El domingo apenas dormí pensando en que hoy me volvería a encontrar a Adam, y me daba pánico mirarlo a la cara.
Llegué justa de tiempo a clase a propósito para que no tuviera la oportunidad de hablar conmigo. No sabía qué decirle o cómo actuar ante él. Suponía que el no quería tener una relación conmigo y no me importaba que no quisiera nada serio, pero cuando me lo imaginaba con otra mujer algo dentro de mi se removía haciéndome sentir muy mal.
Cuando entré, la profesora ya estaba allí pasando lista. Los ojos de Adam se cruzaron un segundo con los míos, pero los aparté.
-Lo siento por llegar tarde.-me disculpo a la profesora y esta me sonríe quitándole importancia.
Mientras me dirijo a mi sitio escucho a la gente mirarme y cuchichear, pero tengo otros problemas. Adam no me ha quitado los ojos de encima.
-Hola.-dice cuando me siento junto a él.
-Hola.-contesto, evitando sus ojos.
La profesora empieza a dar clase y veo la mandíbula y los puños de Adam apretados por el rabillo del ojo. Me mira de vez en cuando, pero hago como que no me doy cuenta.
La clase termina y todo el mundo recoge corriendo para irse, yo los imito, pero Adam me agarra de la muñeca cuando me levanto, obligándome a sentarme otra vez. Cuando todo el mundo se ha ido se levanta y cierra las puertas, yo me siento sobre la mesa. Se para delante mía y yo frunzo el ceño.
-¿Te pasa algo conmigo?-empieza.
-¿Por qué me iba a pasar nada contigo?-se le ve muy cabreado y no estoy segura de por qué, en fin, todavía no me ha dado tiempo a esquivarlo.
-¿Qué por qué?-chilla.-¡Porque desde que nos pajeamos entre nosotros has pasado de mi como de la mierda!-esta rojo de rabia y me está cabreando a mi.
-No se de qué narices me hablas. No nos hemos visto en todo el fin de semana y que yo sepa hoy no he pasado de ti.-grito yo también.
-¡Llevo llamándote y mandándote mensajes todo el fin de semana, joder!-grita y me quedo blanca. Mierda. Apagué el móvil y no lo volví a coger en todo el fin de semana. Decido no mencionárselo de momento.
-¿Qué quieres Adam?-le digo más calmada.
-¡No lo sé, joder! Sólo se que ya no veo a ninguna otra chica como antes, siempre me encuentro comparándolas contigo. Nunca son como tu. No tienen tu forma de hablar o tus expresiones o cualquier otra cosa. No quiero perderte, porque me da miedo. Ni siquiera me atrevo a pensarlo. No se qué quiero, pero sí se qué no quiero. No quiero perderte, joder Megara... no te puedes imaginar lo mal que me he sentido este fin de semana cada vez que te llamaba y me salía tu buzón. Pensé... pensé que me odiabas. Que nunca querías haber hecho lo que hicimos, me daba miedo pensar que quizá podría haberte obligado.-dice y ya no me mira a los ojos. Me levanto de la mesa y lo abrazo. Paso mis brazos por su cuello, apretándolo contra mi. El no tarda en rodear mi cintura, haciendo que estemos más pegados y esconde la cara en el hueco de mi cuello, respirando contra mi piel, haciéndome cosquillas.
-No me obligaste a nada.-digo.-Lo pasé bien y no me arrepiento. No... no sé qué quiero. Bueno, sí lo sé, pero no creo que ahora mismo pueda dártelo. Necesito tiempo. Tiempo para mí, para saber qué quiero, para ayudar a mi madre...-le explico y poco a poco sus ojos vuelven a brillar.
-Está bien. Me parece perfecto. Tienes todo el tiempo que quieras.-dice y me vuelve a abrazar. Sonríe contra mi cuello y empieza a dejar besos por mi cuello y mandíbula hasta llegar a mi oído.-Pero no creas que eso va a impedir que me acerque a ti, como una droga, a la que al final caerás y quedarás enganchada.-susurra. Se separa y me sonríe.-Vamos a clase que llegamos tarde.
Se que estoy con la boca abierta y ligeramente blanca. ¿Qué se supone que significa eso?
Durante el día, hasta la hora de comer, descubro que hay cientos de rumores sobre mi y Adam circulando. Al parecer hubo gente que nos vio subir al piso de arriba en la fiesta y entrar en una habitación. Hay gente que asegura habernos visto salir de la misma habitación a la mañana siguiente. También hay otras personas que aseguran haber escuchado gemidos cada quince minutos durante tres horas. También aseguran que la habitación donde estábamos había terminado con unos diez condones usados sobre la cama, que el dueño de la casa tubo que recoger. También hay quién piensa que estoy preñada.
Respiro hondo y levanto la barbilla cada vez que escucho alguno y en la cafetería cuando entro y todo el mundo cuchichea más hago oídos sordos y me siento a comer con mi querido Fred. Un par de minutos después aparece Adam con unas galletas de chocolate. Se sienta junto a mi y me las pone delante. Su brazo se apoya en el respaldo de mi silla. Lo miro.
-¿Qué es esto?-pregunto.
-Galletas.-contesta y yo frunzo el ceño. El sonríe más.-Son para ti.-dice y lo taladro con la mirada.
-¿Por qué?-pregunto. Se acerca a mi.
-¿Recuerdas nuestra conversación de esta mañana? No me pienso rendir.-me susurra. Yo decido comerme las galletas en silencio.
Fred no nos quita los ojos de encima y su sonrisa no se borra mientras come.
-¿Queréis divertiros un rato?-pregunta Fred. Yo lo miro y se me forma una sonrisa.
-¿Qué has pensado?
-Todo el mundo está hablando de vosotros. No sé exactamente qué pasó, aunque obviamente pasó algo, aunque os creo si me decís que no sois pareja. El caso es que podemos darle un poco de espectáculo a todo el mundo.-dice y ya no me parecía tan buena idea lo que pensaba hacer.
-Yo te escucho.-dice Adam apoyándose sobre los codos en la mesa a la misma altura que yo, haciendo que nuestros brazos estén en contacto. Resoplo.
-¡Dale una galleta de comer, directamente a la boca!-grita Fred emocionado de forma que solo nosotros podemos escucharlo.
-¿Es una broma?-digo y ambos me miran con mala cara.
-Oh, vamos Meg... Será divertido. Imagina sus caras.-los miro y ambos me están suplicando con la mirada.
-Está bien. Que conste que lo hago por vosotros.-digo y jamás debí decirlo.
Observo con cautela como Adam coge una de las galletas y abro la boca para que me la de, pero entonces hace algo que me deja con la boca abierta. Coge la galleta y se la coloca entre los labios mientras una sonrisa ladeada aparece. Se que me está retando con la mirada a que muerda la galleta y ya no solo para dar el espectáculo, sino para retarme, para obligarme a hacerlo. Y lo hago. Porque no me gusta perder y menos contra él.
Acerco mi boca a la suya hasta que nuestros labios casi se rozan y muerdo. Nuestras narices casi se rozan y masticamos el uno frente al otro.
Cuando nos alejamos el uno del otro con una sonrisa cada uno en la cara, nos damos cuenta de que el comedor estaba en absoluto silencio observándonos. En cuánto nos separamos todo el mundo empieza a gritar. Me pongo roja como un tomate y escondo mis mejillas con mis manos.
Adam vuelve a pasar su brazo por el respaldo de mi silla y empieza a acariciarme con el pulgar el brazo, mandando escalofríos a mi columna y erizando el bello de mi nuca.
Cuando terminan las clases Adam me alcanza en la salida.
-¿Te vas a casa?-pregunta y yo asiento.-Deja que te lleve.
-Mmm... No es necesario. Vivo cerca.-digo.
-Oh vamos. No me hagas la contra.-dice y me rodea los hombros con su brazo arrastrándome a su coche.
Le indico el camino y a pesar de estar al principio en un silencio un poco incómodo, pronto empezamos a hablar de un montón de cosas. De música, de series de televisión, de las clases, de los profesores...
Cuando llegamos me siento tan cómoda con él que lo invito a comer.
-¿Cielo?-dice mi madre desde la cocina.
-Soy yo mamá.-digo y entramos a la cocina.-¿Te acuerdas de Adam?
-¡Oh Adam! Creo que la última vez no nos presentamos correctamente. Me llamo Grace.
-Encantado de conocerla oficialmente.-dice Adam sonriendo y le guiña un ojo. Yo ruedo los ojos.
Mamá nos pone la comida y comemos mientras le pregunta toda clase de cosas. Adam se comporta educado, contestando todas las preguntas amablemente.
-La comida estaba muy rica, Grace.-dice Adam.
-Oh mucha gracias jovencito.-dice mi madre y me mira significativamente. Yo ruedo los ojos.-Bueno, chicos, yo voy a dormir un rato, que así os dejo solos para que habléis de vuestras cositas.-dice y suelta una risita.
