Capitulo 20

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Se va la conexión a internet  y dejo de ver a mi niño, ni he podido preguntarle como estaba. Me fijo en la hora y me doy cuenta que allí en Seattle, es muy tarde, y mi hijo debería de estar durmiendo.

Me levanto para ir al baño, pero las piernas me fallan y caigo al suelo, ha empezado la cuenta atras, ya es demasiado, no puedo más, no sé en que día estamos, pero creo que ya ha pasado el mes. Todo está llendo demasiado deprisa, ya nada calma mi dolor de estomago, ya no puedo fingir más, se acabó.

No puedo levantarme, los días han pasado volando, el dolor se ha intensificado, ¿cómo arreglar esto?, ¿Cuándo acaba esto?, y sobre todo, ¿cómo acabará?

Me llevo la mano al estomago y grito de dolor, lo que antes no era grave para mí, o más bien no quería reconocerlo, se ha convertido en mi pesadilla, quiero que acabe todo, necesito ayuda, lo admito, necesito operarme ya mismo, porque sí no...no puedo ni pensarlo.

Una doctora corre hasta mí, me ayuda a levantarme, me lleva al baño, donde me paso una eternidad de minutos sentada llorando, con un dolor terrible y nauseas constantes, la maldita tenia está acabando conmigo, siento como algo me come por dentro, como cada día estoy peor, ya no puedo ni mirarme al espejo, tengo miedo, tengo mucho miedo.

La doctora llama a mi puerta para saber si estoy bien, ni la contesto, no encuentro las fuerzas para hacerlo. Me temo que voy a perderlo todo, ya es demasiado tarde.

Al ver que no contesto, la doctora entra en el baño, me ayuda a levantarme y vuelvo a la cama. Jamás me había sentido tan devil, tan inutil, me siento una invalida, ¿que va a ser lo siguiente?, yo ya no voy a aguantarlo más.

— Cariño, relajate, haremos lo posible por ti, no te rindas. — Me dice la doctora, tratando de animarme, pero no hay consuelo, supongo que ya no me quedan fuerzas para luchar.

Me tapo la cara con mis manos y suelto cada lagrima contenida, dejando atras las sonrisas fingidas, las mentiras al decir un "estoy bien", ya no puedo, ya lo he perdido todo.

Mientras dejo que miles de lagrimas escapen de mis ojos, recuerdo cada uno de los momentos que he pasado con mi hijo, con Christian, y lo mucho que les he fallado, y creo que eso sí que me duele, y en lo más profundo de mi corazón. Recuerdo el nacimiento de Teddy, lo mucho que me costó traerle al mundo, su primer año, sus primeros pasos, la primera vez que me dijo mamá, lo es todo para mí, al igual que Christian, que llegó a mi vida por capricho del destino, sin planearlo, y me enamoré perdidamente de él, me enamoré hasta de su afan por controlarlo todo.

Recuerdo las reuniones escolares de Teddy, las malas miradas, los insultos por parte de todos sin si quiera conocerme. Recuerdo esas miradas que me hechaban cuando estaba embarazada, Olivia fué la única que me apoyó, pues ella también estaba embarazada, solo que ella tenía 16 años. Era demasiado joven, demasiado ingenua, nunca me supe defender, me sentí tan sola...hasta que nació mi niño, eso me hizó cambiar, me hizó espabilar, entendí que había llegado a este mundo por algo, y no solo por un capricho.

Recuerdo como se lo tomaron mis padres, y como se lo tomó Kate, ese día peleamos, prefiero ni recordarlo...ya la perdoné y no soy una persona rencorosa.

Poco a poco, dejo que mis ojos se vayan cerrando, dormir es la solución, mientras esté dormida no duele, lo malo son las pesadillas, el miedo a no volver a abrir los ojos.

Lentamente abro los ojos, todo está oscuro, mi portatil tiene la luz verde encendida, lo que significa que tengo notificaciones. Mierda, ¿será Teddy?, joder, no puedo, no quiero que me vea así, hoy si que lo va a notar, y no quiero que mi niño esté triste, ademas, no me apetece fingir que estoy bien en este momento.

El cirujano entra en la habitación, me informa de que debo esperar. Él es el único que me puede operar, se supone que no debería estar aquí, en teoria esto es ilegal, este no es mi país, no tengo targeta sanitaria, así que la operación tendrá que ser cuando a él le venga bien, no me queda otra, ademas hay muchas operaciones citadas, y resulta dificil encontrar un día que esté el quirofano libre y no haya otra persona con cita para operarse.

Respiro hondo y contesto.

— No te preocupes, esperaré. — Contesto intentando parecer ser fuerte, pero en verdad, no lo soy, y me estoy desesperando.

— Lo siento Ana, el martes es cuando puedo, solo serán 3 días, hay que tener paciencia. — Me dice el cirujano y se marcha.

De nuevo me quedo sola, sin saber que hacer.

Llega la noche y no puedo dormir, tengo miedo, y estoy nerviosa, pues lo que tanto miedo me da, puede ocurrir en cualquier momento.

Me levanto y me atrevo a mirarme al espejo, no me reconozco, se me notan todos los huesos, parezco una enferma...."No lo pareces, lo eres". — Me recuerda mi subsconsciente.

Me volteo para no seguir mirandome, ¿cómo es posible que esté así en apenas dos días?. Mierda, ¿ y si en serio es demasiado tarde?

Vuelvo a la cama y cojo el portatil, tengo una llamada de skype perdida, es de mi niño. Al verla, no puedo evitar llorar, ya no puedo hablar con mi niño, no quiero que me vea así.

También tengo otra llamada de un desconocído, ¿quién será?, no sé porque pero decido llamar...

La llamada es atendida.

— ¿Christian?. — El corazón se me sube a la garganta.

— Anastasia...

Continuará...

Bueno gente,para celebrar que he aprobado, aquí os dejo otro capitulo xd.

Pd. ¿Saben que significa ese contunuará verdad?. Exacto habrá una pausa de unos diitas. No me maten, pero es que lo que viene...es fuerte.

Besiis

Capricho del destino (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora