hungry

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-¡Bonita! -Exclamó al cerrar la puerta. Al fin había vuelto a casa.

-¡En la cocina! -Respondí concentrada en terminar la cena que estaba preparando.

  No se tardó ni un minuto en ingresar a la habitación y rodear mi cintura con sus brazos.

-Ugh, te extrañé -Gruñó con sus labios en mi nuca.

  Y no nos habíamos visto en todo el día, así que lo entendía.

-Yo también, pero volviste a casa y es lo que importa -Giré mi cara para dejar un beso en su mejilla, el contacto de mis labios con su bello facial de unos días me hizo cosquillas.

-¿Qué? -Soltó confundido por mi infantil risita.

-Tu barba me hace cosquillas.

-¿Quieres que me afeite? -Negué con rapidez.

  Deje lo que estaba haciendo para girar mi cuerpo y rodear su cuello con mis brazos -Amo que te dejes crecer la barba, te hace lucir muy sexy y mayor -Ronronee quedando a una peligrosa distancia de sus labios.

-Si mi reina quiere que me deje la barba, lo haré -Y besó mis labios con lentitud.

  Amo que haga eso; sus labios saboreandome con lentitud, como si quisiera recordar cada centímetro de mis labios y el sabor que poseía.

-Mmm... Liam -Jadee en su boca intentando separarme.

-Amo cuando dices mi nombre de esa manera -Gruñe antes de meter su lengua dentro de mi y rozar la mía.

  Oh-oh.

-L-la comida... Li-

-Que se queme, me importa una mierda. Prefiero comerte a ti -Y sus manos sostienen mi cintura para impulsarme hasta la mesada y meterse entre mis piernas. Un gemido se me escapa.

  ¿Tan pronto se puso duro?

-Li-Liam... Por f-favor...

  Y tardo en darme cuenta de que hablarle así no ayudará en nada a calmar nuestra acalorada situación.

-Por favor ¿Qué, preciosa? -Suspira rozando sus labios contra mi oreja -Voy a hacerte tantas cosas si continúas hablando de esa manera.

-¿Cómo qué? -Me atrevo a preguntar. Siento su sonrisa en mi cuello.

-Primero voy a arrancarte mi camisa -Dice desabotonandola, torturándome con el tiempo que se está tomando para dejar mis pechos a la vista -A pesar de que me guste muchísimo como te queda.

  Y no sé si es la fresca brisa o el tono que utiliza en sus palabras que logra endurecer mis pezones en segundos.

-Después voy a hacer trizas estas preciosas bragas -Y acaricia mi centro con sus dedos sobre la tela, haciéndome temblar. Él sonríe por mi reacción -Aunque... Puede que primero me divierta un poco.

  Entonces inicia con una serie de tortuosas caricias en mi zona íntima. Conozco a la perfección la rapidez de esos dedos firmes y me enloquece que aún no que quite la única prenda de ropa interior que poseo.

-Por favor, Liam -Jadeo con mi frente apoyada en uno de sus hombros.

  Y él se ríe de mis súplicas. Y creo que su armoniosa risa me ha humedecido mucho más.

-Está bien, nena. Voy a dejar de hacerte sufrir -Toma las esquinas de mis bragas y me las quita, dejándonos ver los jugos de mi excitación arruinando mi ropa interior -De todas formas, este jueguito no iba a durar mucho tiempo -Apoya las palmas de sus manos en mis rodillas y las separa -Estoy muy hambriento.

  Y Liam se agacha. Metiendo su cara entre mis muslos y dejando besos en ellos hasta llegar a donde más deseo sentirlo. Un agudo jadeo se me escapa al sentir la punta de su lengua rozar mi clítoris, luego sus labios succionando, y después su boca recorre cada centímetro de mi intimidad dejándome cada vez más débil. Sus dedos se unen por un momento para penetrarme hasta que su lengua los reemplaza y envía su pulgar a jugar con mi sensible e hinchado botón.

-¡Liam! -Chillo tirando de su cabello cuando el orgasmo se acerca. Lo siento gruñir contra mi y me ayuda a explotar en su boca.

  Al abrir los ojos me encuentro con él poniéndose derecho y limpiando los restos de mi orgasmo con su pulgar.

-Ya estás lista para mi, preciosa -Dice desabrochando sus jeans y bajándolos junto con sus boxers. Es enorme.

  Con una de sus manos me empuja por la espalda para dejarme más cerca de la orilla de la mesada. La otra, mientras tanto, sostiene su erección y al acerca a mi entrada, acariciando con el glande mis pliegues y haciéndome estremecer.

-Voy a follarte tan duro que no vas a sentir las piernas más tarde -Promete con la voz ronca y los ojos fijos en los míos.

  Y como si eso no me hubiera excitado por completo otra vez, se introduce en mi de golpe, provocando que un gemido se escape de mis labios.

  Su pelvis choca contra mi de una manera tan rítmica que hasta parece que está dándome un baile erótico, y creo que a este paso no tardaré en volver a correrme.

  Sus movimientos son lentos pero profundos y debo sostenerme de sus anchos hombros.

-¿Más? -Pregunta buscando mis ojos. Asiento sin aliento y echo mi cabeza hacia atrás cuando engancha su brazo izquierdo con mi pierna para penetrarme con mayor rapidez.

  ¿Desde cuándo la cocina es tan ruidosa y sofocante?

-Mírame -Suelta en un jadeo -Quiero que me mires a los ojos cuando te corras -Demanda rozando mis labios.

  Asiento y enredo mis dedos en su cabello. Mechones de su jopo se encuentran pegados en su frente fruncida por el placer y la concentración. Como amo cuando se pone así.

  El clímax se acerca y batallo para mantener mis ojos abiertos y fijos en los suyos -Aguanta, preciosa. S-sólo un poco más -Apoya su frente contra la mía.

  Pronuncio su nombre al alcanzar mi segundo orgasmo de esta noche. Su liberación ocurre segundos después de la mía y me siento orgullosa de oírlo repetir mi nombre entre gruñidos y maldiciones.

  El agarre de mis piernas se afloja y se dispone a acariciarlas mientras recuperamos el aliento. Al terminar mi cabeza queda apoyada en uno de sus hombros, tengo total acceso a su cuello y dejo cortos besos en el.

-No sigas... O voy a tomarte una vez más apenas me recupere -Murmura en mi oído. Ni siquiera necesito verlo para saber que está sonriendo.

  Aún así alejo mi cara de su cuello para mirar ese bello rostro, y amo lo que veo; su cabello totalmente despeinado por mi culpa, sus ojos mirándome con ese deseo insaciable mezclado con puro amor, y una fatigada sonrisa que me invita a unir mis labios con los suyos.

  Podría estar así toda la vida.

-Lamento haber arruinado la cena -Dice quitando unos mechones de mi cabello mientras acuna mi cara entre sus manos -Pero te compensaré con pizza y helado y un buen baño de burbujas.

  Sonrió frotando mi mejilla en su palma derecha -¿Y más sesiones de sexo duro?

  Liam ríe, música para mis oídos -Sexo duro en la bañera será.

  Y me carga entre sus brazos para llevarnos al cuarto de baño que se encuentra en nuestro dormitorio. Agradecí en silencio su gesto caballeroso, mis piernas están muy débiles.

sweet lullabies • lp Donde viven las historias. Descúbrelo ahora