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La mañana llegó, era un día sábado por lo que MinSeok pudo quedarse en la cama de su hermano hasta muy tarde, el sol brillaba con mucha intensidad a través de la ventana y las cortinas blancas, dándole al cuarto unos reflejos color melocotón.

Se pasó gran parte de la mañana con su hermano en el jardín, él mayor hizo el desayuno para ambos y comieron afuera. Pero MinSeok no estaba tranquilo, ya no estaba asustado porque era un niño muy valiente, lo que estaba ahora era molesto porque Aquello se había burlado de el la noche anterior, y lo había visto llorar.  Por eso no apartaba la vista de la ventana que daba a su habitación, no veía la sombra de una figura esbelta con mucha claridad, pero sabía que estaba ahí, y además de eso sabía que le estaba sonriendo.

Es por eso que cuando Junmyeon salió para atender algunos asuntos del trabajo y lo dejó solo en la casa, corrió a su cuarto, buscó a Aquello en el armario y debajo de la litera, de echo paso a buscarlo por toda la casa pero no había rastro de él.

Bastante molesto por la situación resolvió que el mismo solucionaría el problema, sin ayuda de Junmyeon ni de nadie.

Quitó la colcha de la parte inferior de la litera, y colocó encima todos su juguetes, sus cochecitos, sus juegos de vídeo, incluso algunos libros que le robó a su hermano, todo en el lugar donde se supone Aquello quería descansar. Su plan era infalible, la sombra que lo había visitado esa noche no tendría un lugar donde dormir.

Se llevó una silla a su cuarto, se paró sobre ella para alcanzar el cajón más alto de su armario y guardo muy bien la almohada y las cobijas dentro de este.

Llegó la noche, MinSeok se sentía ansioso por ver cómo resultaba su plan. No sin miedo apagó el interruptor de la luz, se trepó a su cama y se cobijo lo mejor que pudo, hasta el cuello, hizo de todo para quedarse dormido porque el creía que Aquello no vendría si no hasta encontrarlo en un profundo sueño. Contó ovejas y recordó canciones de cuna hasta que pasada aproximadamente una hora ya estaba tranquilamente dormido.

Como la noche anterior, soñó con unos ojos perdidos en la niebla, pero ahora visualizó al dueño de dichos ojos, era un hombre, caminaba erguido en su dirección, con los brazos relajados, cruzando un poco las piernas cada que daba un paso. Justo cuando estaba por verle el rostro despertó de golpe.

Era de madrugada aún, su corazón empezó a palpitar más rápido cuando sintió esa corriente de aire helado en su oído. Recorrió toda la habitación con la vista y no encontró nada, no sintió tampoco a alguien en la cama de abajo.

Creyéndose victorioso se propuso volver a dormir, lástima que cuando estuvo a punto de cerrar los ojos, Aquello apareció sentado en la silla que había dejado frente al armario, estaban cara a cara, él espectro con la vista fija en MinSeok, las piernas cruzadas, los ojos brillantes de color dorado, la nariz delicada y la boca fina y roja. Aquello era más humano de lo que se imaginó.

MinSeok se sentó de golpe sobre la cama, retrocedió hasta chocar la espalda contra la pared y sintió las lágrimas bajando por sus mejillas, su delgado cuerpo estaba helado y tembloroso.

Aquello se puso de pié, el niño lo seguía mirando soltando pequeños sollozos, el espectro se acercó lentamente y estiró la mano, probablemente con la intención de acariciarlo como la noche anterior. Y chuparle la vida, según MinSeok.

En un impulso de valentía, mezclado con toda la rabia que sentía en ese momento, MinSeok cerró los ojos con fuerza, apretó entre sus manos las sábanas y cuando sintió a Aquello lo suficientemente cerca le propinó una patada en la cara. Acto seguido empezó a gritar a todo pulmón, y como la noche anterior, Junmyeon comprendió sus pesadillas y lo llevó a dormir con él. Lo último que escuchó MinSeok al salir de su habitación fue una risa delicada y melódica.

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Gracias por leer ^^
Pronto trece cosas sobre mi ahre no

Íncubo (XiuHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora