Buenas nuevas, lectores y lectoras queridos~
A pedido de una señorita, haré un especial de lemmon. 7u7
A ver si eso les llama la atención(?)
Y como no tenía una razón en concreto para hacer tal especial, más que las ganas de satisfacer los deseos de esa joven, pondré como "excusa" un especial de +400 lecturas.
No puedo creer que haya llegado a más de 400 personas :"v
Pensé que nadie lo leería y que no iba a gustar... me alegra que vaya creciendo día a día y TODOS, pero TODOS, los comentarios, por más pequeñito que sea, me llena de alegría...
¡Sin más preámbulos, que empiece la acción!
________________Ichimatsu y Karamatsu se encontraban en la oscura y desolada sala del cine esa noche.
El mayor había querido ver una película de acción que pasaron por la tele, y su amargado novio, no se pudo negar ante el chantaje del de ojos azules.
– Joder, Kakamatsu... es una porquería esta película... –
Escupió aburrido y petulante, Ichimatsu.
– Anda~ Ichi, no te quejes, solo déjame disfrutarla, ¿Sí~? –
Puso ojos de cachorrito y le dio un pequeño beso en la comisura de los labios a su acompañante. Este gruñó en respuesta, una idea alocada surco su mente en ese momento y le fue inevitable sonreír de lado.
"No me voy a aburrir aquí esperando a que esta mierda termine, Amorcito... me las voy a cobrar justo ahora."
Pensó sin borrar su sonrisa, mientras dejaba caer una de sus manos "disimuladamente" sobre la pierna de su mayor.
Karamatsu no le dio importancia y siguió mirando la gran pantalla frente a sus ojos.
El de orbes violetas volvió a gruñir y deslizó dicha mano lentamente por la pierna de su novio, hasta llegar a su entrepierna, la cual presionó sin delicadeza alguna con sus dedos.
– ¿¡Qu-qué diablos!? ¡No... no hagas eso en un lugar así, Ichimatsu! –
Susurró con la voz alterada, mientras cerraba fuertemente sus ojos y evitaba soltar algún ruido vergonzoso que solo logre aumentar el ego del contrario.
– Vamos, Kusomatsu... nadie nos nota, están dando toda su atención a esa cosa a la que llamas película de acción. –
Susurró inclinándose para morder el cuello de su pareja, a la vez que movía en círculos sus dedos sobre el bulto en los pantalones ajenos. Sonrió con suficiencia al notar que sus caricias hacían efecto en el mayor y mordió nuevamente su piel, dejando una pequeña y rojiza marca en ella.
Relamio sus labios ansioso, nunca se causaría de tocarlo.
– Ba-basta... ngh... –
Rogó con la voz ahogada mientras se removía en el incómodo asiento del cine, llevó sus manos a la boca para que nadie descubriera lo que harían. Sí, ya se había resignado, cuando a Ichimatsu se le ocurría algo, nadie podía detenerlo, ni él y sus chantajes de sexo.
– No te cubras, déjame oirte, Karamatsu... –
Pronunció lenta y roncamente sobre su oído. Sus ágiles y delgados dedos abrieron la bragueta del jean azul que portaba ese día el de ojos azules y lo bajó de un tirón hasta que quedó a la altura de las rodillas, sus ojos se posaron en el creciente miembro que se ocultaba debajo del boxer negro y sonrío nuevamente.
– No hagas mucho ruido, amorcito. –
Se burló para luego acercar su rostro a la entrepierna de su novio y morderla suavemente, un agudo y ahogado gemido salió por los labios contrarios y la sonrisa de Ichimatsu se agrando.
Las temblorosas manos de Karamatsu se dirigieron al cabello contrario, enredándose en él y tirando casi de forma desesperada de este en el momento que la lengua del de orbes violetas hizo su aparición.
De un rápido y casi brusco movimiento, la ropa interior del mayor ya caía en la misma altura que su pantalón, y su tembloroso y manipulable cuerpo se encontraba sobre el regazo de Ichimatsu.
– Muévete para mí... –
Susurró mordiendo su labio inferior ante la imagen que sus ojos presenciaban. Karamatsu, con los ojos llorosos y los labios entreabiertos, sus mejillas pintadas ligeramente de un rosado y la mitad inferior de su cuerpo desnuda ante la mirada ajena, movía sus caderas de adelante hacia atrás, rozándose contra su pareja y dejando escapar gemiditos y quejidos.
– Mi-mierda... Ichimatsu... te necesito dentro, ahora. –
Soltó con la voz ronca por la excitación. Y eso fue la gota que rebasó el vaso. El nombrado desabrochó su propio pantalón y liberó su tan necesitado miembro, para dirigirlo a la entrada contraria e introducirlo con un solo movimiento de sus caderas.
