DIX-SEPT

57 23 6
                                    

17O325 || MACONDO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

17O325 || MACONDO

絕望...


— ¿Te puedo dar un beso?

No me dejó responder y se adelantó tomando con ambas manos mis cachetes. Lo que sentí no puede ser descrito. Era la primera vez que fundía mi respiración con otra persona y podía detenerme a saborearlo. Pasó sus manos por toda mi cara como si fuera un ciego tratando de aprenderse a otra persona. Acarició mis orejas primero con las manos y luego con sus labios. Para ese entonces ya tenía sus manos en mi pecho y desesperadamente buscaba alguna franja de piel en la que colarlas. Se acercó más como si no fuera suficiente y la física de nuestras almas se interpusiera en la meta de ser uno solo. El calor de su cuerpo me recordó que en otras ocasiones ya había sentido aquello. Un dolor increíble recorrió todo mi cuerpo y no pude evitar que un par de lágrimas salieran al mundo, cosa que hizo que se detuviera de inmediato y me mirara para mi sorpresa con cara de quien comprendía todo.

—Disculpa, yo tampoco puedo. Es que... en el lugar donde te sentaste... es donde esperaba a alguien todos los días —se había sentado ya de frente y miraba hacia sus pies, como si no hubiera pasado nada. —Sus padres le descubrieron y le prohibieron verme. Creo que se mudan y ni siquiera le pasan llamadas.

—Qué putada —le dije por decir algo, pero realmente deseaba que mi situación fuera parecida a la de él. Yo ni siquiera sabía dónde estaba JiMin. Regresé a casa más deprimido de lo que había salido y más enojado que antes. El señor Heo me esperaba tranquilamente en la sala leyendo el diario como siempre devorando todas las letras que podía.

—Estaba esperándolo. Llega tarde.

—Se fija usted en cosas poco importantes —le dije de paso para seguir de largo.

—Espere un segundo. ¿Qué tiene?

—Cómo le digo, se detiene usted en cosas sin importancia.

—Puede ser, pero no creo sea el caso. Venga aquí cuénteme.

— ¿Ha sabido algo de JiMin? —le pregunté como se pide un sorbo de agua en el desierto.

—A decir verdad...

— ¡¿Sí?!

—No quiero que usted se vea implicado en mi parte de nuestro acuerdo. ¿Recuerda, usted estudia y yo le encuentro a su amigo? Aunque es una tarea complicada y debo admitirlo no necesito su ayuda —diciendo esto extendió su mano a la mesa de centro sin levantarse y tomó unas hojas sueltas. —Me he tomado el trabajo de mecanografiarle esto. Es un manuscrito muy interesante. La semana próxima me da sus impresiones.

—Sin falta —lo tomé como cualquier cosa y todavía más deprimido no me quedó otra que echar un suspiro.

—Vamos anímese que pronto le encontramos. Además no estaba usted enamorado.

— ¿Yo? —por un momento me sentí descubierto pero hacía referencia al episodio con la señora Koo. —No, eso fue un mal entendido.

—Ya veo —dijo dando por terminada la conversación.

Encendió un cigarrillo y volvió a su periódico.





N/A: Si no se dieron cuenta, sí, ese es TaeHyung. Y de quien habla es HoSeok (información que cura)

II. amigo míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora