Magnus seguía estático, intentando procesar las palabras de Alec, al ver que no respondía, el ojiazul volvió sobre sus pies y saco un juego de copias de una gaveta y se las entregó al moreno.
Magnus reviso el documento y un momento después hablo -que es esto?- señalo el contrato.
-un poder-
-¿que significa?
-significa que, aunque sigas siendo el dueño de tu empresa, no podrás gastar un solo centavo sin que yo lo autorice. Así que a partir de este momento se cancelaran todas tus cuentas. Y si decides divorciarte, yo me quedare con la mitad de todos tus bienes- el ojiazul lucia tranquilo.
-¿porque hiciste eso?.
-eso querías, que sacara adelante tu empresa, y contigo despilfarrado dinero es imposible.
-y la boda?
-es para dejar claro que no seré mas tu juguete.
-Alexander esto no es lo que quería!
-¡no claro que no!, lo que tu querías era aprovechar que aun te amo para salvar tu empresa de la quiebra y después botarme a la basura, a mi y a mi estúpido y enfermo amor.
-¡¿que?!
-si Magnus, aun te amo y te amo mucho como para perdonar tu traición.
-¿de donde sacas que solo te quería utilizar?
-te escuche Magnus, escuche cuando le decías a tu padre que ese sería un buen plan.
-Alexander, eso no paso!
-no, claro que no paso, como tampoco paso que te fuiste a enredar con Camille cuando eras mi novio!- Alec estaba gritando
-Alexander!- Magnus intento sonar ofendido pero la voz se le quebró- no es lo que parece.
-ok entonces dime, Magnus, te escucho.
-no me refería a... Alexander casarme contigo es lo que mas he deseado en toda mi vida. Me refería a que me imaginaba mi boda mas ... No se...- Esto pareció apaciguar al ojiazul.
-un salón, baile, bebidas, pastel y eso- no era una pregunta
-exacto. Y lo que escuchaste, hablaba con Ragnor sobre que sospechaba que mi padre nos quería unidos por conveniencia. Yo jamás te usaría de esa manera- lo miro a los ojos -creeme. Y respecto a Camille. Fue una trampa y soy culpable por confiar en ella. Pero te juro que .... yo no lo recuerdo.
-tienes suerte, yo sueño con eso todas las noches- Alec fijo la vista mas allá -de verdad no tienes idea de lo mucho que he llorado.
-Alec perdoname. Se que te falle, yo no tengo nada que reclamar, se que si te fuiste fue por culpa mía, y creo que no pude recibir un castigo peor , pero estas aquí y yo no quiero mas que hacerte feliz. Te amo Alexander, permite que te lo demuestre.
- bueno pues ahora estamos casados, tendremos mucho tiempo, a menos que quieras el divorcio.
Se sumergieron en el silencio, hasta que después de un momento y con total calma, una calma que Alec no esperaba, Magnus hablo.
-no se supone que debía venir un juez a nuestra boda?-
-es una suerte que sea Alexander Lightwood, y sea muy amigo de uno- respondió el ojiazul.
-Alexander, no me mal intérpretes, amo ser tu esposo y con gusto habría firmado, pero ¿pero porque el engaño?
-¡no te engañe!, te dije que leyeras, no es culpa mía que no lo hayas hecho.
- dijiste que era un contrato!
-y lo es.
-osea que estamos casados?- la calma de Magnus estaba abrumando a Alec. Esperaba un drama al estilo Magnus pero en lugar de eso el moreno lucia feliz.
-si- respondió con precaución.
-legalmente soy tu esposo?
-así es-
-ahora no puedo gastar ni un peso sin tu autorización?- el ojiazul asintio- pero olvidas que yo no soy dueño de la empresa, es mi padre.
-en eso te equivocas, Asmodeus puso todo a tu nombre, eres dueño absoluto.
-no lo sabía- el moreno lucía sorprendido
-claro que no, no te han interesado jamás los asuntos de la empresa.-Alexander....
-dime
-tu te quieres desquitar conmigo, por eso nos casamos, Creíste que no te amaba y solo pensaba utilizarte - Magnus sonrió de lado -olvidaste que soy mayor que tu, y aunque seas muy hábil en muchas cosas, te supero en algo.
-....
-tengo maldad
-de que hablas?
-si somos esposos legalmente tengo derechos y tu tienes obligaciones conmigo.
-oh! Claro, yo cuidare tus intereses y....
-te quiero, ahora- ordeno.
-Magnus?
El moreno se acerco peligrosamente a Alec, con decisión, y lo beso, como todo un experto despojo al ojiazul de la camisa, -ahora eres mi esposo y quiero hacerte mío-
Alec estaba sorprendido, hace un momento tenia todo bajo control y ahora Magnus estaba, literalmente, sobre él.
La puerta se abrió de golpe. Lydia los miraba con la boca abierta, había perdido todo el color.
-santo cielo! ¿que no te enseñaron a tocar?- Magnus estaba molesto por la repentina llegada de Lydia.
-yo... Alec, podrías por favor... Necesito que revises algo- la chica aparto la vista.
Alec había enrojecido y debido a la vergüenza no dijo nada, quería que la tierra lo tragara.
Magnus miro a la rubia con molestia -¿Alec? a partir de este momento es el señor Lightwood para ti, ahora vete, cierra la puerta al salir y asegurate de que nadie nos moleste- Magnus hablo con autoridad. La chica miró hacia Alec en busca de protección.
-Lydia, por favor has lo que dice mi esposo- fue la repuesta del ojiazul, que aun permanecía bajo el cuerpo del moreno sin la mitad de la ropa puesta.
Lydia salio sin disimular su enojo.
Magnus volvió la vista a su ahora esposo, sus ojos ardían, sujeto a Alec del cabello -yo te enseñare lo que es estar casado con el hijo de un demonio- dijo antes de besarlo.
