CINQ

104 29 8
                                    

17O227 || MACONDO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

17O227 || MACONDO

再見...

La mañana estaba clara como el agua, simplemente tranquila. Tan hermosa que cualquier tonto arrebatado como yo sería incapaz de apreciarla. De hecho me consideraba como un tipo rudo de cuentas y resultados numéricos. El romanticismo y las letras vivas eran facetas que no iban conmigo, cosa que se contradecía con lo que escribía todos los días. Luego uno aprende que cuando el mundo crece es necesario rellenarlo con algo, por eso es que un adolescente es incapaz de mirarse a sí mismo y reconocerse porque todavía no tiene idea de con qué va a colmar su alma.

JiMin no venía conmigo, era extraño que la señorita HaRi lo despertara antes. Se lo había llevado medio dormido y con apenas el tiempo de vestirse apropiadamente. Ni siquiera hizo la cama así que me había tomado algo más de tiempo hacer la de ambos, hubiese sido un problema si la señorita que inspecciona la llega a encontrar así. Las lecciones fueron tremendamente aburridas y Kim TaeHyung escapó de las burlas de todos los días. Luego más tarde me enteré que así serían todos mis días en adelante. Por alguna razón que yo desconocía, JiMin había sido transferido a otra escuela.

No lo podía creer, era inaudito que no me lo hubiera dicho. ¿Lo sabría de antemano? Por mucho que pedía explicaciones todos me decían lo mismo... «Es lo mejor, no es algo que te concierna...»

— ¡¿Pero cómo vas a decir que no es asunto mío?! ¡Es mi amigo!

— Ya he dicho lo que necesitas saber.

— ¿Pero puedo escribirle al menos?

— Me temo que no.

— Quiero hablar con el director, él me dejará escribirle.

— El señor Lee también ha sido trasladado y ya puedes marcharte, eres muy joven para entender estas cosas.

Las cosas iban de mal en peor, fui corriendo hacia los dormitorios y ni siquiera quedaba ya rastros de su existencia. Habían hecho desaparecer todas sus cosas. Supongo que las habían recogido y las habían tirado junto con él a las calles. Imaginaba a un pobre niño asustado del mundo con apenas sus míseras pertenencias.

Sabía que eso no podía ser pues había sido trasladado a otra institución, pero así lo imaginaba. Era mi amigo y estaba preocupado, por qué todo tan de repente. Ni siquiera quedaba su diario para averiguarlo, nunca tuve la oportunidad de saber qué ponía. ¿Lo volvería a ver alguna vez para preguntarle?

«...Puede que todavía no haya crecido lo suficiente, puede que no sepa muchas cosas de este mundo que todos los días me sorprende. Con 13 años, diario, anota esto que te digo, pues será lo último y la última verdad será también que encontraré a mi amigo.

La próxima vez será él quien te escriba...»

II. amigo míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora