Lo primero que me encuentro cuando abro Facebook, es un anuncio de publicidad, que resaltaba en letras grandes "Vendo dos entradas para concierto de Taylor Swift". Al ver aquello, solo pude pensar en Ann y su forma de cantar apasionadamente una de las canciones de la rubia. Quizás le había pedido a Molly salir conmigo, pero yo aún no me retiraba del juego. No del todo.
Pulsando el nombre del vendedor, di con su perfil y pulse la palabra "mensaje", abriéndose inmediatamente un chat.
Para Alex:
Hola, ¿qué tal? ¿A cuánto las entradas de Taylor Swift?
Hasta yo mismo me sorprendí de escribir así, para estos temas había que ser serio. Demostrar que eras un hombre de negocios. Mientras esperaba que respondiera, fui hasta la cocina para tomar una red Bull. Di un largo sorbo, sintiendo que al tercer trago, mi cuerpo pedía por movimiento. Cuando mi celular sonó, indicando que un mensaje llego, corrí hasta el sillón, tomando este y vi la pantalla rápidamente.
De Alex:
"Ochocientos dólares"
La red Bull se me salió por la nariz. Literalmente. Tomé una servilleta para limpiar el líquido y volví a leer la pantalla. Estaba en shock.
¿De dónde sacaría 800 dólares? Apenas me alcanzaba para pagar la renta con el dinero que Jeremy dejaba en mi cuenta corriente. ¡Y era una miseria!
"Simplemente no le compres nada" Hablo la vocecita malévola de mi cabeza. Pero lleve ese pensamiento muy atrás de mi mente, para dejarlo encerrado con cuatro candados. Yo quería hacer algo por Ann, quizás la última cosa antes de darme vencido por completo.
Para Alex:
¿Hasta cuándo hay plazo para pagarlas?
De Alex:
El concierto es en un mes, puede pagarlas el mismo día del evento.
Para Alex:
De acuerdo, las quiero.
De Alex:
Son tuyas.
Ahora el punto es, ¿de dónde sacare el dinero? ¿Robar un banco? ¿Vender drogas ilícitas? ¿Carreras ilegales? ¿Ser gigoló? Varias opciones como esas rodearon mi mente, pero todas las descarte.
No iba a jugar sucio. Si le iba a dar algo a Ann, seria completamente legal. No me arriesgaría a decepcionarla.
Busque en google el periódico del día de hoy y fui hasta la sección de publicidad y empleo.
¿Cómo es que el diario le daba espacio a cosas tan idiotas? El mundo estaba cada día peor y mi cabeza también. No había trabajos que llamaran mi atención, a menos que quieras ser la piñata disfrazada de Barney para los niños pequeños. Estaba a punto de darme por vencido y avisarle al chico de las entradas que ya no las quería, cuando mi salvación llego.
El anuncio de trabajo en local de entretenimiento, ilumino mi camino y podía escuchar las voces cantando victoria, junto con la canción de Queen, "We are the champions".
Sin perder más tiempo, enceste mi red Bull en el basurero y salí corriendo hacia mi moto para dirigirme hasta el lugar. Al llegar, pregunté por el anuncio en el periódico y me designaron con el gerente del local. Sin más rodeos, me dejaron dentro. ¿Cómo no? Nunca se perderían a alguien como yo para trabajar. Es decir, podría atraer a más personas (mujeres jóvenes como ancianas) al lugar.
Básicamente trabajaría en el Bowling, ubicando a las personas o enseñándoles a jugar. Otras veces me dejarían en el cine vendiendo entradas o chequeando las películas. No era un gran sueldo, pero trabajando extra me alcanzaría para cubrir lo de las entradas y por qué no, quizás podría sobrar para comprarle cosas a los pequeños puercos espines que venían en camino.
Comenzaba a trabajar hoy en la tarde, aún no me daban mi uniforme ridículamente verde, por lo que iría con mi ropa de siempre. Lo agradecía profundamente. Lo último que quería era verme como el ñoño que estaba enseñándome cómo funcionaba todo.
Tiempo después el chico me dejo solo, por lo que tuve que atender la caja de comida solo. Me pidieron algunas palomitas de maíz y termine por quemarlas todas. No me culpen, la cocina jamás fue lo mío.
Les pedí disculpa a las chicas, dándoles una sonrisa resbala bragas. Siempre funcionaba. Después de eso, volvió el chico duende, sobrenombre que se me acaba de ocurrir porque realmente lucia como uno. Algo frustrado por mi incapacidad de hacer unas palomitas, me indico que fuera hasta donde estaba el bowling y atendiera la caja.
- Entendido capitán Green. - Murmure por lo bajo. Silbando una canción de Chris Brown y riéndome de mi estupidez, salude a la muchacha de la caja. Al contrario del chico verde que era un duende verde, ella era una pitufa. Estaba vestida completamente de azul. - Hola, soy el nuevo.
- Hola nuevo, soy Kristen. - Me sonrió. - ¿Ya te dijeron como utilizar la caja? - Asentí.
- Soy un alumno bastante aplicado. - Me encogí de hombros. - Basto una sola muestra para ser experto.
- Me alegra muchísimo saber eso, porque justo ahora tengo que ir al baño.
¿Que tenía el baño en mi vida que siempre era mencionado? ¿Es una maldición? ¿Jungkook y la maldición del baño?
- Anda a hacer el aporte del día, no hay problema, confía en el Jungkook- Guiñe mi ojo izquierdo, derrochando confianza. Aunque por dentro me sentía un verdadero aprendiz.
Tome asiento y esperé que algún cliente llegara. Mientras esperaba, saque mi celular y escuche una de las canciones de la cantante favorita de Ann. Si iba a ir al concierto, debía aprenderme algunas de sus canciones. ¿Qué clase de alto gordo fan seria si no me sabía sus letras?
"You got that James Dean daydream look in your eyeeeeeeeeee, and I got that red lip classic thing that you likeeeeeee"
Ok.
Acabo de sonar bastante gay.
Supongo que debería acostumbrarme a esto.
La canción tenia buen ritmo, me gustaba. Además la frase de "you got that long hair, slicked back, white t-shirt" (tienes ese pelo largo peinado hacia atrás, camisa blanca) sentía que me describía. Taylor Swift me espiaba. Hablando de cabello largo, el mío necesitaba un corte.
Perdido en la canción, en el ritmo y concentrado en cantar, no me di cuenta que habían llegado dos clientes al mesón y al levantar la vista a los rostro de ambos individuos, casi siento salir nuevamente la red Bull de la tarde por mi nariz.
Ann y Jimin en el bowling.
En mi trabajo.
Ann sonriéndome.
Observándome cantar Taylor Swift.
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Voten si quieren que la siga!!
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Bathroom-BTS / Jungkook
Humor" Quedarse atrapada en el baño, con un desconocido, el día de San Valentín no estaba en los planes de Ann. Adaptada