– ¡Aaargh! ¡Maldito! –
Gritó en un susurro el de orbes azules, mientras un dolor desgarrador recorría su espalda entera.
El menor no se movió, esperando a que su novio se acostumbrara rápidamente a la sensación, había sido brusco; sí, pero fue culpa de Karamatsu, por provocarlo.
– Ya... diablos, estoy listo. –
Agregó luego de unos largos segundos, a la vez que comenzaba a mover sus caderas sobre la contraria en círculos. Las manos de Ichimatsu se encontraban aferradas a la piel ajena con fuerza, dejando la marca de sus dedos.
Los movimientos de ambos chicos se volvieron más veloces y torpes.
Karamatsu daba pequeños y rápidos saltos sobre el miembro de su novio.
E Ichimatsu lo acompañaba empujando su cintura hacia él y marcando el ritmo acelerado que llevaban.
Las manos del mayor se clavaron en la espalda contraria, en un inútil intento de calmarse. Cada roze de su piel le provocaba un escalofrío y le quemaba a la vez, era una sensación embriagante, que ambos amaban y jamás dejarían de amar.
– N-no puedo... ngh... soportarlo por mucho tiempo... –
Las palabras de Karamatsu salieron ahogadas entre gemidos y jadeos bajos, Ichimatsu asintió y se acercó a besar los labios de su novio, desesperado, hambriento, con amor, con deseo.
La lengua de ambos recorrían la cavidad contraria, las manos de ambos se acariciaban, recorrían pieles tan conocidas ya para ellos, las caderas de ambos chocaban entre sí, provocando un ligero chapoteo que se veía obstruido por el ruido de la película.
Unas cuantas estocadas profundas más, unos cuantos gemidos ahogados por parte de Karamatsu y gruñidos de placer por parte de Ichimatsu, y ambos llegaron al tan esperado orgasmo.
La espalda del mayor se arqueó y sus labios se apretaron para no dejar escapar nada.
Los dedos del menor apretaron aún más fuerte la piel del de ojos azules ante la sensación de ser asfixiado por su interior.
Los ojos de "Kusomatsu" se abrieron lentamente y una sonrisa se dibujó en sus labios al ver a su amada pareja: Mejillas sonrojadas, respiración agitada y su profunda mirada clavada en la ajena.
– Esto fue mucho mejor que esa asquerosa película. –
Susurró con una sonrisa ladina y besó fugazmente los labios contrarios, para luego alzar el cuerpo del mayor y subir su ropa interior y pantalón por él.
– Ahora, vámonos de aquí, me deprime esta gente sin vida social. –
Se levantó de su asiento y acomodó su propia ropa, mientras tomaba su mochila y las palomitas que habían comprado.
– Mira quién habla, tienes menos vida social que Choromatsu. –
Soltó una carcajada algo escandalosa, ganándose unos cuantos gritos por parte de los "inadaptados" que se encontraban en la sala de cine, tomó su chaqueta negra de cuero y rápidamente corrió a alcanzar a su novio.
– Oye, no me culpes por creer que todos son unos idiotas. –
Soltó Karamatsu en defensa propia y tomó la mano de su novio, el cual sonrío ante su acción y antes de que abandonen completamente aquella sala, se acercó al oído del menor y susurró un "Te amo" con su característica voz grave.
– Y-yo también te amo, Kusomatsu. –
Las palabras salieron solas, ensanchando la sonrisa que portaba Karamatsu y apretando más el agarre de sus manos entrelazadas.
Y sí, se amaban, deseaban pasar cada segundo juntos, Karamatsu era la debilidad de Ichimatsu, era el único que podía "domarlo" y el único que tenía un lugar en su corazón.
E Ichimatsu era todo lo que ese engreído de lentes ridículos podía pedir, era feliz a su lado, y no lo cambiaría por nada.
Ellos eran su todo, y eran su nada a la vez, eran sus sonrisas y sus muecas de molestia, sus peleas y sus reconciliaciones, su amor y su odio, eran sus días buenos y sus días malos. Eran irremplazables el uno para el otro.
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Amores Prohibidos y Secretos «IchiKara»
Hayran KurguEl clan Matsuno se dividía en la rama principal de la familia, completada por los trillizos Osomatsu, Karamatsu y Choromatsu, y la rama secundaria más importante, formada por Ichimatsu, Jyuushimatsu y Todomatsu Matsuno. Estos seis jóvenes tenían una...