Capítulo 8

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Capítulo 8: "Linda"

Despierto y lo primero que veo es a Vegeta frente a la puerta, totalmente desnudo con gotas cayendo de su cabello.

Éste me miraba sonriendo de lado, y al notar mi vista fija en él, guiña un ojo con picardía.

Idiota...

Lo admito, es guapo, pero no por eso estaré babeando por él. Lo que importa es lo de adentro. Y este chico, por dentro, está podrido.

Vegeta comienza a vestirse con lentitud, y ruedo los ojos.

Además de idiota, presumido...

Luego de colocarse los bóxers, y una sudadera negra, seguida de unos jeans del mismo color, se acerca hacia mí y mi vista se dirige hacia la puerta.

Podría correr a ella, pero...¿Qué ganaría? De seguro un porrazo.

-No pienses en escapar- Dice y encierra su muñeca a la mía con las jodidas esposas.

-No soy tan estúpida- Respondo de vuelta, y éste sonríe de lado, y sin decir nada me arrastra fuera de la habitación.

Llegamos a la cocina americana, y éste al instante pone agua a calentar.

-Sientate- Ordena y lo hago en silencio.

Minutos fueron los que pasamos sin decir ni hacer nada, hasta que el sonido de la tetera avisa que el agua a hervido.

Entonces Vegeta camina a apagarla, conmigo atrás luchando por mantenerme de pie.

Luego de unos cuantos movimientos de parte de Vegeta, mientras yo era movida que aquí para allá, por fin ya estaban listos los dos tazones de ramen frente a nosotros.

Aún no puedo creer, que como eh pasado de dormir encadenada en una especie de sótano, a dormir (aún encadenada) esta vez en una cama. O sea...¿Qué será lo que pasa por la mente de Vegeta? Sinceramente no le puse lunático por nada.
De ese sujeto se puede esperar cualquier cosa...Solo que ninguna positiva. Así que debo estar alerta.

Ambos comíamos en silencio. Hasta que con un gruñido Vegeta se coloca de pie. Saca de su pantalón una llave y ....Esperen...¿Siempre la ah llevado consigo?, Como decía, libera su muñeca, y antes de que pudiera reaccionar, éste cierra la esposa contra una especie de tubo incrustado contra la encimera.

Diablos...No lo ví venir.
Aunque prefiero estar atada a mil tubos que estar cerca de él...

Vegeta camina por la cocina con total libertad sacando docenas de envases de Ramen.

Olvidaba que los Saiyajin comían tanto...

Termino de comer, y ya, satisfecha miro hacia los lados hasta localizar la puerta principal. Tras de esa puerta está mi libertad.

Necesito cruzar esa puerta, pero...¿cómo?

Me vuelvo a mirar a Vegeta, y este solo come como si su vida dependiera de ello. 

¿Cómo escapar?

Miro un cuchillo a mi lado y muerdo mi labio con nerviosismo. El instinto de supervivencia me consume, pero debo pensar bien las cosas. ¡Por Dios! ¡Es un Saiyajin!

¡Un simple cuchillo no lo detendrá!

Pero...¿Podrá hacerlo el tiempo posible para que pueda escapar?

Cierro los ojos e inhalo con fuerza, tratando de reunir todo el valor posible.

Al abrirlos, no lo pienso mucho y estiro mi mano hasta llegar a tocar el mango de tal arma corto punzante.

-No te atrevas- Oigo decir a Vegeta, y siento todo color drenarse de mi rostro.

Este jodido chico tiene ojos hasta en la espalda...

[...]

Sonrío y miro la prenda en mis manos.

Hoy, luego de desayunar, logré convencer al lunático de darme alguna prenda de vestir.
Sencillamente se me hace incómodo estar en completa desnudez, además que ya comienza a hacer frío. Un poco más a la "interperie" y de seguro agarro una gripe de muerte.

Aunque lo que Vegeta me ah dado no es muy... Abrigado que digamos.

Pues ahora simplemente me tendré que colocar un vestido de seda color blanco.

¿Qué de dónde lo ah sacado? Ni idea.

De hecho, estuve a punto de agradecer a éste por la prenda, pero un comentario de su parte me hizo dejar de lado ese pensamiento estúpido.

¿Agradecerle? ¿A él?

Una prenda de vestir debería ser lo mínimo que reciba de alguien que me ah hecho tanto daño como él. ¡Es un idiota!

-Aqui tienes- había dicho el lunático lanzando algo a mi rostro.

Con suerte y lo alcancé a atrapar antes de que impactara en seco contra el piso, y pues, me sorprendió el hecho de ver un vestido de seda.

-En lugar de pantalón, te eh elegido un vestido para poder follarte con más comodidad- Mencionó como si nada y rodee los ojos abrumada

Imbécil

Mil veces imbécil

-Eres un imbécil- había vociferado sin temor alguno con respecto a que reaccionara mal.

Aunque aún así no dijo nada. Solo me miró de pies a cabeza, para seguido de eso lamer descaradamente sus labios haciendo que me estremezca.

Idiota

Ahora borrando mi anterior (y estúpida) sonrisa, me coloco la prenda, para seguido de eso darle unos cuantos golpes a la puerta del baño.

Ajá. Encerrada en el baño.

Quise venir a tomar una ducha y orinar, pero Vegeta no me dejaba, aunque finalmente terminó aceptando, pero claro, cerrando con seguro desde afuera.

Maldita sea, que no se descuida este hombre. Si fuera más despistado, ya hubiera encontrado una u otra forma de escapar.

La puerta se abre, y Vegeta muestra las esposas y estiro la muñeca a su dirección.

Simplemente estoy cansada. Cansada de tratar de escapar, cansada de toda esta mierda.

¿Por qué? ¿Por qué no puedo simplemente ser feliz?

Éste sonríe, y me vuelve a aprisionar contra él

-Eres linda

Volteo a ver su rostro, sin embargo, no me dirigía​ la mirada.

Solo....

Solo miraba la pared con un leve tono rosa en sus mejillas.

-¿Qué?- Pregunto con extrañeza. Acaso...¿Ah dicho lo que oí?

-No te hagas ilusiones. Solo eres un juguete.

Muerdo mi labio al oír la palabra "juguete"

-Aunque si lo dije. Eres linda. Pero...No te confundas...¡Soy el príncipe Saiyajin! ¡Es algo obvio que mis juguetes deben ser lindos!

¿Cómo se puede decir algo "lindo" y luego atrofiarlo en tan solo unos segundos?

Sólo este sujeto puede hacerlo...

No respondo. Me quedo allí, frente a él, como un animal indefenso.

Como....Una sumisa...

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