Capítulo catorce

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*Michelle*

-¡Ya po Michelle, apurate!-empezarón todos a gritarme desde el auto.

Llevaba como 10 minutos buscando mis lentes de sol, y si no los encontraba no iba a ir a ningún lado, tenía que ir toda diva, no me había pegado el pique a comprarlo porque sí nomas.

Después de un rato los encontré, y las hueas estaban encima de mi escritorio, dónde busqué un montón de veces, yo cacho que hay duendes en esta casa, no es posible que pasen estas hueas.

Lo guardé en mi bolso y salí, mis papás me miraban con el medio caracho pero no los pesqué.

El viaje no fue tan largo, ibamos a algarrobo y nos demoramos como 1 hora y media.

Llegamos a un lugar súper lindo, lleno de cabañas, y ya me sentía llena de energía para disfrutar estos días que pasaríamos aquí.

Nos bajamos del auto y la Cassie se acercó al tiro a mi.

-¡Hueona, tenemos que ir sí o sí a recorrer ese bosque!

No había cachado pero habia un bosque precioso, dónde daban ganas de perderse e irse a la chucha.

-¡Obvio! hoy día mismo vamos amiga.-le dije poniéndome los lentes.

Después de un rato llegaron todos y el Seba con el Camilo nos fueron a saludar.

De repente veo que se baja el Matias, y el muy descarado había venido con su polola. Raramente esa huea no me causo nada, ni siquiera algo de celos, y era lo mejor de la vida.

-¿No te molesta esa huea?-me preguntó el Seba.

-Para nada.-sonreí.-Me alegro caleta de darme cuenta como realmente es el hueon.

El Seba me sonrió y después fue a hablar con la Cassie.

Me quedé revisando mi celular y justo llegó mi papá con el de la Cassie que habian ido a hablar con el administrador de las cabañas.

-Ya chiquillos.-dijo el tío-Arrendamos seis cabañas, una para cada matrimonio, y ustedes cuatro chiquillos van a tener que compartir una.

-¡¿Qué?!-gritó la Cassie.-Pero papá, si era una para nosotras dos con la Michelle po.-alegó.

-Es que no sabíamos que venía el Matias con su polola po, y ellos van a estar solos.-respondió el tío.

-¡Ugh! me carga la gente colá.-reclamo mirando a la parejita.

-¡Cassandra, basta!-la retó la tía.

Con los chiquillos estabamos cagaos de la risa viendo a la Cassie quejándose como cabra chica.

Después de un rato agarramos nuestros bolsos y los llevamos adentro, para ordenarnos y toda la volá.

Cada uno eligió su cama y ubicamos nuestras cosas.

Los chiquillos se quedaron conversando y yo sali a fumarme un cigarro. Me senté en un tronco y me puse a disfrutar de la naturaleza, que era maravillosa.

De repente llegó el Matias y me cagó toda la onda.

-¿Se te perdió algo hueon?-lo miré feo.

-Tenía ganas de hablar contigo.

-Pero yo no. Así que te podí ir.

El hueon ni se inmutó, y yo no tenía ganas de estar cerca de él así que me paré dispuesta a irme, pero me agarró del brazo.

-¿Pa' qué te arrancai? si en el fondo te mori de ganas de darme un beso.-me apegó a él.

-Como te gustaría hueon.-me reí irónicamente. -Supera que me importai un pico. No sé que huea te vi si no teni ningún brillo.-traté de empujarlo pero fue inútil, porque el desgraciao tenía mucha fuerza.

Coincidencias culiásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora