Capítulo 13: Sueños rotos

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Capítulo 13:

Podía haber perdido la cuenta del tiempo que transcurrió después de ese pensamiento, pero Brenna no tuvo la fuerza suficiente para detener todos los pensamientos sucesores a ese. Jaló el brazo con tanta fuerza que las uñas de Lysander se internaron en su piel, pero ella apenas lo sintió.

Se quitó la sortija con tanta fuerza que su dedo podía haberse roto, pero el único sonido que era capaz de escuchar era el del constante bombeo de sangre a través de su cuerpo.

Arrojó el anillo con desdén, como si este le quemara. No lo necesitaba, nunca más.

-¿Qué significa esto?-. Ella ni siquiera parpadeó ante su violenta reacción.

-Me cansé Lysander, necesito a alguien que me valore y me ame verdaderamente, alguien que regrese a casa después del trabajo, alguien que esté dispuesto a conversar conmigo después de cenar, alguien con quien ir a ver una película, ir al museo o a la playa. Lo que necesito es a alguien que me considere como su principal prioridad, alguien que esté en los buenos y malos momentos, alguien que se quede conmigo cuando enferme o cuando lo necesite...-. El llanto le impidió continuar, su voz era succionada por sus débiles sollozos.

-No lo harás, no lo permitiré y lo sabes, te haré pedazos-.

El pánico la azotó al observar su expresión violenta y enloquecida. Él tenía los nudillos blancos de tanta presión ejercida.

Ella dio unos pasos atrás y su tacón se rompió, sintió como su cabeza impactaba con el duro pavimento, y todo se volvió negro.

Cuando recuperó la conciencia, se encontró en lo que parecía una habitación de hotel, vestida con una delicada bata de encaje, sin nada debajo. Le dolía la cabeza y su vista no le permitía ver correctamente y la poca iluminación tampoco ayudaba.

Un fuerte olor a Bourbon la desconcertó, con dificultad giró su cabeza hacia el origen de ese potente aroma. Lysander usaba una bata de algodón azul, tenía el pelo despeinado y el rostro demacrado.

Ella apartó la sábana que cubría su cuerpo, el frío de la baldosa le heló el cuerpo, con pasos torpes buscó su ropa y al no obtener resultado, miró a Lysander.

-¿Dónde está mi ropa-. Preguntó arrastrando las palabras con irritación.

Él no respondió, solo se puso de pie y vació la copa de boubon de un solo trago.

-No podrás retenerme Lysander, no soy un capricho tuyo, no pienso quedarme a ser parte de esta farsa-.

Otra vez la única respuesta fue el silencio, ella deseó arrancarle del rostro esa expresión indiferente, quería rodear con sus manos su cuello.

-No me importa si me llevas a los tribunales, sabes por qué, porque eres un fraude, lo nuestro es un fraude, un teatro mal improvisado, sabes perfectamente que nuestro ''matrimonio'' podría ser fácilmente anulado en una corte-.

Lo vio palidecer, pero no obtuvo respuesta alguna, aquello la enfureció de tal mano, que un extraño hormigueo recorrió su mano y ella desplazó su mano velozmente hasta su mejilla. Y tal como esperaba, él ni siquiera se inmutó.

Con pasos cortos y rápidos, se dirigió al baño, sentía unas fuertes náuseas. Se sujetó del inodoro y depositó lo que aún le quedaba en el estómago.

Se enjuagó el rostro y la boca con agua y pasta dental, y por primera vez contempló su demacrado rostro, tenía un moretón en la mejilla, una pequeña herida en la sien, y otra en los labios.

Un amor Tras el engaño Saga Betrayal 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora