta, a su persona en sí.
Nunca logró entender en qué momento se hizo la transición de "Ni te me acerques, tengo miedo de contagiarme de tu estupidez" (Aunque él no fuera mejor) a "Éste tipo no es tan malo".
"Él no es tan malo."
"Él no es tan estúpido."
"Él no es tan irritante."
"Su compañía no es tan mala."
Su antiguo rival, ahora era su preciado compañero. Ese compañero que al verlo callado durante los partidos, sabía lo que le pasaba (o se hacía una idea de ello). El mismo que le había hecho entender que, si no se comunicaba, nadie iba a entender qué era lo que estaba pensando. Que le había hecho saber, en su momento, que sus miedos eran parte del pasado y que no tenían nada que ver con el equipo en el cual ahora era parte. Y aunque en un principio Kageyama no quería darle pases para él, ya que le parecía una pérdida de tiempo pasársela a alguien tan impulsivo como Hinata, en estos momentos moría por hacerle un pase.
Terminó disfrutando practicar con él en los almuerzos y después del entrenamiento. También le gustaba cuando, al volver a casa, siempre se compraban unos bollos de carne en la tienda de Ukai y regresaban a casa hablando sobre Volley. Y no, nunca se les hizo aburrido hablar sobre el mismo tema una y otra vez. Y cuando quiso darse cuenta, ya consideraba al pelinaranja como un compañero. Uno que tenía miedo de perder y que soñaba con seguir jugando en la misma cancha que él. Llegaron a juntarse varios fines de semana a practicar. Varios días a hacer tarea (cinco minutos de hacer tarea y tres horas de práctica, básicamente).
Desde el primer día, Hinata confió en él como nadie nunca antes lo había hecho, estuvo ahí para recibir sus pases y rematarlos, para seguir sus jugadas y efectuarlas. Y aunque al principio el pelinegro se convenciera de lo insoportable que era el pelinaranja, terminó por sentirse muerto de miedo por perder a la persona con quien podía ser él mismo.
Tobio cambió, no solo por él mismo, no sólo por Hinata, si no que por todo su equipo. Porque disfrutaba de las prácticas con ellos, porque le gustaba cuando volvían todos en grupo a casa, los momentos idiotas y también le gustó poder saborear la verdadera victoria junto con ellos.
Él cambió porque se sintió inspirado a ser mejor.
Pero cuando quiso acordar, frente a la presión de un ser poderoso en la cancha y la derrota, sus miedos se apoderaron de su cabeza. Prefirió ir a lo seguro sin tomar en cuenta a su compañero, volviendo a poner su actitud dictadora.
Y ahora se encontraba sólo en el gimnasio, el timbre ya había tocado, dando el inicio al segundo turno. Suga ya se había ido y en sus manos aún estaba la pelota que éste mismo le había dado.
"Tú sacas lo mejor de Hinata."
"Son compañeros, ¿no?"
Aquello fue suficiente para poner la mente del pelinegro a trabajar, al igual que sus piernas.
Caminó hasta su clase y se sentó en su puesto, sin importar que aún fuera el recreo.
En ese gimnasio, durante el tiempo que sostenía el balón en sus manos, pudo darse cuenta de qué era lo que tenía que hacer. Y aunque le costase expresarse, el chico de ojos azules se pasó dos períodos pensando qué le diría al pelinaranja, para decir pocas palabras, directas y entendibles.
Fue la primera vez que no prestó atención a la clase por algo que no fuera Volleyball.
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Acromatopsia [Kagehina]
FanfictionKageyama Tobio padece de la enfermedad "la tele vieja" desde que tiene memoria, viviendo intrigado por ver algo más que grises, negro y blanco. Aunque era imposible, en el transcurso de su vida se prometió sí o sí conocer los colores del cielo, su p...