Capítulo diecisiete

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Michelle

El día había estado muy piola, a pesar por las miraditas y risas por parte del papá del seba. Estoy segura que esto iba hacer tema de burla por un largo tiempo.

Con las Cassie estuvimos todo el dia juntas. Ni siquiera miraba al Seba o me hablaba de él para putearlo como lo hacía normalmente.

Entramos a la cabaña y los chiquillos estaban acostados en sus camas. El Seba quedo mirando a la Cassie como buscando que lo pescara pero ésta ni siquiera lo miro, ¿que huea estos? parecían cabros chicos ya, peleando por todo.

Miré al Camilo y solo le sonreí, me daba risa que fuera tan ahueonao .

Me lancé a la cama con la Cassie y se puso a revisar con su celular en vez de pescarme a mi. De repente dio un salto y me miró con los medios ojos—me rei.

—Hueona...adivina quién me hablo.—dijo mirando su celular.

—Mh no sé hueona, ¿tu ex?

—No, ridícula. —puso los ojos en blanco. —¿Te acordai de ese mino que me comí en el último carrete del curso? él hueon, no sé como chucha se consiguió mi número.

—¡¿Me estai huebiando?! que era simpático ese hueon.

La Cassie asintió y siguio mirando su celular. Estoy segura que esta hablando con él por la cara de hueona que pone mientras escribe.

 —Está pasado a maraca hueon, que desagradable.—dijo el Seba y con el Camilo nos miramos sin entender el porqué de su comentario.

 —¿Lo deci por mi?— la Cassie lo miró enojada.

—¿Te llegó? que bueno que cachi como eris.—el Seba volvio a mirar su celular.

No nos dimos cuenta o todo fue rápido pero la Cassie estaba al lado de él, le quito el celular y le pego una cachetada. De esas que suenan rico y que hasta a uno le duele.

 — ¡No te soporto hueon!—le gritó la Cassie y le tiro el celular en el pecho.—Ojalá no hubierai venido, no sabi cuanto me desagrada verte todos los días.

El Seba se paró y salió de la cabaña pegando un portazo. Con el Camilo miramos a la Cassie, y se tiró en la cama boca abajo. El Camilo se fue a acostar al lado de ella y me hizo señas para que fuera a ver al Seba.

Me levanté y tome mi celular, salí y vi que el Seba iba caminando para la playa así que tuve que ponerme en modo deportista y correr.

Habré corrido un par de metros y ya estaba pal pico. Creo que debería dejar mi sedentarismo y ser más productiva, pero nah, que paja.

— ¡Seba, esperame!— Pare y me agarre el pecho con las manos, apenas me salia la voz.—¡Oh hueon, me voy a morir!

—¡Que eris exagerada!— me agarro del brazo.— ¡Respira hueona! no quiero que te mueras y me culpen a mi.

— Si me muero será por culpa de ustedes.— me miro serio.— Me tienen chata con sus peleas de pendejos.

— Tu amiga tiene la culpa.— se encogió de hombros.

— ¿Nunca hay pensado en conversar con ella? es una buena forma de que aclaren las hueas. Además ¿me podis explicar porqué te pusiste así con ella ahora?— sonrió  y empezó a jugar con la arena.—No te hagai el hueon y respóndeme.—le pegué un codazo.

—No sé, porque tenia ganas de pelear con alguien.—se encogió de hombros.

—¡Ugh! este culiao. Di la verdad rosa.—lo piñizqué.

Coincidencias culiásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora