La noche anterior, al terminar la cena, Asmodeus lo llamo a su estudio.
-prepara tu equipaje, mañana iras a un viaje de negocios-
Ante la mirada de incredulidad de Magnus, repitió -mañana harás un viaje, te guste o no. Ahora largo de aquí, prepara tu equipaje.
-¿porque he de ir yo? La verdad es que no se nada de la empresa.
-no es necesario que sepas nada en absoluto. Ahora dejame trabajar y ve a empacar todo tu montón de...- señalo el atuendo de Magnus- ropa - y para sorpresa de Magnus sonrió -sera mejor que empaques lo mejor que tengas.
Magnus se dirigió a su habitación, sabia que Asmodeus lo podía obligar si se negaba: Estaba obligado por el documento que le firmo.
Se sorprendió cuando su papá lo acompaño al aeropuerto, y mas cuando al entrar a la sala de espera vio a Alec esperando su vuelo también.
Primero entro Asmodeus, Magnus lo vio conversar con el ojiazul, Después señalo hacia él, Alec lo miro horrorizado, al parecer no se lo esperaba, pero asintió.
-Acercate- ordenó Asmodeus.
Magnus dudo pero se acercó con precaución, -hola Sr. Lightwood
-Sr. Bane- respondió el pelinegro
Asmodeus soltó una carcajada -veo que se llevaran bien- les palmeo la espalda -que tengan un buen viaje, y por favor señor Lightwood, cuidelo.
Las palabras de Asmodeus sorprendieron a Magnus, su papá no era así, no sonreía tan fácilmente, no se preocupaba de más. Pero lo dejo pasar, ¡viajaría con Alec! Y si todo salia como esperaba volverían a estar juntos.
El vuelo no resulto como esperaba, sus asientos estaban separados. Era un viaje largo y posiblemente estarían llegando a Japón en la madrugada.
***
-se supone que debo ofrecerte mi casa, y debo sentirme ofendido si rechazas la invitación, pero estoy dispuesto a hacer una excepción- dijo Alec cuando bajaron del avión.
Magnus lo miro mal, pero no respondió.
Alec vestía jeans y una camiseta, y solo traía una mochila. En cambio Magnus traía consigo dos maletas bastante grandes y se le hacia poco.
Se dirigieron al estacionamiento, y ahí estaba el famoso charger negro, una chica rubia salio del auto.
-hola Alec!- saludo al ojiazul con un abrazo y un lento beso en la mejilla.
-hola Lydia
-te extrañe-
-yo también te extrañe,
La chica miro a Magnus -no me dijiste que vendrias acompañado.
-lo siento fue algo de ultimo momento.
Alec ayudo a Magnus a subir las maletas al auto, Lydia había ocupado el asiento del copiloto por lo que Magnus subió atrás.
La rubia puso musica mientras Alec conducía a través de la ciudad. Magnus cerro los ojos, se sentía cansado. La canción de someone like you cenzo a sonar.
-cantala Alec- dijo Lydia, sorprendiendo a Magnus, jamas había escuchado a Alec cantando.
El ojiazul miró a Hacia Magnus él cual parecía haberse quedado dormido y negó
-vamos Alec cantala- lo miro suplicante
Después de un momento el chico comenzó a cantar, su voz llena de sentimiento inundó el auto, Magnus no lo pudo evitar y las lágrimas comenzaron a brotar.
Un momento después el auto aparcó frente a un lujoso edificio. Y Lydia bajo despidiéndose de Alec e ignorando a Magnus, después continuaron rumbo a algún lugar que Magnus desconocía.
***
Alec era un hombre fuerte, pero ver a Magnus llorando era algo imposible de aceptar, aun lo amaba y pese a todo lo pasado no quería mas que lo mejor para el moreno.
Lucho contra esas enormes ansias de aparcar el auto y consolarlo, por fin después de un rato llegaron a su destino, Magnus ya no lloraba pero tenia los ojos rojos y el maquillaje un poco esparcido. Alec se apresuro a bajar el equipaje. Y condujo a Magnus dentro de la casa, en comparación con la mansión en NY este lugar era pequeño.
-Dormiras aquí.- dijo mientras dejaba el equipaje en una habitación.
Alec dio media vuelta dispuesto a marcharse cuando una mano le sujetó, -Alexander, perdoname, se muy bien que fui un tonto, que te falle, pero te amo-
-dejalo, por favor Bane- Alec lo miro a los ojos con su mirada impenetrable.
-yo... Yo te amo...y te busque... Pero no pude.... Todo este tiempo... Lo único que me mantuvo con vida... Fue la esperanza de que volverías- se notaba en sus palabras que estaba sufriendo.
- ya no importa.
De repente sus ojos se inundaron nuevamente y comenzó a llorar -te amo y tenerte aquí, tan cerca y darme cuenta de que no te interesa me mata, Alec- sus piernas fallaron pero Alec no lo dejo caer, lo sujeto firme.
Esa muralla que había creado alrededor suyo cayó, no importaba nada, solo el hecho de que Magnus estaba sufriendo y él no lo permitiría. Jamas había visto a Magnus tan vulnerable, lo atrajo y acaricio su espalda.
-claro que me importa, claro que me importas.
Magnus lo abrazo fuertemente para después sorprender a Alec y besar sus labios, un beso que El ojiazul correspondió, un beso lleno de anhelo.
Su beso se profundizo hasta convertirse en pasión, locura, poco a poco la ropa fue cayendo, jadeaban, afuera el mundo seguía su curso, pero en esta habitación el tiempo se había detenido, no existía pasado ni futuro sólo el presente y era hermoso.
Llegaron hasta la cama, Alec despojo a Magnus de sus jeans y no supo en que momento perdió los suyos, sus besos eran ardientes, y lo llevaban a lugares inimaginables.
Magnus deseaba preguntarle a Alec si estaba seguro, pero temió que le dijera que no. Alec sabía lo que quería en este momento, quizá algún día se arrepentiría por ceder a sus instintos, pero ese día no seria hoy, amaba a Magnus y ser suyo era lo que mas deseaba.
Magnus mordió su oreja, y beso cada centímetro de piel hasta llegar a su cuello, Alec lo puso sobre si, y acaricio su espalda y bajó un poco mas. La piel de Magnus era suave, sus cuerpos desnudos dejaban claro que estaban listos para más.
Se miraron un momento, sus ojos eran un abismo donde cada uno se perdió, antes de fusionarse en uno solo, gimieron al unisono, cada uno pronunció el nombre del contrario, viajaron al cielo y al infierno en un momento y se dejaron perder en el tiempo y el espacio.