Mi madre desaparece y Adam me mira. Yo lo miro y me levanto.
-Yo friego y tu secas.-digo acercándome al fregador.
Abro el grifo y empiezo a frotar los platos con el estropajo, hasta que noto una presencia detrás mía.
Adam, que está detrás mía, coloca una mano en mi cintura. Respiro hondo y cierro el grifo, esperando su siguiente movimiento. Apoya la otra mano en la encimera junto a mi. Acerca su cara la zona de atrás de mi oreja y su aliento caliente choca contra mi piel fría.
Besa esa parte y respira profundamente el olor de mi pelo. Gime suavemente contra el y por inercia mis caderas se elevan, haciendo que mi culo se apriete ligeramente contra su entrepierna. Esta está ligeramente hinchada y la aprieta más contra mi, haciendo que se me escape un gemido.
-Adam... no deberíamos hacer esto.-susurro con la voz entrecortada.
Me gira quedando frente a él, agarra mis muslos y me impulsa hacia arriba, quedando sentada en la encimera.
Me mira a los ojos mientras acaricia mi mejilla. Puedo ver sus pupilas dilatadas por lo que me imagino que las mías estarán igual.
Se acerca y empieza a besar mi mandíbula. Yo rodeo su cintura con mis piernas pegándolo más a mi. Rodeo su cuello con mi brazos y estiro mi cuello para que le sea más fácil dejar besos por todas partes.
Baja sus manos por toda mi espalda hasta llegar a mi trasero. Tira de el pegándome más contra él y lo aprieta yo gimo y entonces pega sus labios bruscamente contra los míos.
Muerde mi labio inferior, pero me deshago de él y tomo yo el control. Muerdo su labio inferior y muevo mis caderas contra el mientras mi lengua entra a su boca. Suelta un gemido grave desde su garganta y no puedo evitar sonreír contra su boca.
Vuelve a apretar mi trasero y yo levanto su camiseta hasta conseguir quitársela. Beso su pecho y voy subiendo hasta su cuello. Lo beso, muerdo y chupo, cada vez con más ganas cuando escucho ruidos salir de él. Sonrío contra su piel y sigo besando su mandíbula hasta que llego a su boca.
Adam pasa sus manos por mis costillas hasta llegar al dobladillo de mi camiseta. Las mete bajo esta y me acaricia hasta llegar al borde del sujetador. Yo también paso mis manos por su pecho y su abdomen notando como sus músculos se tensan.
Tira de mi camiseta hacia arriba y yo levanto mis brazos, quedando al fin en sujetador. Vuelvo a juntar nuestras bocas.
Adam se separa y empieza a besar mi cuello hasta llegar a mi pecho. Mis manos recorren su espalda hasta llegar a su culo, apretándolo contra mi.
Entonces mi teléfono suena. Me paro en seco y oigo como Adam maldice por lo bajo.
¿Qué se supone que estamos haciendo? ¿Pensaba hacer la misma estupidez que la última vez, pero esta vez sobria? Pienso para mi misma y me separo de Adam sin mirarlo a los ojos. Me pongo mi camiseta y me dirijo al salón a coger mi móvil. Cuando paso por delante del espejo puedo ver mis labios rojos e hinchados, con mis ojos más oscuros de lo normal y mi pelo despeinado. Niego con la cabeza y cojo el movil.
-¿Diga?
-¿Meg? ¿Eres tu?
-¿Nina?-pregunto asombrada.-¿Qué quieres?-pregunto con voz fría y escucho como mi antigua mejor amiga empieza a llorar.-Nina, ¿qué ocurre?
-Meg...-dice y sigue llorando, yo empiezo a desesperarme.-Se que no he sido buena amiga contigo, pero necesito un favor.
-No se si eso es buena idea...
-Meg por favor...-me pide y rompe otra vez en llanto. Se que no le debo nada, pero ha sido mi amiga desde siempre.
-¿Dónde estás?-pregunto.
-Estoy en el instituto. En la tercera planta, clase 301. No tardes por favor, te necesito.
-Está bien, en diez minutos estoy allí.-digo y cuelgo.
-¿Qué ocurre?-pregunta Adam detrás mía. No puedo ni mirarlo a los ojos, soy una idiota.
-Nina, me ha llamado. Necesita verme.
-¿Y en serio vas a ir?-pregunta y me encojo de hombros.-Megara mírame.-dice, pero yo sigo poniéndome los zapatos. Me acerco a la puerta y me pongo el abrigo.
-Puedes quedarte aquí o irte, tu decides.-digo y cojo las llaves del coche de mi madre. Que no tenga coche no significa que no sepa conducir.
-¡Megara!-grita Adam detrás mía. Noto como viene corriendo y me agarra del brazo haciéndome girar.-¡Para ya! Deja de apartarme de ti.
-No te aparto.-digo. Coge mi barbilla y me obliga a mirarlo a los ojos.
-Sí que lo haces. Y me estoy cansando. Me gustas ¿vale? Creo que está bastante claro y creo que lo sabe todo el jodido mundo menos tu. Siento haberte besado, de verdad. No... no quería incomodarte, pero por favor no me apartes.
-Tengo que irme. Mañana nos vemos.-digo y subo al coche viendo como Adam se hace cada vez más pequeño en la lejanía.
Llego en apenas cinco minutos al instituto y veo que ya está empezando a oscurecer. Recibo un mensaje. Es de Nina.
Salta la valla, no tardes por favor. Te necesito.
Hago caso a su mensaje. Todo el instituto está a oscuras y en un absoluto silencio. Da un poco de miedo. Empiezo a subir las escaleras y cuando llego al segundo piso un escalofrío me recorre la columna y entonces pienso que a lo mejor no ha sido buena idea venir aquí, sola y de noche.
Cuando llego a la clase 301 giro el pomo y ya está todo mi cuerpo temblando.
-¿Nina?- digo antes de entrar.
-¡Meg!-grita desde el fondo de la clase y entonces entro. Doy un par de pasos para acercarme a ella, pero entonces la puerta de la clase se cierra con un fuerte golpe. Me giro y veo a dos chicos. Uno lo reconozco rápidamente, es Mark, el otro me cuesta un poco más, pero en seguida caigo. Es el chico que en el partido de fútbol, cuando estaba sola, me agarró de la muñeco haciéndome daño, para que luego Adam le diera una paliza. Esta vez viene sin su amigo.
-¿Qué está pasando aquí?-pregunto intentando que no me tiemble la voz.
-Creo que no nos han presentado formalmente.-dice el chico y se acerca a mi, provocando que retroceda.-Me llamo Eric.-dice y extiende su mano para que le de la mía, pero al ver que no me muevo me suelta un golpe en la mejilla. Me lo toco y veo mis dedos manchados de sangre.-Eres una zorra maleducada ¿lo sabías?-dice y ronda alrededor mía.
Miro a Mark, en busca de ayuda, pero su mirada esta perdida clavada en el suelo. Me dirijo hacia la puerta intentando salir, pero antes de que pueda llegar Eric me agarra del pelo, haciendo que caiga al suelo de espaldas. Gimo de dolor.
Me giro para intentar ponerme de pie, pero de pronto recibo una patada en el estómago. Esta vez por parte de Nina. Toso.
-¿Por qué estáis haciendo esto?-pregunto, apoyándome en la mesa para levantarme.
-¿En serio lo preguntas, pequeña zorra?-dice Eric.-Tu noviecito me pego una paliza. Me rompió la nariz y me dejó sin ir a la fiesta. Quitando el hecho de que te arrastro hacia él, cuando esa noche ibas a ser mía. Iba a follarte contra la cama, la pared, escritorios y cualquier superficie que encontrara, con o sin tu consentimiento. Aunque quién sabe, nunca es tarde para cumplir nuestros sueños ¿no crees?-dice agarrando mi pelo y chupando mi cuello.-Oh joder. Hueles jodidamente bien. Te follaría aquí mismo, contra cada una de las mesas. Y créeme lo disfrutarías.
-Ya basta, Eric. Luego la tendrás para ti.-dice Nina.
-Cállate.-le grita Eric.-La quiero para mi ahora. Me ha puesto jodidamente duro solo con su olor.-dice restregando su entrepierna contra mi muslo. Yo aprieto los ojos evitando que las lágrimas caigan. Eric por fin se separa de mi y se acerca a una ventana a vigilar.
Miro a Mark fijamente y sigue mirando el suelo sin moverse. Me acerco a el y le toco el brazo bajo la atenta mirada de Nina.
-Mark...-digo y este gira la cabeza hacia mi, como si fuera un resorte. Veo sus ojos inyectados en sangre y totalmente perdidos y me asusto.-Mark... ¿qué te ha pasado?-digo y agarro su cara. La giro y veo marcas de puñetazos. Me pican los ojos.
-No te molestes. Lleva una mezcla de drogas y alcohol en su cuerpo tan grande que ahora mismo si le dijera que se tirara por la ventana lo haría.-la miro y siento un odio tan grande por ella que no se cómo explicarlo.
-¿Por qué me has llamado?-le pregunto y siento a Mark en una silla para que descanse.
-Le debía un favor a Eric, además me parecía divertido.-dice y una sonrisa se forma en su rostro.
-¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué acabaste con nuestra amistad de esa forma? Si estabas cansada de mi solo tenías que decirlo.
-Estaba cansada de ti, claro que lo estaba. A mi me gustaba Mark desde que nos conocimos, pero no, el capitán de fútbol tenía que fijarse en la zorrita buena que le chupaba la polla cuando quería. No tenía suficiente con sus buena notas, su buena familia y con caerle bien a todo el mundo, que también tenía que tener al chico guapo ¡no!-explica y yo me río en el interior por lo de la buena familia.
-¿Has drogado tú a Mark?
-No. Lleva metido en drogas, alcohol y peleas desde antes de que lo dejarais. Se sentía vacío porque ya no lo follabas. Por eso vino a mi.-dice y aparto mi mirada de ella para centrarme en Mark. Tiene los ojos abiertos como platos.-Llevábamos meses haciéndolo a escondidas tuyas. Era tan emocionante. Esconderte las cosas mientras los dos disfrutábamos en todo momento. Y cuando te digo en todo momento no te engaño.-dice y me guiña un ojo. Mis tripas se revuelven y escucho como Eric suelta una risita desde la otra punta de la clase.
-Y si ya has conseguido lo que querías ¿por qué estoy aquí?
-Porque luego apareció Adam. Estaba dispuesta a que una vez que nos pillaras a Mark y a mi haciéndolo, dejara en paz a Mark y me centrara en Adam. Así quizás hasta podríais arreglarlo, pero no. El chico nuevo también se tuvo que fijar en ti.
-No estamos juntos.
-¡Oh por Dios! Aún tenías los labios rojos e hinchado cuando has llegado. No me mientas.-dice.
-¿Y qué vas a hacerme?-pregunto.
-Oh. Yo nada. Puede que Eric disfrute un poco de ti para vengarse de Adam. Mientras, yo me iré tranquilamente, pero tranquila. Dejaré aquí a Mark para que te eche una mano.-dice y sale de la clase soltando una carcajada.
Empiezo a temblar. Miro a Eric que me está mirando fijamente mientras se termina su cigarro. Pienso en huir por la puerta, pero se que me alcanzaría antes de agarra el pomo si quiera.
Me acerco a Mark para ver cómo esta. Le doy unos golpes en la cara intentando que centre su vista en mi.
-Mark. Mark ¿me oyes? ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Qué has tomado?-enfoca sus ojos en mi y entonces los abre mucho.
-¡Meg!
-Si, si. Soy yo. Tranquilo. No te preocupes por nada.
-¡Meg!-vuelve a gritar y veo como lágrimas empiezan a salir de sus ojos, pero antes de que pueda quitárselas Eric me agarra del pelo y tira, haciéndome caer al suelo.
Me coge del brazo y tira de mi, haciendo que me levante. Pasa su brazo por la mesa del profesor, tirando todo lo que hay. Me empuja y termino acostada encima de la mesa con el encima mía.
Me agarra de los brazos y me inmoviliza, aunque sigo retorciéndome debajo de el.
-Deja de moverte, pequeña zorra. Lo vas a disfrutar así que no me lo pongas más difícil.-me dice. Acerca su cara a mi cuello y empieza a lamerlo. Va bajando hasta llegar a mi pecho.
Entonces Mark se levanta tambaleándose de la silla, lo que provoca que Eric se desconcentre y yo le propine un golpe con la rodilla en su entrepierna hinchada.
Cae de la mesa al suelo y yo me levanto rápidamente. Me doy otro golpe en la entrepierna y otro en la cara, provocando que su nariz sangre.
Agarro a Mark del brazo y tiro de él corriendo con el corazón a mil. Mientras saco el movil y llamo a Adam.
-¿Qué quieres, Megara?-me pregunta frío.
-Ven... Ven al instituto... Necesito ayuda...-digo con voz entrecortada por correr y entonces grito cuando Eric me agarra tirándome al suelo haciendo que mi teléfono se aleje de mi.-¡Adam!-grito y espero que venga rápido.
