Capítulo 25
–¿Te parece mal?
–No... sí... –divagó un momento– un poco extraño, en todo caso.
–¿Extraño? –Daniel se dio vuelta y continuó caminando–. No lo entiendo, a mí me parece perfectamente normal.
–Sí, claro –no se le ocurría nada que decir.
–¿Qué ha sido eso? ¿Condescendencia? ¿Acuerdo? –lucía sorprendido–. ¿Melina, eres tú?
–¿Qué quieres decir? –Mel lo miró como si estuviera loco.
–Tú siempre dices la última palabra, también lo noté desde la primera vez que te vi. Y ahora, "sí, claro", no es muy común.
–¿Te parece mal?
–Mas bien, extraño, diría yo –soltó con una sonrisa burlona.
–¿Te burlas de mí?
–Nunca –exclamó, sonriendo más–. Solo me estoy riendo un poco.
–¿De mí? –Mel parecía enfadada
–No. Contigo –él siguió caminando sin evitar ver la mueca que hizo Melina y luego aquella sonrisa. Así le gustaba verla, sonriente, relajada; bueno, admitía que también le encontraba su lado bueno a verla enfadada, dispuesta a pelear, burlona. Sí, eso lo hacía sentirse bien. Todas sus emociones le provocaban un cierto aire de bienestar, incluso la tristeza, vulnerabilidad. Lo único que no soportaba, la única emoción que deseaba no volver a ver en esos ojos grises, era la derrota.
–Sigo pensando lo mismo... –murmuro Mel sin mirarlo.
–¿De qué?
–De ti –pronunció, con un brillo de diversión en sus ojos.
–De mí. ¿Qué era...? –fingió tratar de recordar– Insensible, machista, arrogante, bruto.
Mel se puso roja, rojísima. ¿No que los hombres no recordaban los detalles?
–Yo... no....
–Uno no olvida fácilmente esas palabras –expuso irónico.
–Pero yo no... arrogante no...
–¿Entonces no piensas que lo soy?
–¿Arrogante? –él asintió–. Claro que eres, pero eso yo no lo dije.
–Lejana... –empezó a decir él.
–¿Qué?
–Altiva
–¿A qué...?
–Dura –terminó él– Eso fue lo que yo pensé de ti.
–Ah –fue todo lo que dijo. ¿Lejana, altiva, dura? ¿Así es como se veía? Bueno, por lo menos él fue lo suficientemente inteligente como para no decírselo.
–¿Es todo lo que dirás? ¿Ah? –Daniel pronunció tranquilamente.
–No –dijo Mel.
–Yo no –rebatió él.
–¿Yo no? –¿qué significaba eso?
–Yo no sigo pensando eso de ti –finalmente pronunció dejándola sin palabras.
–¿De verdad? –no quería mirarlo. ¿Qué estaba pasando?
–Ven, sentémonos –le tomó la mano, guiándola a una banca cercana–. Fue algo... raro, ¿no? –Daniel se veía incómodo.
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Una rosa en la noche (Italia #2)
RomanceMelina vivía una farsa para disfrazar su relación con Diego. Su vida no podía ser normal, dados sus encuentros clandestinos, lejos de la mirada censuradora de su familia y amigos. Pero, ella estaba segura de que no había escogido amar al hombre eq...