CAPÍTULO 4. ACEPTANDO SU MISIÓN

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Haroon solo vió la espalda de Sara en el auto donde se iba, por  un momento sintió tristeza y pena en su corazón,  se lamentó el hecho de no haberle preguntado su nombre completo, ella solo le dijo que estaban de vacaciones con una tía,  no le pre...

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Haroon solo vió la espalda de Sara en el auto donde se iba, por  un momento sintió tristeza y pena en su corazón,  se lamentó el hecho de no haberle preguntado su nombre completo, ella solo le dijo que estaban de vacaciones con una tía,  no le preguntó más porque al decir esto Sara volvió a su semblante triste,  él no quería eso,  le contó algo chusco que le sucedió a el cuando era niño,  y en ese momento ella le dijo que tenía sed y se iba a ir,  con tal de ganar unos minutos más fue por las bebidas,  se arrepintió de no a verle pedido ir juntos, pero ahora se propuso en su corazón orar por ella.

El joven estaba consiente de que las casualidades no existen,  siempre hay una razón y motivo por el cual suceden las cosas.

--Señor,  te pido por Sara,  cuídala donde quiera que esté y ayúdame para encontrarla de nuevo y que por fin pueda conocerte a ti— la oración aunque pequeña pero con gran sinceridad y de todo su corazón.

Al llegar a casa su padre lo notó ensimismado,  al igual que su abuela y su tía, pero  ellos siempre le daban su espacio, esperaban que él les dijera lo que le pasaba,  siempre que tenía algún problema tenía la confianza de hablarlo con ellos,  y entre todos lo ayudaban y orientaban.

Haroon sabía que esto no lo podía hacer solo,  creía en las promesas de Dios que si dos o más se pusieron de acuerdo en algo,  las cosas sucederían si estaba en los propósitos de Dios.

--Hoy conocí a alguien en los juegos – todos dejaron a un lado lo que estaban haciendo y le prestaron atención.

--¿ Hiciste una amigo? – preguntó su padre. Todos sabían que el joven tenía ese carisma que fácilmente lograba ganar la confianza de otros.

-- Si, o al menos eso creo, aunque ella no me alcanzó a decir si lo quería ser –Notaron algo de tristeza en sus palabras,  algo extraño ya que el siempre era alegre,  y contagiaba a los demás. Aún después de la muerte de su madre siguió así, no dejaba que nada lo entristeciera,  ni le quitara su ánimo,  se lo prometió a su mamá,  y ella siempre le decía que las promesas se deben cumplir, por eso no se debían hacer promesas a la ligera. Pero al recordar a Sara algo le preocupaba en su interior.
Aunque sólo fueron unos minutos que estuvo con ella,  dejó algo en él,  ese interés por su bienestar,  la necesidad de cuidar de ella,  y reconocía que eso solo provenía de Dios, por eso necesitaba que su familia lo ayudara , y sabía que ellos lo harían.

--Y ¿Qué pasó?,  me imagino que pasó algo por la forma en que lo dices corazón— su tía pregunto para motivarlo a seguir hablando.

-- Se llama Sara,  pero ella no estaba bien,  lo pude ver,  y Dios me lo hizo sentir también, pero no alcanzó a decirme,  por que se tuvo que ir,  no se ni su nombre completo,  ni tampoco de donde es, solo me dijo que estaba de vacaciones, pero creo que no le agradaba la idea por que me lo dijo muy triste— Haroon contó como la vió, la forma en que el se acercó a ella y lo que lograron hablar. En ese momento todos sintieron esa necesidad de orar por ella.

--No te preocupes,  si Dios la puso en tu camino él lo volverá a hacer— su abuela tenía la confianza y seguridad de que así sucedería.

-- Si quieres oramos juntos para que Dios te dirija y puedas ver que es lo que debes hacer –  Haroon asintió feliz de que su familia lo entendiera y apoyara. Y en ese momento se postraron y calmaron al Padre.

--- Dios, nuestro Señor,  nuestro Padre – clamó Alberto – te damos gracias por estar aquí como familia clamando a ti, ponemos en tus manos la vida de Sara,  que la cuides,  que tu Espíritu la acompañe,  que la lleves y guíes para que pueda conocer tu amor, y que guíes a Haroon en la dirección correcta, si es tu voluntad volver a encontrarla,  y pueda algún día llegar a los pies de Cristo. – Todos y cada uno clamaba a Dios con todo su corazón,  y en ese momento una atmósfera celestial los cubrió de forma extraordinaria,  pudiendo sentir la misma presencia del Espíritu Santo en ese lugar,  sintiendo como Dios estaba obrando en la vida de Sara.
Al terminar, Haroon sintió su confianza renovada,  dispuesto a hacer la obra que Dios tenía planeada para él. En ese momento propuso en su corazón no descansar hasta encontrar a Sara,  no importaba si fuera en unos días o si fuera en años,  sabía que la volvería a ver.

Lo que Haroon sentía no era un amor romántico, sino un genuino amor por su prójimo,  amor por aquellos que necesitaban escuchar un mensaje de esperanza,  de amor,  por aquellos afligidos de corazón,  por los heridos, lastimados,  ya sea por alguna persona o por las circunstancias que los rodearan.  El sabía que Dios lo estaba preparando para algo mayor,  que la enfermedad de su madre era el comienzo, y que la muerte de ella lo preparó más,  el conocía la tristeza, el miedo,  la pérdida,  pero sabía que había alguien que a pesar de las circunstancias estaba a su lado susurrando palabras de amor y paz en él,  la presencia de Dios no dejaba a Haroon, el lo sabía y tenia la certeza de ello.
En ese momento supo cual era su ministerio,  y no dejaría de llevar las buenas nuevas a todo aquel que lo necesitara. Aceptó su misión
Después de esa oración comieron como familia,  como una familia aun más unida,  y con un propósito en  corazón de cada uno de ellos.

--Las hamburguesas estaba deliciosas como siempre Elena – le dijo Alberto abrazando a su suegra y dándole un beso en su cabeza

--La que es buena es e buena—bromeó Elena

-- La abuela es bien modesta --- sonriendo expresó Haroon

-- Respeto niño que todavía te puedo dar con la chancla – al escuchar esa expresión Haroon puso cara de asustado y todos comenzaron a reír.

--A sido un día largo, y tenemos que descansar por que mañana salimos temprano— Todos se dispusieron a ir a descansar al escuchar lo que Alberto les decía. Estando en su habitación Haroon volvió a orar y a pedir una vez más por Sara.

-- No dejare de buscarte Sara, donde quiera que estés le pido a Dios que te cuide,  y solo estaré tranquilo cuando te encuentre – con esas palabra Haroon pudo cerrar sus ojos y descansar con plena confianza.






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