Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?
Salmos 27.1
No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; Porque no hay quien ayude.
Salmos 27.11
Mas tú, Jehová, no te alejes; Fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.
Salmo 27.19
Sara a pesar de todo no se sentía triste, no se explicaba lo que estaba sintiendo, Haroon causó una gran impresión en ella, no de forma romántica ella solo tenía 12 años. Sino que sintió como si fuera una amigo que la conocía de hacia mucho tiempo, como si fueran grandes amigos. Se sentía segura con él, al alejarse sintió un gran vacío, pero solo pensar en él volvía la sonrisa a su rostro. Haroon tenía algo y ella quería saber que era, pero se lamentaba no poder saber nada de él más que su nombre, no sabia si vivía ahí, o como ella que estaba de vacaciones, no conocía sus apellidos. Solo le pedía a Dios que lo volviera a ver.
Últimamente tenía esa necesidad de hablar con Dios, hacia mucho que no lo hacía, sus padres nunca fueron religiosos, pero su abuela en los sus últimos días la veía hacerlo mucho.
No es que fueran oraciones largas, sino pensamientos y expresiones cortas como en ese momento.
Había pasado una semana desde el encuentro con Haroon, y parecía ser que había sido una eternidad, Sara se sentía desanimada, su mamá no estaba con ella, prácticamente esa semana se había olvidado de ella. Nunca la veía, ni su papá le hablaba.
La única que se preocupó en algún momento por ella fue su tía Bianca, pero ella se fue, tenía un trabajo que la hacia viajar constantemente. Y solo estaba la encargada de la limpieza de la casa
Parecía que la situación en vez de mejorar iba empeorando día a día, en la segunda semana su madre apareció en el desayuno
--Hola ma!—exclamó con alegría Sara, ya que no la había visto, pero su madre estaba algo distante y muy rara. Sentía que algo malo estaba pasando y las palabras de su mamá se lo confirmaron.
-- Tu padre y yo nos vamos a divorciar – Se escuchó el ruido del tenedor que sostenía Sara, eso no podría estar pasando, sabía que había problemas pero no esperaba que sus padres se separaran, hacia casi un mes que no veía a su padre –Por el momento nos quedaremos a vivir en esta casa— las palabras de su madre la volvieron a la realidad—solo será un corto tiempo
-- Pero me queda un año de escuela todavía, mis amigos están allá, no podemos quedarnos aquí mama—con lágrimas en sus ojos veía a su madre tratando de convencerla de no alejarla de su padre, sus amigos, del lugar donde vivió su abuela, de alejarla de la maestra Sofi, la que se preocupaba por ella.
-- ¡Eh dicho que nos quedamos y es mi último palabra!, tu eres menor de edad y tendrás que hacer lo que se te diga --- Ximena no iba a tolerar la insolencia de su hija. Lo que Sara no sabía era que su mamá ya estaba decidida a irse a vivir con su "amigo ", solo que no sabia que hacer con Sara, Alfredo, el padre se Sara había sido muy específico cuando le aviso lo del divorcio, si no se queda con Sara no recibiría ni un centavo, era la única condición que tenía para el divorcio y con tal de no perder su estilo de vida ella aceptó, pero al mismo tiempo Ximena deseaba tener la libertad de tener que cuidarla, Darío, su "amigo " le había dicho que no le gustaban los niños, que les quitarán la diversión a ellos.
--Me puedo quedar con papá en lo que termino la escuela, y en vacaciones puedo quedarme contigo – Sara tenía la confianza de poder convencer a su mamá
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CUANDO TE ENCUENTRE
SpiritualDicen que el primer amor nunca se olvida Desde la primera vez que la vió frente a esos juegos quedó atrapado por ella, y todos los días oró por la princesa de cabellos castaños y ojos grandes. Ella no cree en el amor, ya no confía, el único momen...