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No dijeron nada más, solo se quedaron allí sentados. Miraban el oscuro cielo cubierto de millones de estrellas y la luna, como si fuese lo más interesante del mundo. El alboroto de adentro no se comparaba a la tranquilidad de afuera, donde el aire fresco les llenaba los pulmones en vez del humo, tanto del cigarrillo como de la marihuana. Era un buen momento y lugar para pensar, pero ellos no necesitaban eso, sino actuar.

No sabían en que momento había sucedido pero sus dedos estaban entrelazados, sintiendo como el calor del otro los rodeaba y ayudaba a combatir la brisa de la madrugada. No les molestaba, en realidad, era agradable. Pero la unión terminó antes de lo que JaeBum deseó, porque él era el más entusiasmado con el contacto, cuando escucharon pasos tras de ellos. Ambos voltearon, fingiendo que hace apenas unos momentos no habían tenido un encuentro bastante íntimo.

— ¿Te sientes mejor, Junior? —preguntó el tailandés, mirando desde arriba al pelinegro. Este asintió, sonriendo. — Me alegro ¡En serio me diste un susto de muerte!

— El ambiente allí dentro es demasiado denso. —dijo JaeBum. — Si no hubiese sido él, pudo pasarle a cualquier otro.

— Pero ya estoy bien, y perdón por casi darles un infarto. —dijo JinYoung, haciendo una mueca. Los otros dos solo rieron y eso le alivió.

— ¿Quieres volver? O, si quieres, te puedes quedar aquí afuera. —sugirió BamBam. El pelinegro se puso de pie de inmediato y le hizo una seña para que JaeBum hiciera lo mismo.

— Vamos, vinimos a divertirnos, ¿no? —dijo este con una amplia sonrisa. — Y apenas he bebido, si termino en el suelo que sea por estar ebrio.

— Este chico me agrada cada vez más.

Los tres entraron una vez a la casa y, junto a los demás, pasaron una de sus mejores noches.

[...]

— Entonces yo le dije: "¿Cómo pasa Superman entre la multitud? Con supermiso.", y Jackson vomitó.

— Es que me dio risa. —se defendió de inmediato y todos rieron. — ¡No pueden contarme chistes cuando estoy borracho!

— Tú te ríes por todo. —dijo JaeBum. — ¡Y siempre estás borracho!

— No siempre, esas veces han sido meras casualidades. —habló el chino en su propia defensa.

Volvieron a reír. JinYoung tenía una amplia sonrisa en el rostro, mirando a cada uno. Había tenido una mala recepción de ellos en un principio, pero aquella perspectiva había cambiado a una positiva. Increíble, ¿no? Y eso era algo muy positivo para su plan, porque no tendría que fingir demás.

¿Plan? Luego de la última fiesta a la que fue, donde conoció a la parlanchina, pero simpático, Mina, siguió comiéndose la cabeza. Lo pensó, le invadió la culpa pero se decidió a hacerlo. Usar a JaeBum para largarse a cumplir su sueño de una vez por todas.

Aquello sonaba horrendo en todos los ámbitos posibles y pareciera como si no tuviera corazón, órgano que si tenía. Pero ambos saldrían ganando, JB lo tendría entre sus brazos y él poder recorrer el mundo, sin retorno a Corea.

JaeBum era un chico con sentimientos, lo sabía, pero no amorosos. Usaba a los chicos que le parecían atractivos como sus juguetes sexuales y personales, sólo necesidad y placer. Era obvio que quería que él fuese su nueva adquisición. Y le iba a dar el gusto.

Ser parte del grupo de JB era la táctica perfecta para no levantar sospechas, nadie pensaría que sus reales intenciones era sacarle dinero voluntariamente al castaño, sino que creerían que venía con intenciones de una sana amistad. Resultaba un plan descabellado y mal intencionado, pero era lo que estaba más a la mano.

Y JaeBum no tenía idea de sus intenciones, porque estaba embelesado con la presencia de JinYoung. Su sonrisa tan bonita y como se desenvolvía tan bien con sus amigos, no pensaba tenerle tan cerca y le picaba las manos no poder tocarlo. Era tanta belleza junta y solo podía admirarla no tocarla. Es decir, si le tocaba un pelo recibiría una paliza. No literalmente pero el pelinegro le rugiría como un león enrabiado. Y no quería pasar por lo mismo otra vez.

— ¿Estás bien? —JinYoung le preguntó en un susurro. Lo había notado distraído y quiso preguntar, porque debía asegurarse de que JaeBum se encontraba bien para avanzar a por su objetivo.

— Sí. No te preocupes. —respondió de la misma manera para no llamar la atención de los demás. Un escalofrío recorrió su espina dorsal al momento de escuchar la voz del pelinegro tan cerca de él. Oh no, las manos le pican otra vez.

No sabía si estar agradecido o enojarse con el destino. Se moría de ganas por tener a JinYoung tan cerca como ahora y se lo concedía sin rechistar, pero su cercanía jugaba con su cordura. El menor no era como los otros jóvenes con los que ha estado y jugado, no se dejaba a la primera, ni la segunda y tercera. Poseía un carácter mucho más fuerte y no daba su brazo a torcer. Pero eso causaba mayor atracción por su persona, mayores deseos por tenerlo bajo su cuerpo, hacerlo gemir y disfrutar cada centímetro de su piel.

¿Pero cómo diablos iba a conseguirlo? Sus esperanzas por tener a JinYoung a su disposición y merced se estaban agotando, pero cada acercamiento que el pelinegro daba hacia él renovaba su deseo de tenerle. Y diablos, JaeBum era tan cabeza hueca que lo quería a toda costa.

Iba a hacerlo, iba a conseguir a Park JinYoung como trofeo y lo luciría a todo el puto mundo. Im JaeBum siempre conseguía lo que quería y rendirse no estaba en sus ideales, menos frente a un objetivo que pareciera imposible de lograr.

JB no sabía que conseguiría lo que quería con más facilidad de la que pensó y quién tanto deseaba, pondría todo su mundo de cabeza y nunca lo volvería a enderezar. Él no tenía idea que detrás del pelinegro de hermosa sonrisa y fuerte personalidad, estuviera un joven resentido de su vida, tanto pasado como presente, y que buscaba comenzar de cero. De dejar a todo y todos detrás para ser, por fin, feliz.

No tenía idea de nada y caería, ciego, a un agujero negro, del que no sabrá si podrá salir.

Jamás pensaría que él será el juguete de JinYoung, su títere y él sea quién controle sus cuerdas.

Ruta De Escape ; BNiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora