CAPITULO 1

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Nunca me imaginé encontrarme donde estoy ahora mismo, sentada en las escaleras de la casa club de los diablos el club de moteros más importante y conocido de todo Nueva York, nunca pensé que llegaría a esta situación pero no tenía a donde ir, me había quedado sin trabajo, sin casa y casi no tenía ni dinero para poder empezar de cero, todo esto gracias a mi madrastra y su abogado, pero el amor que le tenía a mi padre me ha llevado a estas circunstancias y ahora tenía que afrontar las consecuencias, en ese momento un grupo de motos entraron en el recinto parando cerca de mí, de una de ellas bajo un hombre al que yo conocía muy bien, aunque llevaba años sin verle nada en él había cambiado.

-¿Melisa?, Pensaba que llegabas mañana por la tarde.

-Yo también pero el desahucio se adelantó y tuve que venir antes, espero no molestar.

-Para nada, pasa que tenemos que hablar y te enseño tu cuarto.

Me enseñó la casa con rapidez y cuando llegamos a la que se iba a ser mi habitación se aseguró de que no había nadie al rededor y cerró con cerrojo antes de girarse hacia mí.

-Nadie puede saber que has sido policía , saben que tu padre lo era pero de ti no saben nada salvo que estudiaste derecho.

-Y eso es verdad-me miro un poco asombrado-Empezó un poco somo afición pero me terminó gustando y me gradué.

-Bien, pues ya sabes ni entiendes de armas, ni de defensa personal, ni de bandas...

-Lo sé no te preocupes que no va a ocurrir nada y si me preguntan hablare de mi pasado con tranquilidad sin mentir solamente omitiré mis tres años en el cuerpo.

-Bien, pues aclarado el tema te doy oficialmente la bienvenida a el club, espero que después de lo ocurrido te sientas como en casa, descansa y cuando vayamos a cenar te llamamos.

-Gracias tío Marcus.


Sentí a alguien sacudirme mientras decían mi nombre, abrí los ojos de golpe asustada de que hubiera pasado algo pero solo me encontré con la cálida sonrisa de mi tío, no recordaba en que momento me había quedado dormida pero por lo visto ya era tarde.

-Ya vamos a cenar, te espero fuera-recogí un poco la cama y salí casi detrás de él-La gente ya sabe que estas aquí excepto el presidente que todavía no ha llegado por lo que no habrá problemas.

Me senté a su lado viendo como todos hablaban y reían entre ellos, todo era muy diferente a lo que me había imaginado, todos estaban juntos y amigables no había silencios incómodos ni tensión en el ambiente hasta que entre yo y todos de me quedaron mirando en silencio, mi tío  carraspeo y todos comenzaron a hablar de nuevo,me agarró de la mano dándola un apretón como muestra de apoyo ya que sabía todo lo que rondaba por mi cabeza, si mis padres no hubieran decidido salirse del club yo habría  vivido rodeada de este ambiente y a lo mejor no habría ocurrido todo esto. Todos se quedaron en silencio al ver como una figura entraba en el salón, tendría más o menos mi edad y me sacaría una cabeza de alto, era rubio y tenía unos profundos ojos azules, su mirada chocó con la mía mientras un escalofrío recorría mi cuerpo, me miró durante un rato más y luego se giró hacia mi tío con una sonrisa socarrona en la cara.

-Marcus si quieres llevártela a la cama no hacía falta que la sentaras en la mesa, no creo que ella valla a hacértelo mejor por esto.

-Creo que te estas equivocando, no es ninguna facilona ni del grupo de nuestras chicas, es mi sobrina Melisa y se va a quedar con nosotros durante una temporada.

-¿Quien ha decidido eso?

-Yo, que soy el vicepresidente y ella como hija de un antiguo miembro del club tiene derecho  a quedarse .

-Eso es cierto, ¿De quién es hija?, porque no me suena haberla visto  por aquí.

-Su padre era Donnald Hout.

-¿Tú eres su hija?-Las miradas de todos iba de él a mí, asentí con la cabeza- No sabía nada de eso, las ultimas noticias que tuvimos de él era que se había retirado del cuerpo, ¿Que tal esta?

- Murió hace un par de meses.

-Lo siento mucho- los murmullos empezaron a hacerse oír por la sala mientras todos me miraban-Vamos a mi despacho, luego termináis de cenar hay asuntos importante que tratar.

Mi tío y yo nos levantamos para seguirlo al despacho, tenía las espaldas anchas y su chaleco se amoldaba a la perfección, entramos en silencio y nos sentamos en las sillas frente a su mesa.

-Explicarme que estaba ocurriendo.

-Bueno me imagino que la historia de mi padre dentro y fuera del club ya la sabes por lo que vamos a adelantarnos un poco, cuando murió mi madre poco tiempo después dejó el cuerpo, tras eso estuvo muy decaído y tuvo un pequeño infarto pero todo se quedo en un pequeño susto, termine mi carrera de derecho pero mi padre se puso mucho peor, un tiempo después se volvió a casar con una arpía y después de dos años de matrimonio mi padre ha muerto y ella no sé cómo lo ha hecho pero ha conseguido quitarme todo lo que me pertenecía, la casa de mi infancia, las cosas de mi madre y todo lo que mi padre y yo construimos juntos.

-Bien, me imagino que ya te han enseñado la casa y dado una habitación-asentí con la cabeza-Marcus puedes marcharte a cenar pero tú quédate que quiero hablar contigo-¿Tienes trabajo?

-No, estudie la carrera pero nunca tuve la suerte de poder trabajar de lleno en ella excepto cuando hacia trabajos a los amigos de mi padre

-Pues a mí me vendría muy bien una mano extra en algunos negocios del club y aunque te tendrás que ganar mi confianza pero de momento si quieres el puesto es tuyo.

-Está bien.

-Vale, pues mañana hablamos ahora puedes irte a terminar de cenar.

Cuando llegué al salón ya casi no había gente, terminé mi cena en silencio y cuando acabé me marche sin decir nada.

No podía dormir daba vueltas y vueltas pero con todo lo que me había pasado últimamente me era imposible cerrar los ojos, me levanté y me puse una sudadera por encima de la camiseta del pijama, salí hasta la entrada y me senté en las escaleras apoyándome en uno de los maderos del porche a mirar las estrellas, después de unos minutos sentía alguien sentarse a mi lado me gire y me encontré con el presidente.

-¿Qué haces aquí?

-No podía dormir y me imagino que tú tampoco.

-Tienes razón-nos quedamos en silencio mirando las estrellas- tú sabes mi nombre pero yo el tuyo no.

-Cierto, mi nombre es Drew Anderson.

-Un placer-no volvimos a decir nada y nos quedamos mirando a la nada, mi padre quería que estuviera aquí, la carta lo decía de una forma muy clara que aquí había algo muy importante para mí, no tenía nada de importancia en mi vida tras la muerte de mi padre no me queda nada excepto mi tío y aunque hubiera conseguido quedarme con la casa de mis padres hubiera venido con mi tío de todas formas, me comenzó a entrar sueño por lo que me levente y fui a entrar en la casa pero la voz de Drew me paro.

-Descansa Melisa.

-Buenas noches- sin decir ni una palabra volví a mi cuarto y me metí en la cama  pensando en las palabras de mi padre hasta que conseguí quedarme dormida.


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¡Volví! Se que he tardado bastante en volver a aparecer por aquí pero bueno ya he vuelto y os traigo esta nueva historia.

¡Espero que os guste!

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