Capítulo 16.

500 44 67
                                    

Tiempo actual.

Cuando Zeus y Hades terminaron de relatar aquello, Camus tubo que abrazar a Milo para detenerlo de asesinar a Saori, mientras los demás no hacían nada al respecto de lo que deseaba cometer el escorpión dorado, ellos con gusto verían la muerte de esa Odiosa, ya no era mas diosa, era la odiosa Athena.

- ¡Camus, ya suéltame, la voy a matar! -Milo estaba furioso ¿Cómo pudo considerar alguna vez su amiga a quien le hizo todo ese daño a su amado?

-Milo, por favor, cálmate. -Se abrazo fuertemente al pecho del escorpión, ocultando en esta acción su rostro. -Tú no eres un asesino, cálmate, por favor, bicho.

-Camus... -Sintió pequeñas gotas heladas mojar su pecho, esto le hizo dejar de hacer fuerzas para abrazarlo contra sí. -Está bien, si es lo que deseas, pero te juro que si te vuelve a hacer algo no me detendré, no dejaré que te vuelvan a hacer daño, yo siempre te protegeré.

-Milo. -Susurro alzando un poco la mirada, había necesitado tanto al escorpión dorado todo ese tiempo que se "odiaron" no le interesaba ya más su pasado, no iba a sentir odio hacía quienes alguna vez le provocaron todo ese daño debido a que no termino por perder todo por siempre, estaba recuperando todo eso que alguna vez le fue arrebatado y algunas cosas jamás las perdió.

Todos miraban con ternura aquella escena, todos menos Zeus que miraba con celos porque para él su retoño era tan solo un bebé al contrario de Hades que estaba feliz de que su hijo tuviera a alguien que lo amara de esa manera, Athena miraba con rabia, mientras que la otra diosa lo hacía con tristeza y nostalgia, le recordaba a cuando alguna vez fue feliz junto a su esposo.

-Si, si, muy bonito todo, pero tampoco se pasen tanto, siguen siendo solo unos niños. -Comento Zeus intentando separarlos, esto solo había hecho reír a Hades.

-Pero que celoso resultaste ser con tu hijo. -Comento intentando retener la risa. -Camus, hijo ¿en serio estás dispuesto a perdonar a quienes te hicieron tanto daño?

-No es simplemente perdonar. -Se encogió de hombros separándose un poco del octavo guardián para tranquilidad de su padre, miro hacía su hermana. -Es más que no quiero tener tanto rencor y desperdiciar mi vida por eso, la envidia, el rencor, los celos... solo arruinan la vida de uno mismo y no de la otra persona... por más que yo pueda perdonar, si esas personas no se perdonan así mismas no servirá de nada.

-Y sigue haciéndose el angelito. -Se quejo Saori rodando los ojos, haciendo una mueca de asco y luego dolor al sentir más fuerte los amarres en sus muñecas por las ramas.

-Saori, yo no te arruine la vida, tu sola te encargaste de hacerlo, jamás pensaste en cumplir con tu deber... si lo hubieras hecho, yo seguiría en el inframundo con mi mamá, jamás hubiera estado con los chicos. -Decir eso le causaba una extraña sensación, no se imaginaba una vida sin los chicos en ella.

- ¡Ya cállate bastardo! -Grito Saori, odiaba saber que él tenía la razón.

-Hijo. -Zeus llamo al aquamarina para obtener su atención. -¿Quieres que nos llevemos a Athena al olimpo? ¿o quieres que se quede aquí en el santuario?

-Viendo que no está arrepentida de sus acciones y no sé cuándo este o si lo estará... -Miro hacía la pelilila sintiendo lastima más que bronca por ella. -Es mejor que se vaya y no vuelva aquí. -Decidió no muy contento como muchos pensarían que estaría, pero lo conocían, esto no era nada extraño de su parte.

- ¡Maldito! -Saori logro esquivar a los caballeros y dioses, Milo iba a proteger a Camus, pero no fue necesario, el aquamarina con solo encender su cosmos de luz y oscuridad logro hacer que esta no pudiera moverse. - ¡Déjame!

-No hasta que logres calmarte. -Inflo sus mejillas, comenzaba a perder la paciencia que tenía con ella. -Entiende, has perdido.

- ¡Eso jamás! -Era demasiado terca como su padre.

-Ya no tienes tu báculo y no eres inmortal, para ya, Saori. -Ordeno el de ojos amatistas, la forma en que miraba a la anterior diosa de la tierra era como ver a sus padres a través de él, en eso se escuchó un relámpago caer desde el cielo lo cual provoco un pequeño movimiento en la tierra.

- ¿No son ustedes dos? -Cuestiono asustada Hera mirando hacía los otros dos que negaron para apuntar a su hijo. -Eso... es imposible...

-Athena lo acaba de decir, si bien no es del todo correcta la palabra... Camus tiene tanto sangre de los cielos como del inframundo corriendo por su cuerpo, es una combinación algo extraña y desconocida aún. -Explico lo mejor que pudo el dios de los cielos. -Camus, deja a tu hermana.

-Si, papá. -Apago su cosmos dejando que la de ojos azules cayera de cara al suelo, esto provoco que muchos tuvieran que morderse los labios o tapar su boca para no soltar una carcajada.

-De tal palo tal astilla. -Murmuro entre dientes el dios rubio mirando hacía Hades que se hacía el inocente. -Lo que no sabemos del todo es ¿cómo sobreviviste por ti mismo?

-Ah eso. -Miro a los chicos lo que provocó una sonrisa en su rostro. -Jamás estuve solo realmente, además, creo que no deberían tenerle rencor a Perséfone, ella se arrepintió de lo que hizo.

- ¿A qué te refieres? -Cuestiono Hades entrecerrando sus ojos.

- ¿Es una mujer pelirroja de ojos azulados? -Ladeo su cabeza recibiendo una afirmación por parte de los dioses. -Me cuido y me llevo con mi familia terrenal.

-Por eso desapareció por un tiempo y nadie daba con ella. -Murmuro pensativo el dios de los muertos.

-Esa maldita traidora... -Murmuraba por lo bajo la odiosa, no pudo seguir debido a que su padre se cansó de sus quejas arrebatándole la voz durante un lapso de tiempo.

-Ya me quitaste toda la paciencia. -Miro enojado a su "adorada" hija. - ¿Puedes llevarla al olimpo, Hera?

-Por supuesto. -Ambas desaparecieron dejando solo una estela de humo, esto fue muy agradecido por el resto de presentes.

- ¡Al fin nos hemos librado de ella! -Celebraron los caballeros, excepto el aquamarina, se sentía algo mal ante el pensamiento de todo lo que hizo su media hermana y como todo termino con ella, el escorpión celebro para sus adentros para no incomodar a su amado.

-Escorpio. -Llamo Zeus al octavo guardián que volteo a verle sin soltar al de ojos amatistas. -Si tuviera dudas sobre que en verdad quieres a mi hijo... ya te hubiera partido con un rayo, pero no te salvas de que pueda hacerlo si un día le haces algo.

-Papá, no seas tan celoso. -Pidió Camus, aunque le causara risa aquello, la cara de terror que puso el menor fue épica. -Y tú, no te asustes, no dejaré que te haga algo.

-El amor. -Suspiraron con una sonrisa algunos.

-Ya empezaron. -Refunfuñaron "asqueados" otros.

-Aún son solo unos niños ¡sepárense! -Ordenaron al mismo tiempo Zeus y Saga.

-Mejor vayan a hablar ¿no tenían muchas cosas que contarle al otro? -Les indico Aioros tapando la boca de su pareja, los menores asintieron.

-Pueden hacerlo muy bien aquí. -Aseguro Zeus siendo apoyado por asentimientos de Saga, ahora el dios también termino con la boca tapada por parte de su pareja.

-Déjenlos, par de exagerados. -Esta vez fueron los madres cómplices del año. -Vayan sin problema.

- ¿Está bien? -Salieron de allí con algunas dudas de si estaba bien hacerlo o no, pero si era verdad que tenían mucho de qué hablar, mucho que explicar y querían aprovechar un rato a solas, no sabían cuando volverían a estar así de tranquilos.

-Ahora nos desautorizan frente a los niños. -Refunfuñaron cuando pudieron soltarse de sus respectivas parejas.

-Claro, ahora son niños. -Rodaron los ojos mirando a sus parejas, puede que ambos pares de padres se llevarán bastante bien desde ahora. 

del amor al odio, del odio al amor (Milo x Camus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora