Capítulo 3.

746 60 38
                                    

Ambos permanecieron en silencio jamás pensaron que alguna vez se encontrarían en esta situación otra vez, Camus se dejó caer lentamente al suelo y se abrazó a sus piernas, intentaba calmarse para dejar de temblar, no quería verse tan débil mucho menos ante Escorpio. Milo solo miraba al aquamarina de lejos sin quitar un segundo está de encima, aquel chico no parecía en estos momentos el mismo Camus de Acuario que conocía, parecía alguien muy diferente a lo que siempre demostraba, pero no estaba dispuesto a dejarse llevar por esa imagen que le hacía tener ganas de protegerlo de todos los males, no volvería a caer como lo hizo alguna vez hace muchos años, se acercó cuando notó que los temblores del Acuariano disminuían, se quedó mirando desde su lugar decidiendo hablar para romper aquel momento tan tenso.

- ¿En serio te dejaste ganar por un simple humano? -Pregunto cruzando sus brazos sobre su pecho, quería mantener su postura de siempre, llevando muy lejos bajo llave aquellos recuerdos donde él estaba seguro que aquel chico jamás dañaría a nadie. -Que débil resultaste ser Acuario.

-¿Tú podrías atacar a un humano cuando tienes esto puesto? -Alzo su brazo derecho dejando que viera su muñeca la cual estaba lastimada y era apresada por una pulsera anti cosmos. -Yo no me especializo en ser un bruto con los puños o a romper el reglamento. -Apoyo el costado de su cabeza sobre sus piernas evitando la mirada. -Saga me va a regañar de nuevo y Aioros se va a morir de la preocupación. -Murmuro apretando sus puños.

- ¿No es primera vez? -Pregunto Milo extrañado, no tenía conocimientos sobre que algo así haya ocurrido, esto hizo que sintiera una punzada en su pecho, años atrás era el primero en saber cualquier cosa que ocurriera con el onceavo guardian. - ¿Cuantas veces?

-Cuatro, los últimos meses... tú nunca estás Escorpio por eso no sabes nada. -Respondió Camus sintiendo sus ojos cristalizarse, odiaba que en momentos así promesas del pasado se le vinieran a su mente, en especial si era la promesa "yo me encargaré de protegerte siempre" se abrazó mas así mismo ocultando sus ojos por completo, se sentía tan patetico. -Aunque me odies y que sé que jamás harías esto por gusto... gracias por ayudarme.

-No fue nada, si te ocurre algo y yo lo sabía me asesinan. -Miro hacía otro lugar, no es que eso fuera mentira, pero también era porque de alguna forma seguía teniendo promesas pendientes. - ¿Te duele la muñeca?

-No percibo el dolor físico con el pasar del tiempo deje de darle importancia... eso deberías saberlo Escorpio. -Camus teniendo cuidado se puso de pie, apoyando su espalda contra el muro, Milo se encogió de hombros, el solo recordaba aquellos tiempos en que se quejaba por el mínimo daño físico. - ¿Cómo pudiste salir del efecto de la hierba?

-No sé de qué hablas.

-Hierba del sueño. -Alzo la mirada para fijarla en el más alto y al notar que realmente desconocía toda información de esta suspiro cansado. -Puede usarse de tres formas como medicamento para recuperar el sueño, para robar o hacer algo sin que nadie se entere y la última... actuar como veneno ante una persona para que jamás despierte. -Se cruzo de brazos pasando por el costado del escorpión que intentaba procesar aquella información. -Debo preparar antes de que surja el tercer efecto un antídoto, dime ¿te dio un dolor de cabeza al despertar?

-Si, algo así como si hubiera ido a beber. -Al ser observado unos segundos por el más bajo que tenía alzada una ceja rodó los ojos. -entiendes eso ¿verdad? 

-Se lo que es tener resaca, no soy tan santo como crees, si quisiera matarte ya lo hubiera hecho hace mucho, ni siquiera te darías cuenta de eso. -Con cuidado paso por todo el desastre que ahora era su templo para dirigirse a la cocina, tendría mucho que limpiar luego.

-Oye ¿a qué te refieres con eso? -Milo debido a la curiosidad que estaba sintiendo y a que no quería quedarse con la información a medias decidió seguirlo.

del amor al odio, del odio al amor (Milo x Camus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora