but liam loves you!

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  Muchos piensan que el embarazo es bonito por el simple hecho de traer una nueva vida al mundo. Algunos hasta piensan que al tener un bebé una mujer se realiza, que ha cumplido con su deber como "mujer".

  Yo, sinceramente, les daría una patada a aquellos que piensan así. Todos nos sentimos completos cuando queremos, no necesariamente debemos serlo por un bebé o una pareja o algo material.

  Con todo esto no estoy queriendo decir que no quiero a mi bebé. No me malinterpreten. Al principio me costó acostumbrarme a la idea; los métodos  anticonceptivos que había utilizado con mi pareja no habían funcionado así que fue una total sorpresa el enterarme que por meses tendría a alguien formándose en mi interior y dentro de un par ya lo tendría en mis brazos.

  Sonaba loco para mi pensar que yo, alguien que con suerte podía cuidarse a sí misma, tendría que proteger el doble a otro ser vivo que llevaría mi sangre. Por suerte tenía a mi familia, a mis amigos, y a mi novio dándome apoyo y ayudándome todo el tiempo.

  La puerta de mi dormitorio se abrió, así que dejé de mirar y acariciar mi hinchado vientre de siete meses para observar al sujeto que había ingresado a la habitación. Este me sonrió mientras desenvolvia la bufanda color verde militar que rodeaba su cuello.

-¡Hola, amor! -Me saludó luego de quitarse el abrigo y colgarlo sobre el perchero junto a mi tocador.

  Caminó hacia mi y se inclinó para dejar un beso sobre mis labios. Pero yo corrí mi cara hacia la izquierda, provocando que sus suaves labios se posaran sobre mi mejilla. Liam se echó hacia atrás y me observó confundido.

-No me has negado un beso desde que empezamos a salir ¿Qué ocurre?

-¿Te parece que estas son horas de llegar, James? -Cuestione seria.

  Sus ojos se agrandaron por el asombro. Incluso volvió a echarse para atrás -Wow, sólo me dices James cuando estás enojada conmigo ¿Qué hice ahora?

-¿Y aún lo preguntas? ¡Son las once de la noche! ¡¿Dónde estabas?!

-En el estudio, sabías que trabajaría hasta tarde hoy -Explicó totalmente calmado. Detestaba que tuviera un semblante sereno cuando yo estaba a punto de explotar -Incluso te mandé un mensaje avisandote.

-¡Ese no es el punto! ¡No se supone que debes andar por ahí mientras yo estoy a punto de parir! -Reclame subiendo cada vez más la voz.

-En primer lugar, te faltan dos meses. Segundo, no andaba por ahí, estaba trabajando ya que si no lo recuerdas ahora que ya no puedes trabajar pronto seremos tres y debemos vivir con mi salario por un par de meses más hasta que vuelvas a la oficina... Bueno, si es que quieres volver, claro está.

-¡Ah, así que ahora es mi culpa!

-¿Eh? ¡Nunca dije eso! ¡Deja de malinterpretar todo lo que digo!

-¡Ahora me estás llamando tonta!

  Liam guardó silencio. Se pasó las manos por la cara en un intento de quitarse la frustración que yo le había provocado. Respiró hondo y se inclinó hacia mi, colocando sus manos a cada lado de mis anchas caderas.

-¿Qué es lo que de verdad te pasa, dulzura? -Preguntó en voz baja y suave.

  Había apoyado su frente contra la mía y cerrado los ojos, así que le sería imposible ver mis ojos aguarse de repente.

-Nunca tienes tiempo para mi -Me quejé estirando mi labio inferior hacia afuera.

  Mi novio sonrió con sus ojos aún cerrados -Todo mí tiempo te pertenece.

-¡Eres un mentiroso! -Exclamé empujandolo por el pecho para que se quite de encima. Pero él era muy fuerte y no cedía -No te necesito.

-Tienes razón, no me necesitas -Aceptó sin cambiar su dulce y sereno tono de voz.

-¡Te odio!

  Finalmente Liam abrió esos bellos ojos. Dejó salir una risita y empezó a depositar castos besos por todo mi rostro.

-Pero yo te amo -Canturreó sin dejar de besarme.

  Poco a poco mi rabia empezó a evaporarse al igual que mi tristeza. No sabía cómo pero él siempre tuvo ese don de besarme y hacer que todo lo malo desaparezca y me sienta en paz. Ahora todo lo que quería era estar entre sus brazos y que me mime.

-Pu-puede que también te ame -Murmure cerrando los ojos, relajandome por su toque.

-Eso me hace muy feliz.

  Entonces sus labios se posaron sobre los míos, los movimos con ternura y sin apuro. Me había derretido por completo. Cuando nos separamos, sus brazos me rodearon con cuidado y me abrazó ocultando su rostro en mi cuello, haciéndome cosquillas con sus besos y su barba de unos días.

-Li -Lo llamé acariciando su espalda.

-¿Hmm? -Soltó concentrado en besar y marcar mi cuello.

-El bebé tiene hambre.

  El castaño deshizo el abrazo casi sin ganas para sentarse a mi lado y conectar nuestras miradas.

-¿Y qué quiere mi bebé? -Preguntó mirándome a los ojos, fingiendo que el antojo venía de nuestro hijo cuando sabía que se trataba sólo de mi.

-Frutillas -Solté con inocencia.

-Qué bueno que tenemos un supermercado aquí a la vuelta -Dijo poniéndose de pie para volver a tomar su abrigo -Trata de no tocarte, el pequeño podría terminar con una mancha en su piel por tus antojos.

  Sonreí con picardía -No estaría mal que nuestro hijo tenga una mancha de nacimiento en el cuello con forma de frutilla como su padre.

  Él me devolvió la sonrisa a medida que se volvía a acercar a mi para dejar un beso en mi frente -Vuelvo pronto, trata de no extrañarme.

-Lo intentaré.

  Él se inclinó a mí barriga y dejó un beso y un par de caricias mientras se despedía de nuestro bebé y le decía que lo amaba. Luego me besó los labios y se fue en busca de mis frutillas, y al cruzar la puerta le avisé que también quería chocolate.

  Otra vez sola, bajé la mirada hacia mi panza y la acaricie -Papi volverá pronto, tesoro -Le hable como siempre solía hacer. No pude evitar reír al sentir sus pataditas.

  Sólo un par de meses más y ya lo tendría entre mis brazos. No podía esperar.

sweet lullabies • lp Donde viven las historias. Descúbrelo ahora