VII.

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Capítulo 19

¿Por qué ella? La pregunta parecía resonar entre ellos invadiendo el ambiente. Incluso la música del auto parecía haber descendido en intensidad. Él se lo pensó.

–Porque nos conocemos de toda la vida –Daniel tenía fija la vista en el horizonte–. Micaela sabe lo que me agrada y lo que no. Ella es... –ladeó un poco la cabeza–, ella sabe..., Micaela asiste a los eventos y me representa a mí, siempre... –Daniel la miró un instante y sonrió–. ¡Nunca me habían hecho esta pregunta!

–No quise incomodarte. Soy muy curiosa, es un defecto –se sonrojó.

–No hay problema, Melina.

–Hablas de ella como si fuera una empleada tuya –Mel lo miró un tanto enfadada–. Me representa en eventos que odio...–hizo como si lo imitara–. Daniel, yo...

–¿Me estás criticando?

–Claro que no –Mel lo miró, retadora–. Yo no soy nadie para criticar tu vida y relaciones.

–Relación, Mel. Además yo no tengo ningún problema porque me imaginó lo que pensabas escuchar. Ahora, respóndeme tú: ¿por qué él?

Eso ella no lo esperaba. Había caído en su propia trampa porque era cierto, Daniel había respondido y ahora no podía negarse, sería injusto.

–Porque... –titubeó un poco– porque lo amo.

–¡No! –Daniel alzó la voz y Mel lo miró sorprendida– ¡Esa es la salida fácil!

¿De qué estaba hablando? ¿¿Salida fácil?? ¡¡Salida fácil!! Vaya salida fácil lo que él consideraba. No había nada de "fácil" ni "simple" en confesar que amas al hombre equivocado. En admitir que no es la vida que quieres, pero es lo que tienes... ¡Como podía siquiera pensarlo!

Mel iba a hablar, no obstante Daniel continuó:

–¿No estás de acuerdo, cierto? –Daniel hizo un amago de sonrisa–. Se nota en tu expresión, sin embargo es cierto y antes de que me contradigas –se adelantó a sus protestas–: ¿Qué hay más fácil que una simple frase hecha? Porque lo amo... –sopesó sus palabras–. Lo amas, puede ser, pero hay motivos más complejos. No puedes pensar que con un "porque lo amo" se explica un ¿por qué él? Razones, Melina, dame razones con las que yo pueda entender tu "porque lo amo"

Ella estaba desconcertada. ¿Razones? ¡El amor no tiene razones! –quería gritar–; pero, eso no era cierto. Siempre había razones. No obstante, eso era en otras relaciones. La suya con Diego era distinta... Daniel estaba insinuándole algo, ¿tenía razón?

–Razones de conveniencia como las tuyas, ¿eso es lo que pides? –Mel disfrazó sus dudas con un ataque–. Yo valoro una relación por lo que yo puedo aportar en ella y no por lo que recibo a cambio.

–Tienes razón, Melina. Sin embargo, eso no contesta mi pregunta –Daniel no la miraba–. Sí, razones de conveniencia, como tú las llamas –soltó, irónico– es eso lo que pido.

–No tengo ese tipo de razones, creo que quedó claro que...

–Sí, tú valoras por lo que tú puedes aportar en ella; no obstante, ¿vale la pena solo tú aporte? –Mel estaba seria–: y, si tú respuesta es sí, ¿en qué momento es conveniente el aporte del otro? Las relaciones son de dos.

–Sí...

Daniel había hecho la pregunta que a ella le había rondado desde hace bastante tiempo pero que no se había atrevido a poner en palabras. ¿Hasta cuándo esperaría por Diego? ¡Diego!

Una rosa en la noche (Italia #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora