Esta mujer es una tortura con piernas. En el instante mismo en que el Sr. Matos me llamó para pedirme que trabajara con ella, sabía que mi vida entraría en caos. Tenerla cerca era un sueño y una pesadilla, saber que puedes tocarla, sentirla, pero jamás tenerla. Amelia es muy joven, solo 25 años y yo un hombre de 34 años con una vida ya formada. Yo jamás le había sido infiel a mi esposa, ni siquiera lo había pensado, aunque tenía oportunidades de más, pero cuando Amelia entro por la puerta de mi oficina el mundo, mi mundo colapso.
Se había dirigido hacía mi con mucho respeto, era toda una profesional, sabía muy bien lo que hacía. En esa ocasión trabajábamos un tema relacionado al gobierno. Las horas a su lado parecían volar, me desesperaba la idea de tener que alejarme de ella. Se movía con una gracia increíble, cuando hablaba te dejaba hipnotizado, tan articulada, tan centrada, tan sensual. Eso era todo, era la mujer mas sensual que yo había visto. Cuando llegaba a la estación mis compañeros se quedaban mirándola, deseándola y estoy seguro de que ella lo sabía porque el sonido de sus pasos, el taconeo de sus zapatos llenaba el pasillo haciendo eco en todo el lugar y mi corazón ya empezaba a latir como loco al son de sus pasos. Debo admitir que me siento orgulloso de tener a esa mujer para mí, claro, sé que no es mía, pero cuando esta sobre mis labios parece serlo.
Amelia y yo jamás seremos nada, no porque yo no quiera, pero si la vida me la hubiera puesto de frente un tiempo atrás no la hubiera dejado ir. Mi problema es ser un hombre muy recto, aunque esto que hago no lo demuestra, no sería capaz de abandonar a mi esposa, no tendría corazón.
Hoy Amelia estaba espectacular, como siempre, claro está. Tenía una falda, una blusa y sus tacones, esos mismos que jamás le quito porque me enloquece verla con las piernas abiertas y los zapatos de tacón en el aire. Desde que llegó ya quería quitarle todo y puedo decir por su mirada que se sentía igual. Le explique sobre todo lo que había recopilado hasta ahora y luego paso lo que tanto deseaba. Se acercó y me besó, mi lengua invadió su boca, estaba desesperado por sentirla, puso sus manos en mi cuello. Se preocupo porque nos podían ver, pero sabiendo como somos ya tenía la puerta con seguro. La acorralo contra la pared. La adrenalina se apodera de mí.
—Señor oficial, ¿Qué he hecho para que me tenga de esta manera? — pregunta en tono sensual.
—Señorita, su único delito es no ser mía. Pero eso lo resolvemos ahora. — Le dije y sentí una corriente por todo mi cuerpo, algo que no siento con nadie más, así es, con nadie.
Amelia me baja el pantalón y posa esa delicia de boca sobre mi pene, esa sensación me hace dar un gemido de placer. Tiene una habilidad increíble, tengo que admitirle que es la mejor. Luego me dice que quiere tenerme adentro, y yo obedezco, la llevo al escritorio, se recuesta y allí la penetro, sintiendo las oleadas de deseo por todas partes. Es una obra de arte lo que pasa allí. Cuando terminamos me siento a ver como se prepara. Pasamos el resto del día concentrados en la investigación. Sin embargo, aquí estoy yo, luchando con mi mente para poder hacerle el amor a mi mujer sin tener que volver a escuchar el dilema de que sospecha que tengo a otra. Pero ¿Cómo diablos me saco a esa mujer de la cabeza?
***********************************************************************************************
Que les parece el agente Vega? Me gusta mucho esta técnica, nos deja ver un poquito más sobre Amelia pero de los ojos de otros personajes!
Me pueden seguir en FB: Nana Girona-cuentista y personal: Nana Girona
Espero les este gustando la historia!! Please, no se vayan sin comentar y votar por el capítulo!
ESTÁS LEYENDO
En boca abierta...
RomansaSoy Amelia Guerra. Tengo 25 años, soy una periodista exitosa. Guardo un secreto, uno que me encanta, que me llena, que me hace sentir plena y en ocasiones me hace querer desaparecer. Soy adicta al sexo, no lo decidí yo, lo decidió la vida que me cre...