Capítulo nueve

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Cuando me despierto tengo una dura almohada que sube y baja y unos brazos rodeándome, protegiéndome. Adam está durmiendo profundamente y no recuerdo muy bien lo que pasó anoche, pero cuando veo que sigo vestida me tranquilizo aunque mi corazón se acelera y me asusto. No llevo la chaqueta puesta y la marca de los dedos se ven claramente. Respiro hondo para calmarme. Me desenredo como puedo de los brazos de Adam y me levanto de la cama. Me coloco la chaqueta rápidamente y veo que son las seis de la mañana, así que aún tengo tiempo de volver a casa. Ando hacia la puerta de la habitación.
-Megara...-dice Adam desde la cama, pero yo agarro el pomo de la puerta y me voy.
Acelero el paso con miedo a que me siga. Cuando llego a casa entro a mi habitación por la ventana y por suerte no oigo que nadie esté levantado, así que me pongo el pijama e intento dormir un poco.
Me despierto a las ocho con las suplicas de mi madre y con portazos. Cuando la oigo gritar me levanto de la cama corriendo y bajo las escaleras. Veo como la tiene agarrada del pelo y como sus mejillas están húmedas de las lágrimas que no dejan de salir.
-¡Suéltala!-grito y me tiro a su espalda.
Suelta su pelo y me tira al suelo. Me pega una bofetada y me agarra del pelo obligándome a mirarlo. Le escupo en la cara. Me suelta y estampa su puño en mi mejilla haciendo que caiga al suelo. Me toco la mejilla y la sangre mancha mis dedos, pero antes de recuperarme me suelta una patada en el costado. Me vuelve a agarrar del pelo.
-Pequeña puta vuelves a escupirme y te arranco la piel a trozos.-me dice al oído con voz dura. Las lágrimas de dolor y frustración empiezan a caer y estampa su rodilla en mis estómago. Por último me pega un puñetazo en la cara, atinando en mi ojo. Me agarra del pelo y me echa de casa. Me maldigo porque ahora mi madre está sola con el y su ira provocada por mi, pero no puedo pensar. Veo borroso y apenas puedo andar recta. Al caer también me he hecho heridas en las rodillas y las manos, que ahora me escuecen. Noto como mi ojo se va hinchando impidiéndome la visión y como las lágrimas siguen corriendo sin dejarme ver con claridad. Tropiezo y caigo. Saco mi móvil y llamo a la única persona que puedo llamar.
-Adam...-digo y mi voz tiembla.
-¿¡Megara!? ¿Qué ocurre? ¿Dónde estás? Esta mañana has desaparecido.-le digo dónde estoy y mi móvil cae de mis manos, haciéndome perder la conciencia.

.....

-¿Está bien?-escucho su profunda voz.
-Si, Adam. Se ha desmayado y tiene muchos golpes, pero se pondrá bien.-dice una voz de hombre que no reconozco.
No sé dónde estoy. Parece una cama porque es blanda y cómoda y estoy tapada con mantas calientes. Me duele la cabeza y todo el cuerpo. Cuando intento abrir los ojos me duele y cuando lo consigo, por uno de ellos no veo bien.
-Megara...-dice Adam y se acerca junto con otro hombre.
-¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? ¿Qué hora es?-digo incorporándome y mareándome al momento.
-Eh tranquilizate, bebé. Está todo bien, estás a salvo. Es la hora de comer y estás en mi casa.-me explica y asiento.-Me llamaste para que te recogiera y cuando llegue estabas desmayada en el suelo y golpeada.-me mira con lástima y odio esa mirada.-¿Qué pasó cuando te fuiste?-me pregunta y aparto mi mirada centrándola en el hombre. Tendrá unos 50 años. Lleva un estetoscopio en el cuello, por lo que imagino que será médico. Tiene la zona de las patillas de un tono blanquecino, mientras que el resto es marrón, como el de Adam. Tiene unos ojos oscuros que me observan serios.
-Megara, este es mi padre.-me explica Adam. El hombre me tiende la mano y yo se la estrecho.
-Me llamo Alexandre Wells y necesito saber qué ha pasado.-me dice y yo me pongo nerviosa. Me siento arrinconada y sin opciones.
-Papa, ¿podemos hablar de eso más tarde?-dice Adam sin quitarme los ojos de encima. Su padre asiente y sale de la habitación.
Me quito las sabanas de encima y me levanto. Veo mis zapatos y me dirijo hacia ellos para ponérmelos, aún un poco mareada.
-¿Adónde crees que vas?-me dice Adam. Cuando lo miro está de brazos cruzados frente a mi. Lo miro directamente a los ojos y recuerdos de la noche anterior vuelven a mi. Niego con la cabeza y giro abriendo el pomo de la puerta, pero Adam aparece y la vuelve a cerrar.-No te vas a ir, así que ya puedes volver a la cama y descansar o también puedes contarme lo que ha pasado.-me dice, pero no lo miro a los ojos, ni me muevo.-Si no me lo cuentas mi padre llamará a la policía y entonces tendrás que hablar con ellos.-dice y lo miro a los ojos.
-No... no quiero hablar de ello.-digo y vuelvo a apartar la mirada.
-¿¡Te has visto como vas!? ¡Tienes un ojo hinchado, una herida en el moflete que claramente está hecha por un puño y un montón de moretones por todo el cuerpo!-me grita.-¿¡Quién narices te ha hecho esto!?-me grita más fuerte y yo me sobresalto sin dejar de mirar el suelo, entonces mi móvil suena y no dudo en cogerlo. Es mi madre.
-¿Hola?-digo y me tiembla un poco la voz, pero trago saliva y soy fuerte, por mi y por ella.
-¡Cielo!-grita y empiezan a oírse sus sollozos. Yo me asusto y caigo al suelo.
-¿¡Estás bien!?-le grito. Mi corazón va a salírseme del pecho.
-Oh si, cielo. Estoy bien, pero tu no...-dice y sigue llorando. Está bien, joder está bien. Gracias a Dios. Respiro hondo.-Oh cielo, lo siento tanto... Es todo por mi culpa...-dice y sigue sollozando.
-No digas eso mamá. No ha sido culpa tuya.
-Vamos a irnos de esa casa cielo. No podemos seguir así. Ha... ha llegado demasiado lejos. Y si te pasara algo... No... No me lo perdonaría jamás.-dice y mis ojos empiezan a llenarse de lágrimas. Lo va a hacer, lo va a dejar, pero entonces:-Cielo, he llamado a tu hermano.-dice y se que el color se me ha ido de la cara.
-¿¡Que has hecho qué!?-le grito y respiro hondo intentando tranquilizarme, no me puedo creer que después de todo lo haya llamado.
-Cielo... No te enfades... Es el único que puede ayudarnos. Yo... No se si podré hacerlo sin su ayuda.
-Está bien.-le digo, aunque no está bien. No quiero que el venga.-En cuanto pueda iré a casa y nos marcharemos ¿de acuerdo?-le digo con voz suave y ella vuelve a sollozar.
-Está bien, cielo. Te quiero.
-Y yo a ti, mamá.-digo y cuelgo. Apoyo mi cabeza en mis manos y respiro hondo, intentando tranquilizarme. Adam se acerca a mi y me abraza, dejando un beso en la cabeza. Quiero llorar, pero ahora no puedo. Tengo que ir a por mamá.
-¿Qué ha pasado, Megara?
-Tengo... Tengo que ir a casa, Adam. Lo siento.-digo y me incorporo. Me mira fijamente y apoya su frente en la mía.-No te dejaré hasta que sepa que estás a salvo.-dice y no contesto.
Salgo de la que parece una habitación de invitados y Adam me sigue. En el pasillo dejo que pase el primero, para que me guíe a la salida.
-Espera aquí.-dice.
Oigo voces en la que supongo que será la cocina, parece una pelea que termina de buena forma. Adam aparece de nuevo y cruza sus dedos con los míos, guiándome fuera. Subimos a su coche y le indico cómo llegar a mi cada.
Cuando llegamos para un poco antes y entonces llamo a mi madre.
-¿Mamá? ¿Estás sola?
-Si, cielo. Se fue hace dos horas y no creo que vuelva hasta dentro de mucho.
-Está bien. Estoy fuera.-digo y cuelgo.
Bajo del coche y Adam me sigue. Mamá abre la puerta y se tira a mis brazos, yo la consuelo.
-Oh cielo, estaba tan preocupada, jamás debí dejar que esto llegara tan lejos.
-Sh.-la silencio.-No es culpa tuya. Ahora vamos a recogerlo todo.-digo y se separa de mi para observar a Adam.-Mamá este es Adam, un amigo. Adam, mi madre, Grace.-los presento y entro.
Subo a mi habitación y Adam me sigue. Mi madre se dirige a su habitación y también empieza a empacar todas sus cosas.
-¿Te... te importaría acercarnos ahora a casa de un amigo?-le pregunto insegura a Adam.
-Claro que no. Os llevaré dónde queráis, podéis incluso quedaros en mi casa.-dice y se lo agradezco.
Saco maletas que empiezo a llenar de ropa y de todo lo preciado que tengo mientras que cojo el móvil y llamo a Derek, mi amigo de toda la vida.
-¿Derek? Soy yo, Meg. Tengo que pedirte un favor.
-Lo que quieras, ya lo sabes.-contesta. Adam no deja de mirarme e incluso me ayuda a guardar mis cosas.
-Se ha terminado y mi hermano viene de camino, pero hasta entonces necesitamos donde quedarnos.
-Dios mio Meg. No sabes como me alegra oírte decir eso. ¡Claro que os podéis quedar en mi casa! Os espero aquí, no te preocupes por nada.
-Muchísimas gracias, Derek. Te debo otra más.-digo y cuelgo.
Cuando mamá ya lo tiene todo recogido viene a mi habitación con su bolsa. Tiene los ojos cristalizado.
-Eh mamá... No... No llores. Todo está bien. No te preocupes por nada. Vamos a estar bien.-le digo y la abrazo.
Cuando lo tenemos todo salimos de casa y cargamos las bolsas en el coche. Justo cuando me estoy subiendo al coche, llega a casa. Seguramente dispuesto a golpear a mi madre. Me ve en la otra acera con la puerta del coche abierta, apunto de subirme. Le mando una sonrisa. Una sonrisa que indica que he ganado, que somos libres y antes de que pueda reaccionar nos alejamos de el.
Cuando llegamos a casa de Derek mi madre aún no ha dejado de llorar y la cabeza me duele todavía mas.
-Hola Derek.-digo cuando nos abre la puerta. Me estrecha fuerte entre sus brazos y noto la mirada fría de Adam sobre nosotros. Me separo y hago pasar a mi madre.
-Mama... Deja de llorar. Estamos a salvo. No te preocupes por nada.-digo y ella solloza más fuerte tirándose a mis brazos. La consuelo.
La siento en el sofá y voy a la cocina a hacerle una té, seguida por Adam, mientras Derek se queda con mi madre tranquilizándola.
-Tu padre te pega.-dice Adam. Las manos me tiemblan un segundo, pero me recompongo rápido y sigo haciendo el té para mi madre sin mirarlo.-¿Por qué nunca pediste ayuda?-dice y no le contesto.
Me agarra los hombros y me gira, quedando frente a él. Miro un segundo sus ojos cabreados, pero rápidamente aparto la mirada. Me siento acorralada y culpable. Todo ha sido culpa mía. Me empiezan a picar los ojos, pero respiro hondo y me suelto de su agarre.
-Gracias por traernos, de verdad, pero te agradecería que no volviéramos a hablar del tema y que tampoco hablaras con nadie sobre esto.-digo, aún sin mirarlo. Se gira y se va dando un portazo al salir. Una lágrima se escapa, pero la detengo rápidamente. Le llevo el té a mi madre y cuando se lo termina se duerme en el sofá.
-Meg... Tu hermano ha llamado. En una hora estará aquí.-dice Derek. Una hora. Tengo una hora para pensar algo.
Subo nuestras cosas a la habitación de invitados y me cambio de ropa, poniéndome una bufanda grande que me tape parte de la cara, una sudadera con capucha y unos pantalones de deporte.
-Me voy. No volveré tarde.-le digo a Derek.
-Meg no puedes huir de tu propio hermano.-dice, pero yo ya estoy fuera.
Empiezo a andar. No voy a ninguna parte en concreto, solo ando. Pienso en todo lo que ha pasado, en que por fin somos libres, en lo mal que lo vamos a pasar ahora y en el reencuentro con mi hermano.
Cuando me doy cuenta el cielo ya está oscuro. Decido volver a casa de Derek aunque la verdad es que no me apetece. Cuando llego abro.
-¡Cielo! Al fin llegas.-dice mi madre levantándose del sofá con una sonrisa enorme en la cara. Derek también sonríe. El chico que estaba junto a mi madre gira su cabeza hacia mi y me regala una pequeña sonrisa que me hace fruncir el ceño.
Mi hermano se llama Mike y es guapo. Es alto y musculoso. Nos parecemos mucho, ambos tenemos el pelo negro y los ojos azules. Se acaba de levantar del sofá y se acerca a mi. Doy un paso atrás.
-Oh vamos, pequeña. Estoy aquí.-dice y me abraza, aunque no correspondo su abrazo.-Lo siento.-me dice para que solo yo lo oiga.
-No es suficiente.-contesto y me separo de él.
Me voy a la cocina a por algo de comer ya que llevo todo el día sin probar bocado. Mi hermano me sigue y se apoya en la encimera mientras me observa.
-¿No vas a hablar conmigo?-me dice.
-Te fuiste.-digo.
-Sabes que no podía quedarme.
-Si podías, pero no querías. No... No te puedes imaginar lo que hemos pasado... No quiero hablar contigo. No quiero verte. No te quiero en mi vida. Acepté que te llamara porque así saldríamos de esa casa.
-Lo siento de verdad.-me dice y casi parece arrepentido.
-No lo sientes, yo sí. He sido yo la que ha tenido que soporta todo el peso, no tu. Así que por favor te agradecería que me dejaras comer en paz.-termino. Lo oigo suspirar y luego irse. Como siempre no lucha por nada.

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¡Holaa! Como ya os dije que este finde subiría otro capítulo, pues aquí está. Espero que os guste. Decidme lo que opináis de Mike, el hermano de Meg.
Besis
-fairypsychotic

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