Son las 9:45 am, tengo una cita para entrevistar a Juan José Nieves a las 10:00 am. Estoy más que lista, mi mente y mi cuerpo se sincronizan. La oficina está perfectamente organizada, minimalista, todas las paredes blancas y toda la decoración negra y plateada, un ambiente muy profesional. Tengo un vestido negro, zapatos de tacón, cartera a juego, en mi mano está el celular y mi libreta.
—Señorita Guerra, puede pasar —dice la secretaria.
—Muchas gracias.
Camino con toda la seguridad del mundo, mis zapatos haciendo ruido por cada paso que doy. Cuando abro la puerta me encuentro con esos ojos verdes fijos en mí y tengo que tragar hondo, siento un golpe en el pecho, de repente mi corazón se descontrola, respiro profundo y continuó mi camino en dirección al escritorio.
—Saludos señor Nieves, un placer, Amelia Guerra.
—El placer es mío — su mano se estrecha con la mía y siento escalofríos por todo el cuerpo. —¿Cómo puedo ayudarte?
—Sencillo, tengo algunas preguntas sobre su compañía. Estamos trabajando una nueva sección en el periódico para el cual trabajo y lo seleccionamos para que sea el primer entrevistado. Es una sección de negocios, queremos resaltar empresarios jóvenes, como motivación para la juventud.
—Excelente, me parece una idea muy buena. Adelante, pregunta lo que quieras. La realidad es que hace mucho tiempo no sentía nervios como en este momento, todas las preguntas fluyen a la perfección, él contesta de una manera tan organizada, es excelente con las palabras.
—Me dijiste que tu nombre es Amelia, ¿cierto?
—Correcto, Amelia Guerra.
—Que apellido interesante, va acorde con tu personalidad.
—¿Con mi personalidad? — pregunto con toda la intriga del mundo, jamás nadie me había dicho algo así.
—Sí, con tu personalidad. Me pareces una persona seria y fría, no es que quiera juzgarte, pero en tu tono hay cierta frialdad, la forma en que miras es una sentencia de muerte.
—Pues no se equivoca, pero yo no vine a hablar de mí, solo estoy haciendo mi trabajo y me gustaría terminarlo.
—Discúlpame, no sé porque dije eso. Entiendo, eres una profesional, no hay duda.
—Gracias por notarlo y tiene toda la razón, así que, si me disculpa, creo que tengo toda la información que necesito. Si me lo permite me retiro.
—¿Sabes qué?, no me gustaría que te retiraras, pero si es lo que deseas, adelante.
—No encuentro motivo para permanecer aquí —estoy totalmente confundida, no entiendo como llegamos a esta conversación y no sé porque se ha fijado en esos detalles de mí.
—Entiendo, es solo que me gustaría invitarte un café, ya que has preguntado tantas cosas sobre mí, me gustaría preguntarte algunas cosas sobre ti. Aunque si tienes novio supongo que no aceptarías.
—No, no tengo novio si esa es una de sus preguntas y muero por un café.
Ha soltado una risa y solo puedo pensar en lo perfecto que ha sido este momento en el que esos labios y esa risa me han paralizado, y el rayo de sol ha brillado en sus ojos creando la combinación perfecta. La realidad es que hubiera dicho que no, pero me ha intrigado demasiado, además de conocer todo este lado profesional que me ha contado en esta entrevista, tengo una necesidad incontrolable de saber de él. Antes de este día lo sabía, solo aquella fotografía y esa mirada que me hiso imaginar cosas que pensé jamás pasarían y estar aquí con una invitación y una posibilidad. Soy Amelia Guerra, siempre tengo lo que quiero. Entre mis piernas hay un mar de sensaciones, quizá hoy no sea el día, pero la imaginación es mía y el día apenas comienza.
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En boca abierta...
RomanceSoy Amelia Guerra. Tengo 25 años, soy una periodista exitosa. Guardo un secreto, uno que me encanta, que me llena, que me hace sentir plena y en ocasiones me hace querer desaparecer. Soy adicta al sexo, no lo decidí yo, lo decidió la vida que me cre...