7. Tierra.

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Tove

La noche siguió un tanto para mi y Elrendur un poco confusa y desconcertante tras enterarnos de lo que había pasado con la familia de Ragnar, pero puedo decir que a Erlendur fue al quien más le afectó. Pasó la noche bebiendo, hasta que quedo completamente borracho, hizo bromas con otros y reía todo el tiempo.

Yo se que intentaba sacar el dolor que le había causado al enterarse de todo, no lo culpaba, se que Gyda fue como un tipo de amor para el, aunque no comprendía muy bien como llego a ser tan importante ella para mi hermano, ya que tan solo se conocieron unos días y luego no supo de ellas nunca más.

Como sea yo me comporte normal toda la noche, de hecho me fui antes porque me sentía cansada, el largo viaje que habíamos tenido, todas las presentaciones en Kattegat, para luego finalizar con la desastrosa noticia. Todo eso me había dejado ya exhausta.

Una nuevo día soleado aparecía en Kattegat, mi padre nos llamo a todos hacía el puerto porque nuestros barcos se estaban ya acercando, y eso significaba que luego partiríamos hacia un lugar desconocido.

—Tove.—me llama mi hermano Air.—Apúrate.

Voy corriendo en dirección a mi padre con mis hermanos que están en el puerto esperando a los barcos que ya estaban a orillas de Kattegat, yo por lo visto me había quedado atrás.

—Mira esos barcos.—dice Air asombrado cuando me poso a su lado.

—Lo sé.—asiento con la cabeza mientras contemplo con admiración.

—Que hermosos barcos, rey Horik.—se acerca Ragnar hacia mi padre y este asiente.

Los barcos ya se habían detuvido en ese segundo y de a poco todos empezaron a bajar.

Mi padre comenzó a saludar a algunos de sus conocidos cercanos hasta a algunos amigos, por mi parte y de mis hermanos también comenzamos a saludar a gente que conocíamos y nuestros amigos.

—¡Tove!—escucho a lo lejos un grito masculino.

Miro hacia mi al rededor para ver entre la multitud de personas, que ya habían bajado de los barcos, una mano alzada captando mi atención.

—¡Hansen!—grite de vuelta entusiasmada.

De un segundo a otro veo como este se acerca a mi dirección sin dejarme si quiera ir yo a su encuentro, y luego me vi envuelta en unos brazos musculosos.

—Me alegro de verte otra vez.—hablo por primera vez aun fundida en su abrazo.

—Yo también me alegro de verte.—responde y se separa de mi con una sonrisa brillante en su rostro.

Somos luego interrumpidos por mis dos hermanos que se alegran de ver a Hansen.

—Amigo.—dice Erlendur animadamente con los brazos alzados y luego le da un abrazos amistoso.

—Hija.—la voz de mi padre se hace presente, doy vuelta en dirección proveniente de su voz, para encontrarme con su rostro y luego haciéndome una señal para acercarme hacía él.

Me acerco rápido hacía él, olvidándome por completo de mis hermanos y Hansen.

—¿Que pasa?

El plan perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora