8. Ari.

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Tove

Hansen, fue lo primero que recordé al pisar ya tierra, no me había acordado de el en casi todo el trayecto y menos con la tormenta que había pasado. ¿Que había pasado con él? ¿Seguirá vivo? O ¿Ya estaría bebiendo cerveza con los dioses?

Mientras avanzábamos hacía el interior del lugar, yo junto a mis hermanos y más adelante nuestro padre, con el recuerdo de Hansen en mi cabeza, decidí que tenía que hacer algo para saber si se encontraba con nosotros o no.

—Ari.—llamo en un susurro a mi hermano que estaba a mi lado derecho.—¿Has visto a Hansen?—pregunto en voz baja.

Este me mira unos segundos y luego empieza a mirara a su al rededor.

—No.—niega con la cabeza.—Erlendur.—esté gira hacía nuestra dirección.—¿Has visto a Hansen?

Erlendur imita el gesto de Ari, para luego finalizar negando. Ahora el rostro de preocupación se presentó en todos nosotros.

—Tal vez murió.—habla Erlendur.

El silencio nos invadió.

—Iré a ver más atrás si está por ahí.—Ari sin esperar aprobación se marcha.

Ambos seguimos con la mirada a Ari, hasta que luego nuestro padre nos llama por nuestros nombres y nos hace una señal para avanzar en su dirección.
Mientras nos vamos acercando de a poco todos se van deteniendo, hasta que ya nadie avanza.

Miro hacia el frente en el cual Ragnar y Floki se intercambiaban un par de palabras y Ragnar después de eso inspeccionaba el lugar con cuidado y luego se dirige a Floki asintiendo.

—Paráremos aquí.—anuncia Ragnar.

Floki se apresura por pescar un pez junto al río a nuestro lado, la gente comenzó a unirse a el para pescar algo y otros comenzaban a sentarse en distintos lugares.

—¡Elrendur! ¡Tove!—llaman nuestros nombres.

Con Erlendur nos giramos para encontrarnos con Ari levantando su brazo para captar nuestra atención, pero luego nuestra atención cayó en la persona que seguía a Ari hacía nuestra dirección, Hansen.

—Lo encontré.—dice Ari sonriente.

Erlendur se acerca hacía Ari y golpea suavemente su brazo y luego sigue hacia Hansen para darse un abrazo seguido por golpes en la espalda con un intercambio de palabras. Estos dos ya sonrientes se acercan y yo también me dirijo hacía ellos, saludo a Hansen también de un abrazo corto.

—Me alegro que estés bien.—digo sonriendo y este me responde de la misma manera.

Ya el tiempo había pasado, la gente ya no se encontraba alerta, lo que eso me ponía un poco nerviosa, ya que a nadie le importaba si podían estar o no llamando la atención de gente desconocida. Por mi parte me encontraba sentada en el húmedo suelo junto a mis hermanos y Hansen, todos nos encontrábamos comiendo algo y conversábamos sobre distintas cosas, pero a la vez que me encontraba ahí estaba pendiente del al rededor.

Mi mirada caía en pequeños espacios entre los arboles y arbustos, preocupándome de que no hubiera nadie por ahi.

—Oye Tove, quieres algo.—pregunta Hansen de pie.

El plan perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora