6. Kattegat

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Tove

Como mi padre nos había dicho, después de unos años  desde que nos anunció que iríamos a Kattegat, finalmente la espera se terminó y partimos hacía el hogar del conde Ragnar. Nosotros ya llevábamos un tiempo viajando, esta vez fuimos en caballo, porque mi padre había dejado que los barcos estuvieran bien preparados, para luego traerlos y partir hacía donde Ragnar nos dirigiese.  

Mi padre estaba bastante emocionado con la idea de salir acompañado de Ragnar a buscar tierras, al igual que yo, era la primera vez que salía a hacer algo realmente importante. Como estuve un gran periodo de tiempo preparándome para una ocasión como esta, cuando mi padre anunció quienes de nuestra familia lo acompañaría, no dudo en escogerme a mi, dado a mis esfuerzos y la madurez que había tomado. Como también escogió a mi hermano Erlendur y a mi otro hermano Ari. 

Con cada paso que daban los caballos, me sentía más ansiosa, de repente me adelantaba para ver si encontrábamos la aldea de Kattegat, pero terminaba siendo nuevamente un monte con tierras verdes vacías. 

En uno de mis varios intentos de ver algo, finalmente dio resultado, en la cima de una cumbre me pose y por lo lejos vi la aldea, estaba entremedio de colinas y de grandes agrupaciones de arboles. Para mi fue algo extraordinario y casi imposible de creer.

-Vengan y vean.-grité sin siquiera mirar hacía el grupo que nos acompañaba. 

Los primeros en llegar fueron mis hermanos, a los que les dirigí una mirada acompañado con una sonrisa amplia. 

Una risa se escapó de la boca del Rey Horik.

-Vamos, no hay que retrasarse ningún segundo más.-dijo y partió en el caballo seguido por el resto de nosotros.

Después de unos minutos que se hicieron como segundos cabalgando, llegamos a las puertas de Kattegat, la gente nos miraba con asombro, como si supieran exactamente quienes éramos, para mi eso era algo nuevo, pero seguramente para mi padre no lo era, ya que era un Rey. Cada uno se fue bajando de los caballos y en eso fueron llegando seguramente y lo más probable esclavos de Ragnar que tomaban nuestros caballos y se los llevaban. Mi padre llevaba la delantera, caminaba con confianza, hacía algún lugar que el resto de nosotros no sabía cual.

-¿Estás emocionado?-le pregunto a Erlendur que esta de mi lado.

-¿Lo estas tu?-me responde.

Afirme con la cabeza y sonreí, un pequeño brillo salió de los ojos de Erlendur, por un segundo me pregunte, si pensaba en Gyda, aunque no lo sabía con certeza, porque jamás le había preguntado que había sucedido con ella. Al recordar a Gyda, me pregunte inmediatamente por Bjorn, hace mucho tiempo que no pensaba en él, pero rápidamente me olvidé de eso, ya que la voz de mi padre invadió todos mis pensamientos.

-Erlendur, Air y Tove, vengan a mi lado, hemos llegado a la casa de Ragnar.-dice y se dispone a entrar con confianza a su hogar.

Tuve un segundo para mirar mi al rededor para que frente a mi apareciera Ragnar.

-Rey Horik.-se levanta de su asiento junto con un pequeño cordero, que inmediatamente lo deja en el suelo.-Sea bienvenido.

Los brazos de mi padre se abren, para entrelazar un abrazo con Ragnar, miro de reojo a mis hermanos que se encuentran mirando la escena.

-Conde Ragnar, mi gran amigo.-responde mi padre con agrado y se dan unos golpes en la espalda, para luego separarse.

-Oí que vino en caballo. ¿Dónde están sus barcos?-pregunta.

-Están siendo preparados, no podía esperar, ya espere una eternidad.-contesta y luego recibe una copa y continua.-Les dije a mis hijos: Tengo que partir.-finaliza y da un trago.

El plan perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora