del amor al odio, del odio al amor (Milo x Camus)

capitulo 22: nos amaremos por siempre

14 años después.

Finalmente llego el día en que la distinguida pareja conformada por Milo de Escorpio y Camus de Acuario se casaran, luego de tantos hijos ya era tiempo de contraer matrimonio, en especial porque ya estaban con otro en camino, todos lo miraban con asombro sin entender como lograban tener tanta paciencia, ellos con suerte y podían hacerse cargo de los propios y la pregunta que se hacían todos ¿desde cuándo Milo se volvió alguien tan maduro? Pero, en fin, son cosas que jamás entenderemos.

Templo de Escorpio (era donde finalmente decidieron quedarse).

Camus se encontraba solo en el templo con sus hijos, ya era de madrugada y faltaba muy poco para que amaneciera, ese día que estaba por llegar era el mas esperado por muchos, todos se habían casado menos ellos.

Y se estarán preguntando ¿Dónde estaba el Escorpión? Pues Milo había tenido que salir de misión hace dos semanas debido a unos extraños movimientos de posibles enemigos en la tierra, debido a esto no se habían visto y no dejaban a Camus salir por la nueva gran noticia que les había dado, pero ya tenía rotundamente decidido que nacía ese bebé y se cerraba la fábrica, la noche era tranquila y como siempre que Milo no estaba su hijo menor, su pequeño Ethan, que ciertamente era muy apegado a ambos con sus apenas tres años. Fue entonces que entró alguien a la habitación que la pareja había estado usando durante todos esos años.

Milo sonrió Instintivamente al ver a su amado tranquilamente dormido, tantas veces lo había visto justamente así, pero jamás se cansaba de hacerlo, sin embargo, su motivo de llegar antes no era solo poder verlo. Al lado de su amado estaba con el más pequeño de sus tesoros compartiendo el lecho con su amor estaba uno de los frutos de su amor desenfrenado por Camus, el escorpión dorado sonrió admirando lo grande que estaba su hijo menor, parecía mentira que ya tuviera tres años, tomo una silla que estaba cercana a la cama recordando todo lo que había sucedido en esos años, pensar que por unos cuantos años fueron tan infelices por culpa de esa bruja y ahora eran completamente felices ¿cómo no serlo? Si tenían a sus pequeños grandes tesoros y uno más en camino, su familia y amigos bien, todo era simplemente perfecto y el causante de darle toda esa felicidad a cada uno fue su gran amor que pudo enfrentar a esa bruja y liberarlos de su maldad.

Se puso de pie y se acercó a la cama, acaricio la cabeza de su hijo depositando un beso en su frente, Ethan estaba sumido en sus sueños, apenas logro sentir el contacto de su padre se movió solo un poquito, el peliazul rodeo la cama, el aquamarina como siempre desde que supieron de la nueva llegada tenía una mano sobre su vientre como si quisiera proteger a su nuevo bebé de todo lo malo.

-Milo. -Susurro el de tez como la nieve, abrió lentamente sus ojos al ser besado por su amado escorpión, apenas se separaron se reincorporo. - ¿Cuándo regresaste?

-Hace una hora, pero quise venir a verlos. -Respondió en bajos susurros, se sentó en la orilla de la cama. -Estaba loco por verlos, los extrañe más de lo que imagine que podría hacerlo.

- ¿Los niños no te sintieron? -Cuestiono algo sorprendido, vaya que quedaron cansados.

-No, los fui a ver y estaban completamente dormidos. -Acaricio su mejilla con dulzura.

-Aja ¿y cómo llegaste al templo? con toda la seguridad que tenemos en especial de noche... y más cuando tú no estás.

-Bueno eso... ya me conoces. -Se encogió de hombros.

-Milo. -Negó con la cabeza. -Te lo dije antes de que te fueras, que no quería que hicieras más esas cosas tan peligrosas, no quiero que los niños te imiten más de lo que te imitan ya.

-Camus, son mis hijos, aunque no lo haga yo, de igual manera van a intentar de hacer ese tipo de locuras, pero no te preocupes madre sobre protector, que para eso estoy yo para cuidarlos y protegerlos, ante todo. -Camus que siempre se enternecía cuando Milo se comportaba como un padre amoroso y protector, no pudo evitar besar lo en los labios.