TREINTA Y NUEVE

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¡Maldita sea!Me duelen mis pies de todas las vueltas que he dado, pero mi animo es muchísimo peor¿Como puede ser posible que hace una maldita hora Luna haya entrado y no me hayan dicho nada?Estoy desesperado.

-¿Porque tardan tanto?-rasque mi nuca realmente molesto,todos los presentes de dedicaban a observar mi desesperación.

-Es normal Matteo,es primeriza.-pare mi apresurado paso observando su rostro.-Todo va a estar bien si no fuera así ya nos hubieran avisado.-me relaje y asenti¿Tenia razón no?O eso queria creer.

-Tengo miedo.-confese suspirando,cerrar mis ojos mientras el aire salia de mis pulmones y salia fuera.

-Mi hermana es fuerte,no te preocupes.-Marco sonrió dándome tranquilidad asenti y me senté,no duro mucho,inmediatamente me levante al divisar al doctor.

-¿El papa de la criatura?-me aproxime hacia a el impaciente.-¿Es usted?-asenti nerviosamente.
-Sigame.-en pocos minutos ya me encontraba frente a una puerta con los nervios a flor de piel.
-Ahora esta muy débil,el parto fue dificil pero ambas están bien, no se preocupe.-el doctor noto mi nerviosismo,era obvio jamas me había sentido tan impaciente y nervioso.-¿Le doy un consejo?-
asenti rápidamente cosa que le pareció graciosa.-Mire cuando tuve a mi primer hijo estaba igual o peor que usted,pero piense que si usted esta así imagínese ella,su esposa...- sonrei inconscientemente,la palabra esposa me había robado unos segundos de lucidez.-No se mortifique mas,entre,su esposa me ha pedido exclusivente que vaya a buscarle,felicidades.-el doctor me dedico una ultima sonrisa y se alejo por el blanco pasillo de la planta de maternidad,pose mi mano en el picaporte de la puerta,suspire y abrí la puerta con todo el valor del mundo.

-Hola...-estaba débil y muy cansada,su tono y rostro no me expresaban lo contrario,una sonrisa se escapo en su rostro al ver como entraba mas a la habitación.

-¿Como te fue?-me sente en el borde la cama,acaricie su rostro estaba pálida,muy cansada.

-Jamas pensé que costaría tanto...-suspiro levemente mostrando cansancio y pesadez.
-Pero valió la pena.-abrio sus ojos observando fijamente los mios,inmediatamente capto el brillo que estos reflejaban.

-¿Donde esta?-observe mejor la extensa habitación,no había rastro de nada mas que nosotros.

-Se la ha llevado la enfermera, necesitaban lavarla y vestirla.- volvió a sonreír débilmente, baje mi rostro hacia al suyo y le di un pequeño pero tierno besos en sus dulces labios.

-Hoy me has hecho el hombre mas feliz del mundo.-susurre pegando su frente a la mía,era mas que obvia mi emoción en mi tono de voz.-Ahora somos una familia Luna.-la chica sonrio al escuchar la ultima palabra salir de mis labios.

-Una familia...Nuestra hija,tu y yo.-susurro sobre mis labios,no parábamos de susurrar y decir toda la felicidad que sentiamos en ese instante,nunca imagine que mi vida daría un giro tan importante al ver su rostro por primera vez,la puerta se abrió y una chica vestido de uniforme,la enfermera,entro con un carrito en sus manos,inmediatamente vi a Luna,asintió sonriendo levemente señalándome la pequeña cuna,con tembladuras en las manos me aproxime hacia esa pequeña cunita que la enfermera había dejado.

-Es..es..preciosa.-quede hipnotizado por la criatura tan hermosa que reposaba y dormía placenteramente,de un momento a otro la pequeña,mi pequeña,abrió sus ojitos lentamente.-Tiene tus ojos.- toque enternecido su cachete lo que obtuvo de respuesta una hermosisima risa de su parte.

TODO DE TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora