Matt llamó a todos, gritando. Era otro desmayo por la inyección. Cuando Cinnia llegó, los apartó a todos menos a Lydia.
— Lydia, ilumina aquí, por favor.— Dijo señalando el pecho de su amiga. Notó que no podía respirar, y se desesperó.
Nico llegó con el botiquín, el cual su hermana le arrancó de las manos.
Cinnia pensaba y pensaba. Ocho temporadas de Doctor House y no recordaba cómo hacer que respire.
Hasta que Rosso habló.
— ¡La aguja, entre la segunda y la tercera costilla!
A la chica se le iluminó la cara, o Lydia la estaba apuntando. Sacó rápidamente del botiquín la jeringa, y, sin dudarlo, la clavó en el pecho de su amiga. Luzbell abrió los ojos, tomando grandes bocanadas de aire.
Todos miraban estupefactos la escena.
— Tengo que ver esa maldita serie.— Rió Matt. Se acercó para abrazar a Lu, pero ella le colocó una mano en el pecho y señaló la jeringa.— Uy, perdón.
— Dioses ¡Todo por inyectarte esa maldita cosa! Menos mal que tu poder se desactivó con el desmayo ¡Si no, hubieras muerto, genia! ¿Y si Matt no estaba? ¿Y si Rosso no hubiera visto la serie también? ¿Y si...?
— Lo importante es que está viva, déjala ya.— Lydia sonrió.
Hasta la gente más dura se preocupa por sus pares. Por ahora, estaba amando aprender sobre los sentimientos humanos.
Todos salieron, menos Matt, que se quedó por si algo le pasaba. Antes de salir, Nico le quitó la jeringa, para que cuando sus poderes vuelvan no le quede un pedazo de aguja en el pecho.
Afuera, Nico buscó a Lydia para ir a caminar, claro, no sin antes hablar con Rosso sobre algo importante.
— Amigo, yo... Acepto tu relación con mi hermana.
Rosso estaba estupefacto.
— No tengo una relación con Cinnia. De hecho, creo que ni cerca de eso ¡Apenas me soporta, Nico!
— Sé que no sólo te soporta, soy su hermano. Igual, si a ti no te conociera, de todos modos notaría a kilómetros de distancia que te gusta, y apruebo eso.
Rosso se rió, y le colocó una mano en el hombro.
— Tú eres el único, querido. No te preocupes, te seré fiel hasta el fin.
Ambos rieron, y Cinnia se acercó a los chicos, con la cabeza baja y un ligero rosa en sus mejillas.
— Hola chicos... Rosso, gracias por lo de hoy.— Rosso abrió los ojos como reflectores, Nico sonrió.— T-tal vez no eres tan inútil.
Y salió corriendo hacia su cabaña. Ahora fue Nico el que le apoyó la mano en el hombro a Rosso.
— No diré que odio decir que te lo dije, porque me encanta hacerlo.
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Sangre de Vengador [Marvel Fanfic]
Fanfiction¿Recuerdan cuándo todos los vengadores peleaban, y, entre algunos, casi se matan? Bueno, las diferencias quedaron de lado, y, mientras algunos se retiraron, otros aún siguieron trabajando en la torre. Pero, ¿Qué pasa si algunos decidieron armar su...