¡DAME A MIS HIJOS!

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Luego de que el mayor y él se hicieran oficialmente pareja, sí se le podía decir así, ya había pasado un mes en el cual prácticamente olvido sus problemas, tales como los celos de J.J al enterarse (gracias a Viktor) que él ya tenía un alfa nuevo, el hecho que las trillizas ya lo habían hecho público en las redes sociales que la nueva familia Altin Plisetsky se había formado y las múltiples llamadas de periodistas preguntándole si sus hijos cambiarían de apellido. Todo esto trato de ignorarlo por su bien y el de sus hijos los cuales ya se habían acostumbrado a llamar papá a Otabek y este a su vez a llamarlos hijos.

Otabek ya había cambiado de cuarto, ahora compartía con Yuri la habitación principal que se encontraba en la primera planta de la casa y su antiguo cuarto ahora era la sala de estudios y donde sus hijos tenian sus juguetes, mas bien era un salón de juegos.

Yuri estaba feliz, demasiado feliz, pues Otabek había aumentado las muestras de cariño hacia él y a los niños.

Hoy se había despertado temprano pues su teléfono empezó a sonar anunciándole que su celo llegaría ese día o a más tardar el siguiente día, por lo que empezó a mover suavemente al kazajo que dormía a su lado en un intento de despertarlo. - Beka... despierta, vamos Beka- Dijo para verlo y sonreír al recibir su beso de buenos días como cada mañana en cuanto el kazajo despertó. - Ya es el día, debes ir a dejar a los niños donde el cerdo- Recordó mientras abría su pequeño velador y sacaba sus inhibidores para proceder a inyectarse uno y luego tomar los supresores.

--Buenos días, Yura - Saludo levantandose y estirarando su cuerpo- Enseguida los despertare para irnos, luego volveré -Aviso el kazajo antes de dirigirse al baño. Era obvia la razón por la que mandaría a sus hijos con Yuuri y Viktor, quería pasar este celo con Otabek y si las cosas se salían de control no quería que sus niños los oyeran.

Por su parte, Yuri, se levantó y fue a la cocina a preparar el desayuno para sus hijos y su ahora pareja. Minutos después, mientras estaba terminando de cocinar, sintió como Otabek lo abrazo por la cintura y deposito un beso en su cuello, el cual ya no tenía ese collar, pues decidió que ya no lo necesitaba, ahora tenía un alfa, por lo que sonrió- ¿Ya despertaste a los niños? - Otabek respondió afirmativamente por lo que solto al rubio para ayudarlo a poner la mesa y en cuanto los niños bajaran con sus cosas solo comerían y partirían rumbo a casa de la familia Nikiforov. Al cabo de unos minutos, sus hijos ya estaban sentados comiendo en silencio.

--¿Mami no desayunara? - Pregunto el pequeño Chris, quien tenía su boca con un pequeño bigote de leche chocolatada.

--No, mami no tiene hambre, mi niño- Explico con dulzura mientras le limpiaba su boca- ¿Mi gatito se portara bien en casa del cerdo? No quiero que hagas travesuras, recuerda que Misha aún está enfermo. - Murmuro Yuri para luego sonreír y ver a Sasha el cual tenía una expresión triste. - ¿Sasha paso algo malo? - Pregunto para tocarle su mejilla- ¿Te sientes mal?

Este negó y alzo su rostro para verlo, poco después termino por mostrarle una nota. - Me dieron esto, no quería decírtelo-Admitió el niño pasándole el papel en el cual se leía "Eres solo el hijo de un omega traidor"- Me lo dieron en mi clase, no quería que lo vieras...pero...ugh.

El rubio arrugo el papel para lanzarlo pero no lo hizo. - Sasha, mama se hará cargo, tu solo ignóralos ¿Si? - Dijo para sonreír y besar sus mejillas. - Solo están celosos porque te pusieron en la clase especial de alfas. -El niño sonrio ante la mirada atenta del ruso. - Bueno, ya es hora- Dijo levantándose junto a los 3 e ir con ellos hasta la puerta con todas las cosas que utlizarian en el lapso de tiempo donde no estarían en casa. Beso su frentes. - Nos vemos en cinco días mis amores- Dijo para verlos irse en el auto con Beka, por lo que volvió adentro y empezó a limpiar un poco para después ir recostase en su cama pues empezó a sentir el calor invadir su cuerpo. Al estar en su cama se aferró a la almohada del mayor oliendo esta, que por obvias razones, estaba impregnada del olor de cierto kazajo.

El Ya No EstaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora