Nuevo Comienzo

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Mientras Samanta y Adrian huían de la casa familiar, refugiándose en un lugar seguro, la joven no podía dejar de pensar en los secretos que habían sido revelados.

Pero algo no encajaba. La carta que había encontrado no era de su madre, como había supuesto, sino de su abuela. Y su padre, a quien había acusado de estar involucrado en actividades ilícitas, parecía ser víctima de una trama más compleja.

—Adrian, creo que me he equivocado —dijo Samanta, con voz pensativa—. La carta no es de mi madre, sino de mi abuela. Y no estoy segura de que mi padre sea el villano de esta historia.

Adrian la miró sorprendido, sin comprender del todo.

—¿Qué quieres decir, Sam? ¿Crees que tu padre está siendo manipulado?

Ella asintió, apretando la carta entre sus dedos.

—Sí, y creo que hay alguien más detrás de todo esto, alguien que quiere destruir a mi familia.

Samanta recordó a sus hermanos, Cristhine y Cristofer, y se preguntó si ellos tendrían alguna pista sobre lo que estaba sucediendo.

—Adrian, necesito encontrar a mi hermano Cristofer. Él se fue hace años, pero tal vez sepa algo sobre lo que está pasando.

Adrian la miró con preocupación, pero asintió con determinación.

—Bien, vamos a buscarlo. Juntos, descubriremos la verdad que se esconde detrás de los secretos de tu familia.

Mientras tanto, en la casa familiar, Cristhine y su madre se habían reunido, discutiendo los recientes acontecimientos.

—Mamá, ¿crees que Samanta está a salvo? ¿Crees que ella y Adrian podrán enfrentar esto solos?

La madre de Samanta suspiró, su rostro reflejando la angustia que la embargaba.

—No lo sé, hija. Pero tenemos que confiar en que Samanta es fuerte, y que con la ayuda de Adrian y Cristofer, podrán descubrir la verdad.

En ese momento, la puerta se abrió, revelando la figura alta y familiar de Cristofer.

—He vuelto —dijo, su voz grave y cargada de preocupación—. ¿Dónde está Samanta? Tengo que hablar con ella.

Cristhine y su madre intercambiaron una mirada antes de explicarle todo lo que había sucedido.

Mientras tanto, en una ciudad lejana, Samanta y Adrian se encontraron con una persona inesperada: Eva, la antigua amiga de Samanta.

—¡Samanta! —exclamó Eva, abrazándola con fuerza—. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Estás bien?

Samanta se sintió aliviada al ver a su amiga, y le contó todo lo que había descubierto, desde los secretos de su familia hasta la misteriosa presencia que los acechaba.

—Samanta, esto es horrible —dijo Eva, con sus ojos llenos de preocupación—. Pero no estás sola. Voy a ayudarte a encontrar a Cristofer y a desentrañar la verdad.

Samanta se sintió agradecida por la lealtad de su amiga, y supo que con la ayuda de Eva, Adrian y, eventualmente, Cristofer, podría enfrentar los desafíos que se avecinaban.

Juntos, forjarían una alianza inesperada, una que los ayudaría a desenmascarar los secretos que habían estado ocultos durante años. Samanta estaba decidida a descubrir la verdad, sin importar el costo, y a reconstruir su vida lejos de los fantasmas del pasado.

Esta vez, no huiría. Enfrentaría los desafíos de frente, con la fuerza y determinación que había adquirido a lo largo de su camino. Estaba lista para empezar de nuevo, para crear su propia historia, libre de las sombras que la habían atormentado.

Como volver a nacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora