Ruta De Escape ; BNior

33

El golpe de la puerta al ser cerrada fue difuminado por el chasquido de sus besos. La habitación estaba fría pero el calor que sus cuerpos compartían comenzaba a invadir el ambiente. JaeBum estaba embriagado, no tan solo por el alcohol, sino por los esponjosos y rosados labios del pelinegro, besándolos a su antojo. Con profundidad y sin control.

Y es que no podía contenerse, porque hace tanto que deseaba esto que aprovecharía cada segundo hasta que su fantasía terminase. Pero no lo era, estaba ocurriendo en la realidad.

JinYoung se sentía arder de pies a cabeza, no podía pensar en nada más que el tacto del mayor. Era claro que no se encontraba sobrio pero no se aproblemaba por ello, porque los besos apasionados que el otro le daba lo cegaban hasta el punto de suplicar en su interior que deseaba más. Lo suficiente para que sus cuerpos no diesen más de sí.

Un par de pasos y ambos terminaron sobre la cama. JaeBum sobre JinYoung, devorándole la boca con tanta necesidad que parecía que era la primera vez que lo besaba. Sus lenguas comenzaron a acariciarse en la intimidad de la boca del pelinegro, jadeando mientras sus cuerpos se frotaban en busca de mayor contacto físico. Las risas provenientes del primer piso, sumado a la fuerte música que llegaba a la habitación, no eran capaces de sacarlos de su mundo de deseo sexual. Los dos habían esperado más que suficiente por este momento.

Tanto que la ropa desapareció a los pocos minutos que llegaron a la cama.

Los labios del mayor, hinchados por los besos y mordidas que JinYoung le propinó segundos atrás, devoraban el impecable cuello del menor, sin rastro de algún lunar. Pero después de esa noche quedaría tan marcado que el pelinegro se vería en la obligación de usar una bufanda para que no supieran que tuvo un sexo envidiable.

Aquel pensamiento erectó su miembro.

Los pezones del pelinegro rápidamente fueron tratados por la cálida lengua de JaeBum, dándole aquella atención que tanto necesitaba. Hace mucho tiempo que no se sentía así, tan necesitado por el tacto de otra persona. En su adolescencia estuvo con un par de chicos, pero ni con ellos se sintió de esta forma. Tan deseoso de ser tocado.

— Jae-JaeBum... —el menor gimió su nombre cuando comenzó a bajar por su cuerpo, repartiendo besos por su vientre. Sabía que JinYoung ansiaba más de su tacto, podía sentir como se le crispaba la piel cada vez que bajaba más, pero decidió jugar un poco, besando alrededor de la pelvis. — Hyung... baja, por favor...

El castaño ha conocido distintas facetas del menor a medida que lo ha ido conociendo y vaya que se ha llevado algunas sorpresas, pero esta es la primera vez que lo veía tan sumiso para él. No era necesario mencionar que su ego aumentó frente a ello pero encontraba ese lado de JinYoung bastante cautivante. Embelesado por su tono tan suplicante pero dulce a la vez llevó su boca al miembro del pelinegro, tomándolo en sus manos para comenzar a lamerlo, desde la base hasta el glande.

Suaves gemidos se escapaban de la boca del pelinegro, mientras algunas gotas de sudor bajaban de forma traviesa por su plano abdomen. La cálida lengua del mayor sabía cómo moverse, acariciándole el glande de forma exquisita. Se notaba que poseía bastante experiencia, y joder que JinYoung se sintió celoso por las otras chicas y chicos de JaeBum. Pero recordó que el castaño estaba tan loco por él que nadie más sabría de su buena habilidad en la cama.

— A-ahhh... —relamió sus labios resecos, mientras que la cálida boca de JaeBum atrapaba su miembro de forma deliciosa.

¿Era posible estar en cielo y a la vez en el infierno? Porque así era como JinYoung se sentía, tan complacido pero también ardiendo de pies a cabeza. Poco a poco se rendía a la locura.