Capitulo 30

20 4 0
                                    

Pero,por mi mala suerte la siguiente noche la vuelvo a tener,pero tengo un poco de suerte y puedo despertar de ella aunque con un difícil esfuerzo.

Me pongo en el borde de la cama,sudando y con la vista fija en la nada.No tengo idea de porque todo lo malo me pasa a mi pero se que yo,también,por una parte me lo merezco.

Me pongo en pie y empiezo a acariciar a Caramelo,el único que me entiende y se que aunque no pueda hablar siente lastima por mi.

A las siete de la mañana me vuelvo a despertar por la misma pesadilla.Me levanto sin hacer ruido y me dirijo a la cocina,para prepararme un café.

Intento huir por la puerta cuando veo a mi padre en la cocina pero el se da cuenta de que estoy ahí y me hace volverme.

-No puedes dormir?-Me pregunta sabiendo la respuesta,niego con la cabeza.
-Y tú?-Le pregunto
-Tampoco
-Sabes,nunca me habría imaginado que mi vida dependiese tanto de una persona-Le digo a mi padre mientras cojo la cafetera y una taza.
-Me sorprendes-contesta mi padre cuando e terminado de echarme café.

Me llevo la taza a la boca haciendo que mis labios se abran,y dejo pasar el líquido caliente.

Hoy ahí luna llena,me sorprende que me fijé en eso.Cuando era pequeña siempre que estaba a punto de meterme en la cama miraba como estaba la luna y lo apuntaba en un cuaderno.

Cuando pasaba un mes comparaba las semanas y miraba si alguna de ellas coincidía,siempre con esa esperanza.

Un día mi padre,viendo el interés que tenía por la luna me llevo a un observatorio.

Puedo asegurar que fue uno de los mejores días que e podido pasar con ocho años.

Después,fuimos a comer a un restaurante y de postre me dejó comer un helado de tres sabores que no me llege a terminar.

Son recuerdos que no se olvidan,a pesar del tiempo que pase y las aventuras que ahí por el camino.

Princesa sin ModalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora