Capítulo 21: Sinceridad.

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Brenna se quedó paralizada ante su comentario. - Por supuesto que no-.

-¿Ves? No debes sentirte de esa forma entonces-.

Brenna suspiró, por un instante había creído que Bianca desconfiaba de ella, y no la culpaba, quien confiaría en la hija del hombre que planeaba destruir la empresa de su familia.

-Bianca, no quiero que creas bajo ningún motivo que estoy trabajando con mi padre, jamás haría algo que pudiera dañar a Lysander o a tu familia, ustedes han tratado como una más de la familia, me hicieron me sentir que por fin pertenecía a un núcleo familiar estable que ama y se preocupa por mi bienestar-.

-Brenna... -. Brenna la abrazó, era la primera vez que se sentía parte de algo, Bianca la abrazó de igual forma.

-La verdadera razón por la que huí de casa es porque tenía tanto miedo de que lo que mi padre hacía me arrastrara con él, ya era lo suficientemente difícil ser la hija de alguien así, necesitaba un lugar donde fuera Brenna Heinz la nieta de un hombre honrado y justo, no Brenna Shpigel, la hija del más temido criminal de Europa-.

Ella vio como Bianca perdía el equilibrio y se aferraba a una pared, su cuñada fue a la cocina y trajo dos copas y una botella de Retsina, luego sirvió grandes cantidades en ambas copas.

-Toma, necesitas esto tanto como yo-. Bianca apenas terminó de hablar cuando tomó la copa e ingirió todo el líquido sin pensarlo.

Brenna hizo lo mismo, sintiendo el singular sabor del vino acaparar todo su paladar.

-Lo siento Brenna, pero estoy demasiado impresionada, ¿cuándo cambiaste tu apellido? -.

-Seré sincera, lo hice después de escapar de casa, meses antes de entrar a la universidad, estaba demasiado asustada y sola, mi padre tenía demasiados enemigos y no encontré otra opción-. Las lágrimas cubrían sus pálidas mejillas con su brillo transparente.

-No necesitarás ocultarte más, quiero que sepas que novte dejaremos sola, tienes mi apoyo y sé que Lysander también te apoyará-.

-Gracias por todo-. Brenna se tomó otra copa.

-Levántate, ya quiero verte con el vestido puesto-.

Brenna se estaba olvidando de ese detalle, la ayudó a cargar el saco escalera arriba.

-Debes cerrar los ojos, pedí que le hicieran unos arreglos, espero que te gusten-.

Brenna cerró los ojos, escuchó el sonido de la cremallera y su emoción aumentó, ese sentimiento que la invadía era totalmente distinto a la vez anterior, aún podía recordar el día de su "boda", Lysander la tomó por sorpresa esa mañana, no se había casado con un hermoso vestido blanco pero se había sentido como la novia más afortunada de todas.

Él lucía tan impecable y elegante como siempre, con su increíble traje negro a la medida y esa sonrisa eclipsante que aún la seducía.

-Ábrelos ya-. Sus recuerdos se esfumaron rápidamente, ella obedeció inmediatamente y se quedó sin palabras.

Era más hermoso de lo que recordaba, la exuberante cola que tenía con anterioridad, tampoco el exagerado escote, era de un delicado encaje y un escote discreto de semicorazón.

-No lo pienses tanto y pruébatelo ya-. Parloteó Bianca llena de emoción.

Brenna no podía salir del trance y solo pudo asentir con un leve movimiento de cabeza.

Todo fue tan rápido, el ajuste de los tirantes y el cierre sin ninguna contrariedad aparente, sentía como la delicada tela se ceñía perfectamente a cada centímetro de su piel como si ese traje hubiera sido creado a su medida.
Ella se giró fácilmente desplazando fácilmente la delicada y ligera cola del vestido, necesitaba verse, era una conmoción insólita y sobretodo curiosa, cuando estudió la imagen que le devolvía el reflejo del espejo se maravilló, el vestido tenía un contraste perfecto que no la hacía lucir como un fantasma sino que le devolvía un brillo natural a su piel, sus curvas resaltaban pero no la hacían sentir incómoda, le daba un aspecto más femenino a su figura.

El sentimiento que había sentido al probarse por primera vez el vestido no fue tan placentero como el de ese preciso instante, se veía y se sentía como una novia de verdad.

-¿No dirás nada? -. Preguntó Bianca con un tono angustiado. -Sé que te sentías un poco incómoda la primera vez que te probaste el vestido, por eso intenté hacerle unos arreglos, se ve muy diferente, entiendo que no te guste-.

-No es eso, me casé con un traje color marfil de dos piezas de segunda mano, no tuve la ilusión de ir a comprar un vestido porque mi boda fue bastante precipitada, pero ahora me siento como una... Novia de verdad-.

Bianca la abrazó mientras Brenna lloraba de la felicidad, era la novia que siempre había soñado ser con el esposo que siempre quiso tener, solo hubiera deseado algo que su madre estuviera a su lado en ese momento, porque a pesar de la tensa situación que hubo entre ellas y el débil vínculo que habían forjado, su madre le había dejado unos recuerdos añorables y tiernos.

Su madre no siempre fue un ogro, ciertas veces iba a su cuarto y tocaban juntas el piano, en ocasiones solía peinarle el pelo antes de dormir, cuando iban juntas a sembrar en el jardín, todo eso había sido cuando su hermana claramente no estaba en la casa y sobre todo antes de que las tensiones laborales y maritales la hubieran llevado a la ansiedad y la anorexia, aún era capaz de recordar las hirientes palabras que su padre le decía, sus actos violentos, hasta que un día...

Brenna apartó ese súbito y atormentador recuerdo de su mente, no quería que precisamente en ese instante la alegría que sentía se esfumara.

-Serás la novia más bella de todas-.

-Gracias, eso será gracias a ti, lo que le has hecho al vestido ha sido espléndido-.

-Era justamente lo que necesitaba, me sentía un poco oxidada y quería demostrarme a misma que todavía poseía mis habilidades-.

-Te sobra el talento, si eso es lo que pudiste lograr con un par de arreglos a un vestido diseñado por alguien más, ¿no has pensado en invertir ese talento? -.

-La verdad es que siempre he querido diseñar bisutería y trajes de novia, pero mi madre no quiere que yo trabaje en algo tan poco próspero-.

-No dejes que nadie se interponga entre tus sueños-.

-Quiero alcanzar algo por mis propios méritos, no quiero que nadie pueda decir que mi apellido me vaya a llevar a conseguir mis planes-.

-Es entendible, sé que puedes lograrlo, no importa lo que nadie diga-.

Bianca le sonrió, se quedaron hablando durante unas horas más, Brenda preparó algo para comer y luego Bianca se fue.

Guardó el traje en un armario del cuarto de huéspedes, recogió algunas flores del jardín y las puso en un jarrón, cerca de las tres de la tarde escuchó como el auto de Lysander se estacionaba, había llegado el momento de decirle la verdad.

-Hola preciosa,tengo mucho apetito, ¿has guardado algo para mi? -.

Brenna sonrió dulcemente y le dijo con suavidad. -Preparé una Moussaka y un delicioso baklava para el almuerzo-.

-Gracias cariño-.

Mientras Lysander degustaba la comida, Brenna fue por un poco de Retsina, se sirvió un poco y se lo tomó de un sorbo, llevó la botella al comedor, esperaba que la valentía que sentía en aquel momento no le fallara a la hora de contarle todo.

-Estás muy callada mi vida, ¿ha ocurrido algo malo? -. Brenna lo miró a los ojos, viendo su expresión de una angustia genuina, ella sintió una descarga de adrenalina recorrer su cuerpo.

-Yo... No te he contado la verdad-.

-¿A qué verdad te refieres?-.

-Mi padre es uno de los criminales más peligrosos de toda Europa, su cargo de diplomático es una fachada, eso solo le da acceso a criminales de otros lugares del mundo y así expande su Imperio de narcotráfico, estafa, asesinatos y tráfico humano. Es un hombre despiadado y sin escrúpulos, debido a eso tuve que cambiar mi apellido por el de mi madre, no quería que él me arrastrara consigo y mucho menos después... -. Brenna hizo un pausa y prosiguió. -Después de matar a mi madre-.

Un amor Tras el engaño Saga Betrayal 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora