Atrapados

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- ¡Joder lo siento! - Respondí dándole la espalda al individuo aún con los ojos cubiertos. Tenia la imagen de su trasero grabada en mi mente y el hecho de cerrar los ojos, lo hacia mas permanente. Rogaba por que la tierra me tragara en este instante, de lo contrario mi propia vergüenza se encargaría de matarme.

- ¡Sal de aquí! - Escuche su grito una vez más junto con el sonido de su cremallera, suponiendo que se ha subido los pantalones. Tomé mi bolso que había tirado al piso apenas entre a esconderme. Rezando por que mi ex novio no se encontrara mas allí afuera, quite el seguro y la perilla. Está no abrió. Probablemente no quite el seguro de forma correcta, de lo despistada que soy. Volví a intentarlo y mi intento fue fallido una vez más.

No, no, no.

- ¿Me has escuchado? Te he dicho que salgas, que ni mear tranquilo se puede ahora. - Gruño entredientes.2

- ¡La puerta se ha trabado! - Exclame ignorando su comentario.

- No estoy para tus bromas de niñata. - Fruncí el ceño, yo no era una niñata. Quizàs me veía un poco menor a lo que aparentaba pero no lo era. Ann Rose era bastante madura para su edad.

Está bien, parecía una cría de quince, pero no era culpa mía que mis hormonas del crecimiento hayan decidido retrasarse.

- ¡No me llames niñata! - Voltee levemente mi rostro para encontrarme finalmente con su cara. Agradecí a Dios que mis ojos no conectaran con su trasero otra vez. Pero Dios mío, Jebus y los ponys, el chico lo que tenia de guapo lo tenia de grosero. Basta Ann, concéntrate.

- Hablo enserio, la puerta se ha trabado. - Moví mis manos exageradamente, el chico murmuro una maldición. Finalmente me había creído. Forzó la manilla con fuerza.

- Mierda. - De pronto escuche el sonido del tren detenerse en la estación. Esto no podía estar pasándome a mí.

- Perderé el tren, diablos... Debí haberle hecho caso a mi horóscopo, estaba segura que Mama Ying tendría razón está vez. - El horóscopo de Mama Ying decía que Júpiter no estaría con Sagitario hoy. Malditas predicciones.

-¿Estamos encerrados aquí y lo único que te preocupa es perder el tren? - Elevo sus cejas gruesas, como diciéndome "¿enserio perra?"

- Es por que tu no has tenido un día tan jodido como el mío. - Lloriquee y pude observar de reojo como el rodeaba sus ojos. O este chico tenia el humor de mi tía Maya, que no soportaba ninguna broma, tanto que una vez que tío Josh le contó el chiste de la abuela y el niño del helado, termino por empujarlo a la piscina o realmente yo era molesta.

- Si mejor te callas y me ayudas a tratar de abrir esto, apenas hemos estado cinco minutos y ya me estás desesperando.

- Eres muy grosero.

- Y tu eres una chillona, ambos tenemos cosas que mejorar, cariño.

- Me llamo Ann, para ti soy señorita Rose. - Proteste.

- ¡Solo ven a ayudarme! - Me acerque nuevamente a la puerta. - Ahora empuja hacia arriba y yo tratare de que la cerradura cese. - Asentí. - Uno, dos, tres.. - Empuje tanto que podía sentir que mi "fua" salia. - Una vez más - Hice caso a su indicación y como que me llamo Ann Rose Walter, que use toda mi fuerza. - Estamos jodidos, está trabada. - Hablo minutos después y suspiro pasándose una mano por su cabello ondulado perfectamente desordenado.

- ¿Si llamamos emergencias? - El saco su celular del bolsillo. - No tengo señal. - Saque mi celular una vez mas del bolso, encontrándome con los mismo. ¡Oh vamos, ¿enserio?!

El sonido del tren avanzando, llamo mi atención. Ahora si que estaba jodida.

- No, no, no. - Me agache hasta mirar por el espacio que quedaba entre la puerta y el cemento, viendo como el tren se iba. - ¡Ayúdenme! - Grité - ¡No quiero morir en un baño!

- No seas exagerada. - Me levanté del piso, sacudiendo mis rodillas. Me acerque hasta el desconocido y lo empuje.

- ¡Esto es tu culpa!

- ¿Mi culpa? - Se rió. - Tú has sido la que ha cerrado la puerta con pestillo.

- ¡Por lo mismo! Si hubiese sabido que el baño estaba ocupado, no hubiera entrado.

- ¡Y esa es tu culpa! - Con su dedo índice, me empujo.

- Dios, al menos me hubiera quedado encerrada con alguien agradable.

- Confórmate conmigo. - Se acerco hasta el lavamanos y coloco jabón sobre sus manos.

- ¿Me has tocado y ni siquiera te has lavado las manos? - Pude ver desde el espejo como una sonrisa burlona se asomo en su rostro.

- ¡Eres asqueroso! - Chille, mientras sacudía mi cuerpo exageradamente. - ¡Por favor, no soy una gran creyente, pero si de verdad existes allí arriba, sálvame superman! - Me senté en el suelo al estilo indio, a llorar por la desgraciada que me han enviado.

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Voten si quieren que la siga! 😁👌

Bathroom-BTS / JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora