HUIT

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17O317 || MACONDO

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17O317 || MACONDO

憤怒...


Estaba enojado. Muy enojado. Casi me comía las uñas y era el segundo lápiz al que le rompía la punta de lo duro que lo presionaba. Estaba enojado con el mundo que me había quitado los colores. Mi vida se había vuelto de negro por culpa de ellos.

Por qué se llevaron lejos a mi amigo. Era una conspiración.

— Shhh, silencio.

—Jodida vieja loca, malparida hija de su... – susurré donde estaba sentado.

—Shhhh, esta es la biblioteca.

Me paré de un tajo y salí por la puerta que se cerró como si la hubiera tirado un fuerte viento. Todo el mundo me siguió con la vista y siguió en lo suyo. Al rato me fue a ver HaRi. Estaba sentado en el árbol del patio donde mismo había visto a aquel muchacho extraño de ojos castaños. Quizás le podría preguntar por JiMin.

—Se puede saber qué te pasa. —Me preguntó HaRi desde arriba y yo arrojé un puñado de hojas secas que estaban a mi lado por delante mientras encogía los hombros —la

Señora Choi estaba muy inquietada por tu comportamiento. ¿Y esto que has escrito?

—Solo algo que se me ocurrió.

— ¿Te sientes de esta manera? ¿No querías ir a estudiar a la universidad?

—No importa lo que quiera. Sigo siendo quien soy y el mundo se va a asegurar que siga siendo así. Un pobre huérfano. Un mentiroso.

—Pues bien, siento decepcionarte. Me tomé la libertad de mandar tus diarios a una persona muy importante y quedó muy impresionada.

— ¿Que hizo qué? —mi actitud indiferente se transformó en una mezcla de enojo y alegría. Que combinación más rara.

No podía mostrarme alegre. No después de estar enojado y sobre todo no sin mi amigo.

—Bueno ya me lo agradecerás después. De cualquier forma esto que escribiste... es mejor... ¿Quieres que hablemos de ello?

—No.

—Bien, te respeto– me devolvió el cuaderno y yo levanté la mano para tomarlo. Se fue y yo seguí allí tirado.

— ¿Estás viendo los autos de nuevo?

—Hola, Ben.

— ¿Puedo leer? —me preguntó con la misma seriedad con la que disimulaba entender algo. Yo pensaba que Ben era una persona muy sabia aunque todo el mundo dijera que era un retardado. Es solo que existen muchas formas de sabiduría.

—Seguro, toma—procedió entonces en voz alta.

« Qué atrocidad »- pensé mientras leía.

Vengan a mi malos sueños,

Nazcan los actos siniestros,

Rompan mi alma en mil pedazos

Y háganme inmortal una vez más.

Vengan, oleadas de demonios,

Yo las invocaré, ¡Adelante destruir!

Soy el augurio de la tormenta

Soy la carne de sus anhelos

Úsenme, prendan fuego a todo

Juntos, vamos, mostremos el dolor,

El tormento en nuestras almas.

No habrá más luz,

Y no habrá más esperanza.

Y será éste nuestro mundo,

Y será esta su oscuridad.

Una luz se había encendido dentro de mí. Ya no eran los colores de mi amigo. Tampoco tenía la claridad de cuando él estaba conmigo, pero sería suficiente para encontrarlo. Saldría adelante y sería quien iría a buscarlo esta vez.

« Le diré que estaremos juntos por siempre, que nunca más tendrá que estar solo y que iremos juntos a la universidad. Seguro. »

Joder, pero algunas cosas seguían molestándome, cosas que no entendía. ¿Estaba enfermo? ¿Por qué no lo dejaban escribir? ¿Le hicieron daño? Si le hicieron daño iba a encontrar al culpable y lo mataría. ¿El director Lee tenía la culpa? Definitivamente las iba a pagar. ¿Pero dónde estaba? De no haber puesto la rabieta le hubiese podido preguntar a la señorita HaRi pero en lugar de eso había decidido actuar como un niño.

« Debo tener sangre fría para que no sospechenque sé algo. No digas adiós mi amigo. Te encontraré. Te encontraré. » 

II. amigo míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora