Camilo
Después de una semana demasiado intensa en la playa volvimos a Santiago. Los últimos días fueron súper poco productivos, los chiquillos no me pescaban mucho y la Michelle ni me miraba, y esa huea me daba mucha lata.
Me levanté y me puse el uniforme, empezaba otra semana rutinaria más, que paja hueon.
Bajé y mis viejos ya se habían ido al trabajo así que me hice un pancito para irme comiendo en el camino.
Llegué a la sala y el Seba en vez de estar durmiendo como de costumbre estaba pegado al celular.
—¡Wena Camilito!—me saludó.
—¿Y vo? ¿desde cuándo tan animado?—lo miré raro.
—Ah hueon pesado.
Me reí y me eché en la mesa.
—Oye hueon, después de clases ¿acompañame al mall? tengo que comprarme unas zapatillas.
—Puta hermano.—dejo el celular encima de la mesa.—Voy a ir a buscar a la Cassie al colegio.
—Ts así con los amigos que te cambian por minas po.—lo miré feo.—Se ven todos los días y mas encima la vay a buscar al colegio, macabeo culiao.
—Eris envidioso hueon. ¿Por qué no me acompañai y después vamos al mall?
—Claro, y después ando como los hueones tocando el violín.
—Va a estar la Michelle.—me movió las cejas.—Además con la Cassie somos amigos nomas.
—No sabía que los amigos se comían. —me reí. —Y no quiero ver a la Michelle.
Seguía sentido con ella, me sentí utilizado hueon. Quien me manda a creerle también si hace como tres semanas atrás andaba loca por el Matías.
Por otro lado igual quería verla, y hablar bien las cosas con ella. Ya no éramos pendejos como para pelear y no hablarnos más.
Llegó la profe y no hablamos más.
El día pasó sin ninguna novedad. El Seba andaba pegado al celular y ni me hablaba el hueon.
A la salida se despidió de mi y después de pensarla un rato lo seguí.
—¡Seba hueon, espera!—se sacó un audífono y se dio vuelta.
—¿Que huea?
—Te voy a acompañar, me da paja ir al mall solo.
—Ya oh, vamos.
El colegio de las chiquillas igual quedaba lejos así que fuimos al paradero a tomar la micro. La huea pasó al tiro y llegamos como 15 minutos antes de que salieran.
—¿Que te dio por venir hueoncito?—me preguntó el Seba.
—Ya te dije, no quería ir solo a comprarme las hueas.—me encogi de hombros.
Me miró con los ojos entrecerrados como cuestionando mi respuesta pero no me dijo nada.
Después de un rato empezaron a salir todos y entremedio de un grupito venían las chiquillas.
La Cassie vio al Seba y corrió a saludarlo, la Michelle la siguió y al llegar dónde nosotros me saludó con un beso en la mejilla.
—Ya chiquillos, pasenlo bien. Le eché un condón en la mochila a la Cassie, no quiero ser tía aún, los amo.—se despidió de los chiquillos y a mi me hizo una seña con la mano.
—Pero hueona, no te vayai po.—el Seba la detuvo.—Vamos a ir al mall con los chiquillos, anda con nosotros.
—Mh no hueon, me da paja.—puso cara de disgusto.
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Coincidencias culiás
Novela JuvenilUn par de chiquillos rebeldes. Un par de chiquillas buenas para huebiar. Un odio mutuo. ¿ Que podía salir mal si juntas a cuatro hueones que se odian hasta la muerte?