Estamos en medio de un pasillo. Mark ha caído conmigo, pero él tiene los ojos cerrados y me asusta, me preocupa que se haya dado un golpe.
Antes de que Eric consiga atraparme me levanto como puedo y corro, pero no llego lejos. Vuelvo a caer al suelo y esta vez Eric reacciona rápido y se coloca encima mía inmovilizándome.
-¡Eres una zorra! ¡Mira lo que le has hecho a mi nariz!-dice y yo le escupo en la cara mientras sigo retorciéndome.
-¡Suéltame!
-No pienso soltarte. Voy a follarte hasta que se me caiga la polla.-susurra. Empieza a desabrocharse sus pantalones y yo cierro los ojos y tiemblo más todavía.
No me puedo creer que de verdad esto vaya a ocurrir.
Pero entonces el peso de Eric desaparece de encima mía. Abro los ojos rápidamente y veo un cuerpo que reconocería en cualquier parte encima del de Eric.
Dejo a Adam destrozando a Eric porque se lo merece y yo me acerco rápidamente a Mark.
-¡Mark! Abre los ojos, por favor.-digo y lo oigo susurrar mi nombre.-Gracias a Dios que estás bien.-digo y entonces me alejo de él y me agarro a la espalda de Adam, que para inmediatamente de golpear a Eric.
-Joder.-dice levantándose conmigo a su espalda. Se gira y me abraza fuertemente.-Joder.-repite.-Dime que estás bien. Megara, por favor háblame.-dice haciendo que lo mire a los ojos.
-Gracias...-susurro y me vuelve a apretar contra su pecho.
-Vamos, pequeña. Vámonos de aquí.-dice. Me separo de él y me acerco a Mark.
-Mark... Venga levanta, tenemos que irnos.
-Meg...-susurra.
-Si, soy yo. Ahora vamos.-Adam me ayuda a levantarlo. Por el camino le cuento lo que ha pasado y decidimos llevar a Mark al hospital por si tiene algún golpe grave en la cabeza o por si las drogas y el alcohol le pueden hacer algo realmente grave.
Dejamos a Mark en el hospital una vez que estamos seguros de que estará bien y de que sus padres vienen en camino.
Adam me acerca a casa y me dice que un amigo suyo ha ido a recoger el coche de mi madre.
-Quédate.-digo cuando llegamos.
-¿Qué?
-Quédate, por favor.
-Megara... No creo que...-lo interrumpo.
-Prometo no alejarte, pero por favor quédate.
-Está bien.-dice tras dudar un momento.
Subimos a mi habitación sin hacer ruido. Me pongo el pijama en el baño y traigo conmigo un botiquín. Adam se ha quitado la camiseta y está tumbado en mi cama. Admiro su cuerpo un momento y me acerco a el. Me siento al otro lado de la cama y él se incorpora.
Saco unas gasas que mojo con agua oxigenada y lo paso por sus nudillos, que ya han dejado de sangrar.
Cuando termino con el me levanto y me acerco al espejo con otra gasa para limpiarme la mejilla, pero antes de que mi mano llegue a mi piel, Adam se acerca y me quita la gasa para limpiarme él. Veo como aprieta fuertemente la mandíbula mientras que sus ojos están concentrados en no hacerme daño. A veces se le olvida que estoy acostumbrada a ese dolor.
Cierro mi puerta con seguro y nos acostamos en mi cama, sin tocarnos, mirando al techo. Me giro, quedando de lado y me pego a su cuerpo.
-Abrázame.-digo lo suficientemente fuerte como para que me oiga. Después de unos segundos noto como se mueve y me rodea con los brazos. Pronto empiezo a llorar.
-Sh. No llores, pequeña. Está todo bien. Estoy contigo. Vamos... deja de temblar. No te va a pasar nada.-dice. Al rato termino quedándome dormida con el calor que emana de su cuerpo y con sus brazos apretándome reconfortantemente contra él.---
Esto es un regalo para vosotr@s por haber estado tan ausente, así que espero que lo disfrutéis muchísimo.
Por favor, decidme que pensáis del capítulo o de la historia en general.
Besis❤
-fairypsychotic
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Respira.
Romance¿Qué haces cuando pierdes a toda la gente que amas? ¿Qué haces cuando a pesar de no querer volver a casa, sigues volviendo? ¿Qué haces cuando quieres dejar de respirar? Megara Thompson vive con su madre y su padre y para todos parece una chica norma...