Capítulo 19: El show debe continuar

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AVISO: ESTE ES EL ÚLTIMO CAPÍTULO ANTES DEL EPÍLOGO. ASÍ QUE DESPUÉS DE PUBLICAR ESTE PUBLICO EL EPÍLOGO :)

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Abro los ojos con cautela. Las luces me ciegan, pero hago el mayor esfuerzo para tratar de permanecer despierto. Miro hacia todos lados: nadie. Lo que sí hay es un montón de tubos conectados a mí, y… una nueva pierna. No recuerdo nada, salvo unos ojos grises y el recuerdo de lo imposible. Katniss. Ella me devuelve a la realidad. ¡Ganamos los Juegos! Porque los ganamos… ¿cierto? ¿Estaré muerto? No, creo que no. La entrada de alguien especial me lo confirma.

— ¡Peeta! —Portia se lanza a mis brazos con felicidad, pero con algo de cuidado.

—Portia, me alegro tanto de verte…—susurro en su oído.

— ¿Y qué me cuentas? ¿La experiencia estuvo buena?

—De lo mejor—aseguro—. Casi muero, perdí una pierna, Katniss estuvo a punto de matarme, vi las muertes de muchos Tributos, pero en su totalidad ha sido estupendo.

—Me encanta que, a pesar de las circunstancias, sigas igual de bromista—dice con dulzura, una que jamás he visto.

—Te quiero, Portia.

—Yo también, Mellark—me vuelve a abrazar y me planta un gran beso en la frente—. Mira, te traje la comida.

Veo lo que me tiende: una bandeja con algo de puré, una manzana y un vaso de agua. Mi estómago se indigna, y yo también.

— ¿Es en serio? —pregunto escéptico.

— ¿El qué?

— ¡Esto! —señalo la bandeja.

— ¡Oh! Sí, es de verdad. Escucha, primero come y luego me cuentas, ya que eres tan inteligente, porqué es tan poca la ración.

Asiento y comienzo rápidamente con el puré. A la mitad de la bandeja adivino porqué es tan poco: mi estómago no da más. Ahora ruge, sí, pero de cansancio. Estoy exhausto, y la comida no ayudó.

—Así me gusta—comenta Portia al ver mi expresión—. Ahora te dejaré para que duermas.

— ¡Espera! ¿Cómo está Katniss?

—Está bien, en otra sala, descansando. Ahora te propongo que sigas su ejemplo, Mellark, si no quieres que te azote con esta… Ummm… lámpara—toma una lámpara de la mesita de luz y la agita con vehemencia.

—De acuerdo—refunfuño.

Portia se aleja y sale por una puerta. Yo la miro, pero al instante caigo rendido al sueño.

—Peeta…

Abro los ojos por segunda vez. Ante mí está Haymitch, lo que es raro, porque tiene cara de sobrio.

— ¡Haymitch!

Me da un gran apretón.

— ¿Cómo te sientes? —pregunta.

—Como sea, no interesa. ¿Cómo estás tú? Me han comentado que casi mueres de un infarto al verme convaleciente, ¿es verdad? —sonrío.

—Sí, es cierto, me descubriste. Planeaba violarte en cuanto llegaras, pero con tu pierna y eso… Me contentaré con Katniss.

—La tocas y te saco todo el licor que posees, Haymitch.

Las crónicas de Peeta Mellark: Mis primeros Juegos (LCDPM #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora