twenty one.

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Enero, 28.

Jade.

Luego de que Zayn se fuera ayer de mi casa sin siquiera despedirse adecuadamente, una sensación de angustia estaba atrapada en mi pecho.

No Quería llamarlo ya que de todas formas, el no contestaría debido a su enojo. Maldición, entendía que se sintiera así, pero no era correcto que se fuera así, iba manejando como alma que lleva el diablo, y odiaba realmente cuando el se comportaba de esa manera.

Me Levanté de la silla del juego de comedor y una pequeña punzada se hizo sentir en la parte baja de mi espalda.

Gemí de dolor, caminé despacio hasta las escaleras y sentí un líquido que corría por mis piernas. Joder, no me pude haber orinado.

Un dolor, o mejor conocido como contracción me hizo gritar y sentarme lentamente en las escaleras.

–¡Mamá!.–Grité con voz ahogada.

Mis lágrimas se confundían con el sudor que se produjo en mi frente, otra contracción se hizo presente para hacerme gritar.

––¿Qué suce....–Mamá se quedo en silencio al verme en aquel estado.

–Mamá, me duele...Ahh!.

–Jade, ¿A cada cuanto tiempo te dan las contracciones?.–Su voz era temblorosa, producto de los nervios.

Mientras me ayudaba a levantar de las escaleras, en las cuales estaba incomoda y el dolor se intensificaba, ella le gritaba a Jamie que se despertara.

–Las siento, como...cinco minutos.–Mi respiración era agitada.

–El pequeño quiere salir, Jade, no tenemos tiempo, pero no puede nacer sin cuidados. Sientate aquí.

Me dejo en el mueble de la sala principal y ella subió las escaleras casi corriendo, en un santiamén bajo de la misma manera con las maletas.–Que por suerte la había realizado en caso de alguna emergencia como la de ahora.–Y las llaves del auto de Jamie.

En estos momentos lo que menos me importaba Era el problema que el iba a formar por eso.

Johanna manejaba rápidamente y marcaba el número de mi doctora obstetra.

–Estamos camino al hospital, sus contracciones son cada cinco minutos.

–Voy lo mas rápido posible, allá estaremos.

Una contracción mucho mas fuerte que las anteriores me sacudió completa, soltando un grito.

–Jade por favor respira como lo practicaste con la doctora, por favor. Voy a llamar a Zayn.

Me había olvidado completamente de el.

Johanna dejó el celular en el asiento y procedió a ayudarme a bajar del auto. No me había fijado que habíamos llegado Hasta ahora.

Mi obstetra estaba esperando afuera, Al visualizarnos hizo un tipo de seña a una enfermera y esta salió con una silla de ruedas.

–Llevenla a sala de partos ahora Mismo, no tenemos tiempo que perder.

Me llevaban rápidamente, los demás corrían detrás de la enfermera que llevaba la silla de ruedas en la que me encontraba.

***

Mi mamá me agarraba la mano derecha, y me limpiaba el sudor que yacía en mi frente.

–Puja, Jade.–Decia mi obstetra.

–¡No puedo hacerlo!, Mamá, ¿Donde está Zayn?

El me dijo que quería estar presente en el parto.

Dad. » z.m Donde viven las historias. Descúbrelo ahora